Mostrando las entradas para la consulta Tortosa ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta Tortosa ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

viernes, 6 de marzo de 2020

Los Códices como medio de instrucción del clero

III. 

Los Códices como medio de instrucción del clero. - Inventada la imprenta perdieron casi todo su interés.

Para manifestar la grande solicitud que tuvo la iglesia de Tortosa desde los tiempos más remotos en la instrucción del clero, bastará citar un documento que podemos llamar oficial.

A los diez años de haber sido reconquistada esta ciudad, o sea el 1158, se dictó la primera Ordenación relativa a la organización de esta iglesia; titúlase Prima Ordinatio Ecclesiae Dertusensis. En el mismo año otorgó el Cabildo de Tortosa una carta de concordia o hermandad con el Cabildo de Tarragona; y entre los varios puntos que comprende hay uno que dice, que cuando un canónigo de Tarragona viniere a Tortosa, además de admitírsele en el coro y en la mesa de la comunidad, se le admitiese también a las conferencias que se daban en el claustro de la iglesia. Prueba esto que el Obispo y el Cabildo (que entonces vivían juntos en el convento o casa de la iglesia) atendían de un modo muy principal a la instrucción y al estudio, toda vez que sin desatender las obligaciones de su cargo, tenían conferencias literarias, collationes, en el claustro de la catedral.

Esta idea tan laudable sobre la instrucción del Cabildo y clero, no sólo no disminuyó en la iglesia de Tortosa en el transcurso de los siglos, sino que de cada día fue en aumento. Lo manifiesta una constitución que en 20 de mayo del año 1435 dieron el Obispo D. Otón de Moncada y el Cabildo. Acordóse en ella, que nadie pudiese obtener en la catedral de Tortosa Canongía o Dignidad, que no fuese Doctor o Licenciado en Teología o en Derecho civil y canónico, o al menos Bachiller en Teología.

Todo revela la suma importancia que en esta iglesia se daba a la ciencia, que si es necesaria en todas las profesiones, se requiere de un modo especial en el clero. Para prepararlo debidamente a fin de que pudiese seguir los estudios superiores, consta en un acta capitular del 26 de mayo del año 1498, que el Cabildo pagaba un Profesor que tenía a su cargo la enseñanza de gramática y humanidades; siendo de notar que este Profesor un mes antes de comenzar el curso, debía presentarse al Cabildo, o sea a una comisión del mismo, pera notificarli les llisons del any sequent; que es como ahora diríamos, para enseñarle el programa y aprobarlo si estaba conforme.

Este dato sirve para confirmar el punto que nos ocupa, a saber, que la adquisición de los preciosos Códices que en los siglos pasados constituían la Biblioteca de la catedral de Tortosa, estaba en su misma organización, en la cual se daba un lugar muy preferente a la instrucción del clero. Y aunque no consta de un modo tan expreso sobre los demás estudios, sábese que se daban todos los necesarios bajo la protección de la iglesia.

Atendiendo, pues, a que los Códices eran un elemento indispensable para este objeto, no hay que extrañar la suma diligencia que puso la iglesia de Tortosa por adquirirlos y conservarlos. Cuando los canónigos vivían en comunidad y cada uno tenía su respectivo cargo, como sucede ahora con los religiosos, solían hacerse inventarios de todos los objetos que pertenecían al Cabildo. Entre estos objetos estaban los Códices o libros.

De dichos inventarios se conserva uno en el archivo capitular, que es del año 1458. Al examinarlo llama la atención desde luego el número tan considerable de Códices que entonces había en esta iglesia, mucho mayor del que hoy día existe. De modo que en el largo transcurso de los tiempos han debido perderse muchos; y decimos perderse, porque la desaparición de tantos Códices no puede atribuirse a infidelidad ni a descuido de los encargados de su custodia, sino que principalmente se debe a las corrientes de algunas épocas que nos han precedido, en las que no había de mucho el gusto y la afición de ahora de conservar e investigar los objetos arqueológicos.

Así se explica que cuando se descubrió la imprenta, y los libros ya pudieron adquirirse con más facilidad y economía, quedaron los Códices retirados en los archivos y bibliotecas de las catedrales; de igual modo que en la actualidad se retiran en los parques de guerra los armamentos antiguos, que han sido reemplazados por otros modernos y más útiles.

Estuvieron, pues, los Códices algunos siglos en la biblioteca de esta catedral, sin hacerse ningún uso de ellos; y a pesar de tener un notable valor histórico, y ser muchos de ellos de gran mérito aún como objetos de arte, se comprende que no excitaron la codicia de nadie. Prueba de ello es, que en los graves conflictos que ha pasado esta catedral, especialmente en la entrada del ejército francés en el infausto día 12 de julio del año 1648, aunque consta que el ejército invasor se apoderó de muchas alhajas y reliquias de la iglesia nada se dice de los preciosos Códices del archivo.

Lo mismo sucedió cuando el sitio del año 1810, y en la entrada de las tropas de Napoleón I en Tortosa el día 2 de enero de 1811. Entonces consta que luego que comenzó a prepararse el sitio, dispuso el Cabildo que un buen número de alhajas se enviasen a Peñíscola, donde se conservaron hasta que pasó el peligro. Las demás se escondieron con grandes precauciones y pudieron salvarse; pero nadie pensó en tomar ninguna precaución respecto de los Códices, y continuaron seguros en el mismo lugar del archivo donde estaban.

Ocurrió además un suceso digno de mencionarse por lo que se refiere a nuestro objeto. Entre las varias notas que existen en el archivo de esta catedral referentes al tiempo de la dominación francesa, hay una que dice, que el Comisario de Policía del gobierno francés, obedeciendo órdenes
superiores, hizo un escrupuloso registro en la catedral los días 27 y 28 de julio del año 1812, pidiendo al efecto las llaves de todas las dependencias que reconoció con la mayor minuciosidad.

Desde luego se puede suponer que registró también la biblioteca, y vio los libros o Códices que ocupaban algunos armarios; mas no debieron llamarle la atención, ni excitaron su codicia, pues no consta que las autoridades francesas se apoderasen de ningún Códice; y eso que como es sabido, los franceses se llevaron muchas alhajas y otros objetos de las iglesias y de los particulares, donde no las pudieron poner a salvo.

Esto confirma lo que se ha indicado antes, respecto a que en ciertas épocas no había de mucho la afición de ahora a los Códices antiguos, y de ahí que no se les diese el mérito y el valor que realmente tienen.

historiadores-tortosa-respecto-códices-vicisitudes

Los historiadores de Tortosa con respecto a los Códices

IV. 

Los historiadores de Tortosa con respecto a los Códices. - Vicisitudes que estos han pasado.

Hemos dicho que en los tiempos que nos han precedido, hubo épocas en que no ofrecieron de mucho el interés que ahora ofrecen los antiguos Códices. Y no sólo con respecto a las personas de instrucción escasa, sino aún refiriéndonos a escritores distinguidos, algunos muy hábiles por cierto en materias de historia y de arqueología.

Comenzando por Despuig que es el historiador más antiguo de Tortosa, obsérvase, como a buen hijo de esta ciudad, el entusiasmo con que describe en sus «Coloquios sobre Tortosa» escritos el año 1557, todo cuanto enaltece a su patria, fijándose muy principalmente en la catedral, cuya historia resume, explicando todo lo que contiene de notable; pero nada absolutamente dice de los Códices. Lo mismo sucede con Martorel, hijo también de esta ciudad; y eso que en su historia de Tortosa publicada el año 1626, trata muy extensamente de toda la parte religiosa, ocupándose mucho en la catedral.

D. Antonio Cortés Canónigo de la misma, en los fragmentos de la Historia de Tortosa, que envió manuscritos a la Real Academia de la Historia el año 1747, manifestó ser un arqueólogo distinguido, por el modo tan erudito con que descifra y explica las inscripciones de las lápidas y monedas referentes a la historia de esta ciudad; y nada dice tampoco de los Códices de la catedral, aún cuando como Capitular tenía fácil ocasión de examinarlos.

Pero todavía es más digno de notarse, que dén tan pocas noticias los insignes escritores P. Florez y P. Risco en su «España Sagrada»; y aunque el P. Villanueva en el tomo V de su «Viaje literario a las iglesias de España» hace mención de algunos Códices de esta iglesia, son en número muy escaso los que cita, a pesar de que dice haber registrado el archivo, para buscar datos referentes a la cuestión de si San Rufo fue el primer Obispo de Tortosa.

Además tanto el P. Villanueva como el P. Florez y el P. Risco, estuvieron mucho tiempo en esta ciudad, dedicados exclusivamente a examinar el archivo capitular, donde hallaron documentos muy interesantes para la historia, que copiaron en sus obras, y forman hoy día un verdadero repertorio histórico.

Es de creer, pues, que en tantas investigaciones como practicaron en el archivo y demás dependencias de la catedral, les vendrían muchas veces los Códices a las manos; y también es probable que algunos fueron objeto de su estudio, para indagar noticias relativas al fin que se proponían en su excursión literaria. Ello no obstante, es muy poco lo que se ocupan en este asunto. 


Esta actitud de los historiadores, y el estar los Códices confundidos algunos siglos en la gran multitud de libros manuscritos y otros documentos del archivo, ha podido contribuir a que sin culpa de nadie, se hayan perdido muchos de ellos, especialmente teniendo en cuenta que después del
inventario practicado a mediados del siglo XV, no se sabe que se hiciese otro. Por otra parte, en los diversos cambios que han sufrido todas las dependencias de la catedral en el trascurso de los siglos, los Códices debieron trasladarse varias veces de un sitio a otro, y esto ofrece siempre peligros de extravío.

Consta también en las actas del archivo capitular, que en la dominación de las tropas francesas que hemos mencionado;, y que duró desde el año 1811 al 1814, la autoridad militar con cualquier pretexto disponía que fuesen ocupadas las oficinas de la catedral. Así es que el lugar donde estaba la Secretaría capitular, se destinó algún tiempo por los franceses para hacer allí cartuchos de guerra.
Con esto puede calcularse lo fácil que era entonces apoderarse de cualquier libro o Códice, no precisamente como un objeto de robo, sino tan sólo por el deseo de destruir, según sucede en casos semejantes, sobre todo cuando nadie se atreve a impedirlo.

Tales accidentes y otros que habrán ocurrido, explican la causa de haber tantos Códices mutilados, en los cuales faltan alguna o algunas hojas. También ha podido influir la acción del tiempo, y la especial forma de las encuadernaciones de estos libros, pues casi todas eran de madera; de ahí que al trasladarse de un sitio a otro, especialmente si era de gran peso el Códice, se desencajasen del mismo algunas hojas.

Hace pocos años fueron encuadernados de nuevo estos Códices, con lo cual se ha asegurado para largo tiempo su conservación.

códices-honor-iglesia-examinandolos-aumenta-fé

CÓDICES DE LA CATEDRAL DE TORTOSA

LOS CÓDICES DE LA CATEDRAL DE TORTOSA, 
POR EL
Dr. D. RAMON O'CALLAGHAN,
Canónigo Doctoral de dicha Santa Iglesia,
Archivero del Excmo. Cabildo, y por el Excmo. Ayuntamiento Cronista de Tortosa.
TORTOSA.
Imp. católica de José L. Foguet y Sales, Moncada,49.
1897.

//

Editado por Ramón Guimerá Lorente.

//

Sume tibi librum grandem, et scribe in eo. Isaiae 8, 1.

//

En el Apéndice a los ANALES DE TORTOSA que publicamos hace poco, dedicamos un capítulo al archivo de esta catedral, reseñando brevemente sus riquezas históricas. Entre estas figuran de un modo muy distinguido los preciosos Códices que posee, muchos de ellos admirables no sólo por su valor histórico, sino también como objetos de arte, pues revelan la altura que este alcanzó en los tiempos pasados. También son dichos Códices un grande honor para la iglesia de Tortosa, porque manifiestan la importancia y el poder que tuvo en aquella época, en que invirtió cuantiosas sumas para adquirir estos libros; y el noble anhelo que la distinguió por conservar y difundir el sagrado depósito de la ciencia, que recibió con una mano de las generaciones antiguas, y trasmitió con la otra a las que habían de venir, las cuales agradecidas, no pueden menos de admirar este legado que por todos conceptos es de un gran mérito. Para darlo a conocer, supuesto que forma una de las mayores glorias de esta iglesia, ofrecemos a nuestros amigos en este libro un catálogo o reseña de sus preciosos Códices, tanto más interesantes en cuanto se han conservado prodigiosamente al través de los siglos, y entre las muchas vicisitudes que ha pasado esta ciudad, en las guerras, sitios y trastornos de todas clases.

Tortosa enero de 1897.

I.

Introducción.- Inventario de los Sres. Denifle y Chatelain.

La afición de cada día mayor que se observa respecto a las investigaciones históricas, y el estudio a que se prestan los datos ú objetos que con frecuencia se descubren, han creado un sinnúmero de asociaciones, destinadas exclusivamente a fomentar dichos descubrimientos y a conservarlos.
Ciertamente que a estos trabajos de investigación se puede aplicar con toda propiedad aquella máxima de los sagrados libros: Colligite quae superaverunt fragmenta ne pereant. Recojed los fragmentos que han quedado, para que no se pierdan.

La facilidad y economía en los medios de comunicación de la época actual, también ha sido un poderoso auxilio sobre este punto. Calcúlense las molestias y dispendios que se debieron ofrecer al P. Florez, cuando a mediados del siglo XVIII hubo de recorrer toda nuestra nación para escribir su «España Sagrada». Lo mismo puede decirse de la obra que con igual título escribió el P. Risco a principios de este siglo, y del «Viaje literario a las iglesias de España» del P. Villanueva.

Dada la actual facilidad de las comunicaciones, se comprende que por todas partes se multipliquen los viajes literarios. Concretándonos a esta catedral, han sido varias las comisiones y personas particulares que con motivos científicos la han visitado de algunos años a esta parte. Recordaremos el sabio P. Fanla, Religioso italiano de la Órden de San Francisco, que vino el año 1876 con objeto de recojer datos para la colección de sermones de San Buenaventura que publicaba dicha Orden religiosa. Posteriormente, el año 1878 estuvo aquí el muy ilustrado Dominico P. Rivas, autor de la Historia eclesiástica que sirve de texto en muchos Seminarios de España, quien junto con otro
Dominico español examinó los Códices de este archivo, tomando notas de grande interés sobre las obras de Santo Tomás de Aquino.

Dos años después vino por primera vez a esta ciudad, con igual motivo de inspeccionar las obras de Santo Tomás, el distinguido P. Enrique Denifle, también Dominico, austríaco de nación, sub-Archivista del Vaticano, acompañado de otro Religioso francés de la misma Orden. Ambos hicieron grandes elogios de los Códices que posee esta iglesia. El año 1880 volvió otra vez el P. Denifle, tomando interesantes apuntes, y fijándose de un modo especial en un Códice del siglo XIII, que contiene la exposición del Credo o Símbolo de los Apóstoles, obra del Dominico P. Raimundo Martín, el cual Códice además de su gran mérito, tiene la particularidad, según dijo el P. Denifle, de ser el único ejemplar que ha visto en las muchas bibliotecas que ha tenido ocasión de examinar.

En 1892 visitó este archivo y examinó los Códices, el sabio Jesuíta alemán P. Guido Dreves, escritor de gran nota y censor de libros en el colegio de Exacten, quien recorrió los archivos y bibliotecas de España y de otras naciones, buscando datos para una obra de Liturgia antigua que escribía, y según manifestó los halló de mucho interés en los Códices de esta catedral. Al poco tiempo vino el notable escritor, también Jesuita y alemán, P. Francisco Ehrle, individuo del Consejo Directorio de la Biblioteca del Vaticano, quien visitó esta iglesia y examinó el archivo, al efecto de completar algunas noticias relativas al cisma de Occidente y al llamado Papa Luna, sobre todo lo cual tenía muy adelantada una obra histórica.

En 1894 visitó asímismo este archivo un joven seglar inglés, llamado Arturo S. Hunt, a quien recomendaba para los fines de su viaje literario la Universidad de Oxford, en Inglaterra, según un documento que presentó librado por dicha Universidad. El objeto de este viajero era tomar notas y hacer un índice de los Códices para una obra que sobre esto debía publicarse. Al efecto formó un catálogo numerado, expresando el título del libro o Códice, siglo en que fue escrito según su opinión, y alguna otra particularidad digna de notarse.

Pero el trabajo de más importancia y de mayor mérito respecto a clasificar los Códices, débese a los muy ilustrados Archivistas, el citado P. Enrique Denifle, y D. Emilio Chatelain, francés de nación y Bibliotecario de la Universidad de París. Estos dos notables escritores visitaron el archivo y examinaron los Códices de esta catedral a primeros de septiembre del año 1895. El P. Denifle los conocía perfectamente pues esta era la tercera vez que venía a Tortosa con este objeto. Así se explica el que a pesar de los pocos días que emplearon en su cometido, el trabajo practicado por dichos señores es muy perfecto según veremos.

Se edita en París una publicación titulada «Revista de Bibliotecas, la cual como su nombre indica, tiene por objeto dar a conocer todo lo más notable que contienen las bibliotecas y archivos de Europa. Tal fue el aprecio que aquellos distinguidos escritores hicieron de los Códices de esta catedral, que formaron un Inventario muy completo de todos ellos, clasificándolos por el siglo en que cada uno fue escrito, haciendo sobre muchos Códices observaciones que aunque breves son de grande interés y revelan un criterio superior.

El número de dicha Revista correspondiente a los meses de enero y febrero de 1896, se destinó exclusivamente a dar cuenta de los mismos. Forma un cuaderno que se titula Inventarium Codicum manuscriptorum Capituli Dertusensis.

Le precede, escrito en elegante latín, un prólogo que firman los dos ilustres archivistas. Dicen en él, que era muy grande su deseo de examinar los Códices de esta catedral; y que después de haber inspeccionado el archivo de la de Barcelona, vinieron a Tortosa a primeros de septiembre de dicho año 1895, los días en que esta ciudad estaba engalanada, reinando en ella la mayor animación con motivo de celebrarse las anuales fiestas de la Virgen de la Cinta. Ello no obstante, pudieron satisfacer cumplidamente sus deseos, examinando como querían todos los Còdices de esta catedral.

Después de expresar esto dan una idea general de los Códices y del sitio donde están colocados, pareciéndoles bien los trabajos y dispendios que se han hecho de pocos años a esta parte, a fin de asegurar por largo tiempo la conservación de tan preciosos libros.

numero-códices-reseña-histórica

Número de Códices, Reseña histórica de los mismos

II. 

Número de Códices.- Reseña histórica de los mismos.

Los Códices que posee actualmente la catedral de Tortosa ascienden a 147.

Es de suponer que este número debió ser mayor en los siglos pasados. Basta considerar la grande importancia que tuvo la catedral de Tortosa desde los primeros tiempos que siguieron a la reconquista de esta ciudad, y su admirable organización ya en época muy remota.

Hasta el tiempo en que se descubrió la imprenta que fue a principios del siglo XV (nota:1440, 1450 según fuentes), requiríanse grandes caudales para poder obtener libros por medio del manuscrito. De ahí que las personas particulares para instruirse por lo general debían acudir a ciertos centros, de igual modo que ahora se acude a las Bibliotecas públicas. Y como esta catedral desde un principio pudo disponer de grandes recursos, no le fue difícil adquirir libros manuscritos, aunque para ello tuviese que emplear crecidas sumas.

Por otra parte Tortosa en los siglos medios era un gran centro de comunicación, por la vía marítima, con los principales puertos del Mediterráneo pertenecientes a Francia e Italia; así es que el Cabildo se podía proporcionar con alguna facilidad los libros o Códices que necesitaba; pues por tierra no era posible, o al menos era muy difícil y costoso, especialmente tratándose de Códices voluminosos como lo son gran parte de los que posee esta catedral.
Muchos de estos principalmente los de los siglos XI y XII debieron ser escritos en el extranjero; porque hasta el año 1148 Tortosa y su contorno por la parte de Cataluña estuvieron en poder de los moros, y en la parte de Valencia estos aún tardaron cerca de un siglo a salir de allí. No era posible por lo tanto, que durante el dominio de los moros se escribiesen Códices en este pais.

Por ello luego que la catedral de Tortosa comenzó a constituirse, digámoslo así, teniendo poderosos elementos con las donaciones tan distinguidas que le hizo el rey don Alfonso, y constan en la carta de dotación de esta catedral otorgada en 28 de noviembre del año 1178, es de creer que los Prelados y el Cabildo trataron de proporcionarse los libros necesarios para la instrucción del clero, comprándolos en algunas ciudades de Francia y de Italia; porque lo mismo que sucede ahora con los libros impresos, los Códices o libros manuscritos también debían venderse en los centros destinados a utilizar este negocio.

Aprovechando pues la facilidad de las comunicaciones marítimas, los libros se traerían por mar. Así consta que se trajo en época más reciente la numerosa colección de libros grandes impresos, que usan los señores Capitulares en el coro. Dichos libros, según es de ver en las notas del archivo
capitular,
los regaló el año 1687 a esta catedral el Dean que era de la misma D. Victorino Loreda. Fueron impresos y encuadernados en Venecia.

Volviendo a los Códices, si bien en los tiempos próximos a la reconquista de esta ciudad hubieron de adquirirse la mayor parte en el extranjero, posteriormente ya se confeccionaron algunos en este pais, especialmente los que pertenecen a la sagrada litúrgia.

Según notas del archivo, varios de estos últimos libros fueron escritos por los monjes del antiguo Convento de Benifasar. Se comprende que en los monasterios se dedicaron mucho a estos trabajos. El estado de retiro en que se hallaban aquellos religiosos dedicados tan sólo a la vida contemplativa, les permitía emplear mucho tiempo en unos escritos que exigían gran paciencia, por la multitud de viñetas y miniaturas con que solían adornarse los libros llamados de coro.
Además los monjes conocían perfectamente el canto llano, pues los divinos oficios se practicaban en los monasterios con grande solemnidad.
Por ello siendo muy prácticos en escribir sus numerosos libros de coro, que eran una verdadera gloria de sus iglesias, no es de extrañar que los compusieran para las catedrales, y aún para algunas parroquias distinguidas.

Los Códices de materias científicas también requirían grandes centros, donde se pudiese facilitar a los escribientes abundancia de originales adquiridos a precios muy subidos, y sobre todo garantidos o libres de errores, pues ya se sabe cuanto suele haber de esto en las copias.

Lo mismo que decimos de los centros donde se escribían los Códices puede aplicarse a los que los adquirían. Por lo general debían ser Cabildos, Universidades, Conventos, etc.; porque sólo estas colectividades podían tener medios para proporcionarse buen número de libros, a fin de formar una
Biblioteca completa, donde pudiesen adquirir la debida instrucción el clero y las personas seglares.

Concretándonos a la iglesia de Tortosa, además de tener como hemos dicho recursos bastantes para formar una biblioteca de gran valor, le era también necesaria, pues estaba en su organización, atendido el interés que tuvo siempre en instruir al clero, como lo demuestran muchos datos históricos que han quedado.


códices-medio-instrucción-clero

domingo, 8 de marzo de 2020

111-119

111. BREVIARIO SEGÚN EL USO DE LA CATEDRAL DE TORTOSA. Un volumen en 8.° en pergamino, de 1,036 páginas. Es del siglo XIV. Al principio tiene un Calendario muy completo. El día primero de Agosto está la fiesta del Santo Ángel Custodio, patrón de Tortosa; y en el lugar correspondiente se halla el rezo propio, que después se insertó en el Breviario para uso de esta catedral, impreso en Liòn el año 1547. También se ve en el Calendario la fiesta de la Expectación del parto de Nuestra Señora, el día 18 de Diciembre
Luego sigue el Salterio con los Himnos, según el orden de los Breviarios actuales; pero no están numerados los Salmos, ni hay foliación ni índice; únicamente se indican los rezos ú oficios con una breve nota de letra encarnada. Las lecciones de los nocturnos de este Breviario son mucho más breves. Es digno de notarse, que en los rezos de los Santos todas las lecciones son históricas, como las del segundo nocturno de los rezos actuales, aunque también son más breves. En el tercer nocturno está la Homilía, como en los rezos de ahora.
Este Breviario es de los más completos que se conservan entre` los los (todos los) Códices del archivo.

112. RITOS PARA LA ADMISIÓN Y RECONCILIACIÓN DE LOS PENITENTES PÚBLICOS. Un volúmen en 8.° en pergamino, de 384 páginas. Es del siglo XIV. Este curioso libro, que es el único en su clase que ha quedado de aquella época, explica con todos los pormenores las ceremonias que se practicaban en la catedral de Tortosa, para la admisión y reconciliación de los penitentes, a quienes según la antigua disciplina canónica se imponían penitencias públicas cuando los pecados eran públicos.
Después de haber puesto el señor Obispo a los penitentes en el primer día de cuaresma el vestido propio de penitentes y la ceniza; habiendo practicado estos durante la cuaresma ciertos rezos y actos de devoción en el claustro; dice este libro, que el día del Jueves Santo se verificaba la reconciliación con grande solemnidad. Antes de la Misa el Prelado, el Cabildo y el Clero, se dirigían en procesión a la puerta de la catedral donde estaban los penitentes. Al lado de los mismos se hallaba el párroco ú otro sacerdote, que informaba al Prelado sobre si habían cumplido la penitencia que les fue impuesta.
Se rezaban allí algunas preces; el Prelado les hacia una exhortación; y regresando la procesión al interior de la iglesia, iban con ella los penitentes hasta el presbiterio, donde se postraban para dar gracias a Dios.
Al final de este Códice hay una hoja que al parecer no corresponde al mismo. En ella se hace alusión a un rezo o responso por los difuntos; y con este motivo se menciona el histórico cementerio de San Juan, que estaba en las afueras del Temple de esta ciudad, llamadas también por esto afueras de San Juan.

113. SAN AGUSTÍN. DIÁLOGO SOBRE SETENTA Y UNA CUESTIONES. Un volumen en 4° menor, en pergamino, de 72 páginas. Es de últimos del siglo XI, o de principios del XII. En el folio primero hay algunas observaciones o prólogo de época más reciente, no constando quién es el autor. Después sigue un índice de las setenta y una cuestiones; y a continuación se exponen estas en forma de preguntas y respuestas. Se supone que pregunta Orosio y que le responde San Agustín.
Al final hay tres folios añadidos; se comprende que faltaban, y fueron hechos en época posterior. En el margen de algunas páginas se ven dibujos que aunque sencillos ofrecen algo de original.

114. CUESTIONES LOGICALES. Un tomo en 4 ° en cartulina, de 306 páginas. Es del siglo XIV. No consta el autor. Siguen a dicho tratado las cuestiones sobre los supuestos de Mercilio de Inghen. Después están las cuestiones sobre las consecuencias, compiladas en París por el Maestro 
Jaime de Iman, Regente en la Facultad de artes. Y por último las obligaciones, escritas en París por el Maestro Wilhelmo Buzer, el año 1360; y otras cuestiones cuyo autor no consta.
Al final de las cuestiones de Mercilio hay una nota que traducida dice: «Estos supuestos son de Nicolás Surrana, estudiante de Metafísica, año del Señor 1,405».


115. BREVIARIO SEGÚN EL USO DE LA IGLESIA DE TORTOSA. Un volumen en 4.° en cartulina, de 648 páginas. Es de últimos del siglo XIV. Al principio tiene un Calendario; después hay dos Tablas en las que se expresan las fiestas movibles, en igual forma que se usa en los Breviarios actuales. A continuación de dichas Tablas se ven unos círculos, que ni parecer sirven para conocer la Letra dominical y el Áureo número que corresponde a cada año.

116. BREVIARIO SEGÚN EL USO DE LA IGLESIA DE TORTOSA. Un volumen en 4.° en cartulina, de 274 páginas. Es del siglo XIV. Le falta el Calendario que suelen tener todos los Breviarios. También le faltan algunas hojas al principio y al fin. Llama la atención en este Códice que está muy deteriorado, la diversidad de letras con que fue escrito, deduciéndose que fueron varios los que trabajaron en él, lo cual no solía suceder en los antiguos Códices.
A cosa de la mitad del libro hay una hoja añadida, y más moderna, que contiene las absoluciones y bendiciones de los tres Nocturnos, que ahora están al principio en todos los Breviarios. Un poco más adelante se hallan las letanías. Algunas hojas después, a diferencia de los actuales Breviarios en que cada rezo está todo unido, se hallan los capítulos y oraciones de los Santos, separadas del lugar donde están las lecciones de los Nocturnos.

117. GRAN LIBRO SOBRE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA. Un volumen en 4.° en pergamino, de 687 páginas. Es del siglo XIV. Este curioso Códice, cuyo autor no consta, contiene ciento cincuenta capítulos, exponiendo igual número de calificativos o atributos que se aplican a la Madre de Dios. Al principio hay tres hojas de letra muy diminuta, y al parecer de distinta época, que no pertenecen a este Códice. Siguen luego los capítulos por su orden. Antes del primer capítulo hay como un prólogo, que traducido dice así: «AURORA. Con esto se manifiesta la nobleza de María, su humildad, hermosura, autoridad, bondad, y dignidad.»
No hay división en los capítulos, ni estos están señalados al margen ni en la parte superior de las páginas; únicamente se indican en el texto con pequeños números romanos de letra encarnada. Al final hay un índice muy completo. He aquí los títulos de los capítulos. Maria est: Lux. Coelum coelorum. Coelum empireum. Coelum cristalinum. Firmamentum coeli. Sol. Luna. Stella matutina. Maris stella. Stella. Sidus. Dies. Meridies. Aurora. Arcus. Nubes. Nébula. Nix. Ros. et-cétera (en dos líneas).
Todas las iniciales de los capítulos y párrafos están adornadas con dibujos de colores.

118. JUAN ESCATO. (Escoto) Libro sobre el Maestro de las Sentencias. Un volumen en 4.° de 304 páginas, escrito parte en pergamino y parte en cartulina.
Es del siglo XIV. En la primera hoja hay una inscripción de letra más moderna que la del Códice, que dice: Theologia Doctoris Subtilis. Sigue un folio que no pertenece a este Códice, y luego el prólogo del autor cuyas primeras palabras traducidas dicen: «Si al hombre en el estado actual le es necesaria alguna especial doctrina sobrenaturalmente.»
No hay índice ni indicación de las materias con epígrafes o números, pues todo está seguido. El final no está completo; se ven allí una o dos hojas que al parecer no corresponden a este Códice.

119. BREVIARIO SEGÚN EL USO DE LA IGLESIA DE TORTOSA. Un volumen en 4.° en cartulina de 658 páginas. Es del siglo XIV. En este Breviario el Calendario se halla en el folio 140. En el folio 125 y siguientes hay algunas notas, de diferente letra, relativas a ciertas misas que se celebraban en esta catedral. Después del Calendario, en los folios 146 y 149 hay algunas Tablas de las fiestas, y varios datos relativos a la liturgia de esta iglesia.
Merece además notarse que en este Breviario está el rezo de San Rufo y el de su octava. Ya se tenía en los tiempos pasados como un dato importante, pues se consignó en una nota que se ve al principio de este Breviario, que dice: En el fòlio 296 de aquest Breviari está lo offici ab octava de Sant Rupho.

120-129

26-30


26. PREPARACIÓN PARA EL ESTUDIO DE LOS LIBROS III, IV Y V DE LAS DECRETALES. Un volumen en cartulina, folio grande, de 662 páginas. Es del siglo XIV. Aunque no tiene foliación, como tampoco la tienen la mayor parte de los Códices antiguos, en este se hallan muy bien designados todos los tratados, porque en cada folio y en la parte superior, está en letra encarnada el título de las Decretales que allí se contiene. Además el primer nombre con que comienza cada Decretal está escrito con letras muy grandes adornadas de colores.
Al fin de la última página de este Códice hay cuatro notas, puestas separadamente y de un modo especial. Su contenido ofrece mucha curiosidad, porque en ellas se hace alusión al Cisma de Occidente, o al tiempo del llamado Papa Luna, en que fue escrito este Códice, y a otros hechos históricos. Para no quitar nada del interés de estas notas, las copiamos en latín como están; advirtiendo que hay algunas líneas raspadas posteriormente, porque tal vez contendrían alguna expresión no muy conforme sobre el asunto del Cisma, que tuvo divididas por muchos años a algunas naciones católicas. Dicen así las notas.
«Iste liber fuit incoeptus in Montepesulano (Mompeller, Montpellier) XX die mensis Decembris, anno Domini MCCCXCIX et expletus in eodem loco, die vero secunda mensis Aprilis, Domino Benedicto digna Dei providentia Papae XIII, licet in Francia (sic) et in Castella eum non obedientes (Después de esto hay dos líneas que están raspadas) Et dictus Rex Francie cum aderentibus... Collegio Cardinalium quod tunc erat instante... Et eodem anno fuit depositus á subditis suis Rex Angliae (Richardus II) et alius in Regem electus, et ille qui depositus fuit in carceribus mortuus, licet Gualli multum Anglicos impeterent, et hoc propter filiam Regis Francie, quam dictus Rex Angliae qui depositus fuit in... Dominum Benedictum in palatio (Siguen otras dos líneas raspadas) tum et captum contra et circumtenendo. Quod hoc est actum et scriptum die sabbati, tertia die Aprilis mensis supradicti, anno Domini MCCCC quo currebat annus centenarius de indulgentiis Roma, licet multi abstinent propter Cisma.»

27. EVNAGELIARIO, (Evangeliario) Un volumen en folio en pergamino, de 538 páginas. Es del siglo XIV. Contiene los Evangelios de todas las Misas del año. Está escrito en letras muy grandes, y las iniciales de todos los Evangelios hállanse adornadas con dibujos de colores. Obsèrvase que este
Códice está foliado; pero la foliación es de época más reciente, pues la letra es distinta de la del texto.
Después de insertarse todos los Evangelios, a continuación del folio 230 principia un Indice, que ocupa algunas páginas y parece truncado, porque se intercalan allí los Evangelios que no están en lo demás del libro.

28. LOS LIBROS DE EZEQUIEL Y DANIEL. Un volúmen en folio en pergamino, de 335 páginas. Es del siglo XIII. Este Códice es muy semejante a los del número 2, 12 y 23, que también contienen algunos libros de la Sagrada Escritura. Todas las letras del principio de los capítulos del texto, y de los comentarios, son de diversos colores y están adornadas con dibujos. También hay glosas o notas entre las líneas del texto. Además de los comentarios de los lados, hay otros en el margen de letra muy pequeña.
Al principio del libro de Daniel hay una preciosa viñeta. La que había al comenzar el libro de Ezequiel fue cortada. Esto manifiesta la facilidad con que en los tiempos pasados hubieran podido desaparecer estos Códices, toda vez que sin ningún temor o reparo se cortaban las viñetas, por alguien que tal vez no conocía el mérito del Códice.
Al fin de la penúltima página se lee una nota de distinta letra, que dice: Iste liber est Domini, Dei gratia, Archiepiscopi Auxitani. Después debió adquirirlo esta catedral; y por ello se observa que las dos últimas palabras están algo raspadas y apenas pueden leerse.

29. MISAL SEGÚN LA COSTUMBRE O RITO DE LA IGLESIA DE TORTOSA.
Un volumen en folio mayor, en pergamino, de 876 páginas, además de los 37 folios del principio que no tienen numeración. Es del siglo XV. Este grandioso Misal, aunque no es de los más antiguos de esta iglesia, como obra de arte y de suntuosidad es de lo más notable que se compuso en aquellos tiempos. Su estilo se diferencia del de los otros Misales y Códices; las letras también son mucho más grandes. Todo revela una obra monumental, así en la clase de pergamino que se empleó, como en la profusión de adornos, pues los hay en todas las iniciales de cada oración, y en las Epístolas, Evangelios etc.
Dicho Misal pesa nueve kilos, a pesar de que la encuadernación es sencilla, y que sólo están las Misas de las festividades, dominicas y ferias. No se sabe el motivo de no haber puesto también las Misas de los Santos; tal vez se tendría el proyecto de insertarlas en un segundo tomo del Misal, y no llegó a realizarse.
Al principio hay un grandioso Calendario que ocupa doce extensas páginas. Además de los días del mes, y de la luna, están las horas que tiene el día y la noche de cada mes. Como este Misal se escribió para uso de la iglesia de Tortosa, en las fiestas que en esta catedral se celebraban con cierta solemnidad, se expresa el número de cantores que debía haber en el coro. Después están las advertencias que se hallan en todos los Misales, respecto a lo que puede ocurrir en la celebración de la Misa; todo escrito en letra muy grande. Luego siguen los Prefacios y el Cánon de la Misa. El Cánon principia con una bellísima letra inicial, y todos los caracteres del mismo son mayores, como lo son también los de las oraciones de las Misas.
Concluido el Cánon, al principio del folio siguiente hay una inscripción con una preciosa inicial, la cual inscripción traducida del latín, dice: «Principia el Misal según la costumbre de la iglesia de Tortosa.» Desde allí en adelante todos los folios están numerados. Sin duda no se numeraron los anteriores, porque lo contenido en ellos no pertenece al rito especial de la iglesia de Tortosa.
Hállase este Misal en tan buen estado de conservación como si ahora se acabase de escribir. No hay señal alguna que indique haberse usado, ni siquiera una vez; por otra parte sería esto muy difícil atendido su grande volumen y peso. Discurriendo, pues, sobre el objeto que pudo proponerse el Cabildo de aquel tiempo al disponer la confección de este Misal tan suntuoso, es de creer que se inspiró en la idea de hacer una obra monumental, dando con ello un grande honor al acto más sublime de la religión cristiana, cual es el santo sacrificio de la Misa.
También podría ser que este Misal, lo mismo que otros libros o Códices del archivo, tuviesen por objeto servir de modelos autorizados, digámoslo así, para los escribientes que se dedicaban a estos trabajos; facilitando de este modo la propagación de los libros de liturgia. Así se explica el que en este archivo existan muchos Códices, en los que no se conoce que hayan prestado servicio alguno, hallándose con tal pulcritud, como si fuesen libros que se acabasen de imprimir en un establecimiento de los de mejores condiciones.

30. SAN GREGORIO MAGNO. Un volumen en folio mayor, en pergamino, de 392 páginas. Es de principios del siglo XII. Comprende los Morales, Moralia, de dicha obra de San Gregorio desde el libro XI al XXII inclusive, lo cual indica que los diez libros primeros debían formar otro volumen. Cada libro principia con una hermosa viñeta de colores muy vivos, y con dibujos según el estilo de aquel siglo. A pesar de su grande antigüedad este Códice se halla muy bien conservado.
Obsérvase que los folios están numerados; pero se ve que esto fue hecho en época más reciente. Después del libro XXII, en la página que sigue, hay un documento otorgado por el conde D. Ramón Berenguer en 29 de Mayo del año 1156. No se puede calcular el motivo de haber insertado allí dicho documento, que ya debe estar en otros libros o registros del archivo destinados para conservar las copias de estos escritos.


130-139

130. EXPOSICIÓN DEL APOCALIPSIS DE SAN JUAN. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 550 páginas. Es del siglo XII. No consta el autor. Aunque no es muy suntuoso este Códice, en su clase es de los que se escribieron con más gusto, siendo de admirar lo bien conservado que está no obstante su grande antigüedad. 
Al principio tiene un prólogo. Después sigue la exposición del Apocalipsis, del modo que los autores de épocas más recientes acostumbran expositar los libros de la Sagrada Escritura; esto es, insertando primeramente uno o más versículos del texto, y poniendo luego la exposición. En este Códice el texto del Apocalipsis está escrito con bellísimas letras encarnadas. En el margen se anotan los libros sagrados a que hacen referencia las citas de la exposición.
Al fin hay una nota que dice haberse puesto la pena de excomunión al que quitare este libro (que es de la iglesia de Santa María), o lo poseyere injustamente por cualquier modo furtivo.
Y concluye con un breve tratado de San Agustín, que se titula de Córpore et Sanguine Christi.

131. RITUAL DE LA IGLESIA DE TORTOSA. Un volumen en 4.° mayor prolongado, en pergamino, de 234 páginas. Es del siglo XV. Por razón del objeto a que estaba destinado este libro, fue escrito en caracteres muy grandes. Además de lo referente al Sacramento del bautismo, y a otros actos parroquiales, contiene la consagración de los santos Óleos, el lavatorio del Jueves Santo, la bendición de las palmas, etc.
También hay otras bendiciones. Entre ellas está la de cordero de Pascua, que solía practicarse en algunas casas; la bendición del báculo o bastón antes de emprender un largo viaje, etc.

132. RICARDO DE SAN VÍCTOR. TRATADO DEL SUEÑO MÍSTICO DEL REY NABUCODONOSOR.
Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 248 páginas. En el primer folio hay un índice de todos los puntos o materias que comprende este tratado. El folio segundo donde principia el texto tiene una sencilla y bonita orla. Los capítulos se indican en el margen con números romanos, estando las iniciales adornadas con dibujos.
Concluido este tratado sigue otro muy breve exponiendo el sentido de varios nombres. Y al fin está la exposición de las peticiones de la oración dominical.

133. PONTIFICAL. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 481 páginas. Es del siglo XIII. Está escrito con caracteres muy grandes, y adornado con profusión de dibujos, orlas y viñetas; lo cual se comprende atendido el servicio que debía prestar este libro, destinado para las funciones pontificales, como ordenaciones, consagraciones, etc.
Pero lo que llama la atención principalmente son las orlas de muchas páginas, así como el gran número de letras iniciales con dibujos; y algunas viñetas donde compite el capricho con el buen gusto, las cuales a pesar de su mucha antigüedad conservan perfectamente los colores y dorados.

134. METAMÓRFOSES DE OVIDIO. Un volumen en 4.° prolongado, en pergamino, de 234 páginas. Es del siglo XII. Este curioso libro se halla completo, y no obstante el mucho uso que se conoce haberse hecho del mismo, se conserva en muy buen estado. Todos los versos de Ovidio están seguidos, sin separación ni división, si se esceptúa alguna inicial grande que se ve en el texto, aunque son muy pocas.
Hay un sinnúmero de notas de letra muy pequeña en el margen y aún entre las líneas. Al final hay una nota que traducida dice; «Concluye el Metamòrfoses de Ovidio». Siguen después cinco o seis versos, y luego una nota sobre el número de versos que contiene este libro.

135. LIBRO DE LA ANTIGUA LITURGIA DE LA CATEDRAL DE TORTOSA. Un volumen en 4.° mayor prolongado, en pergamino, de 286 páginas. Es de últimos del siglo XII o de principios del XIII. Este Códice contiene algunos cantos con notas de música, que antiguamente solían intercalarse en el canto litúrgico de la Misa. Indicaremos algunos, traduciéndolos del latín, para que se pueda formar idea.
Al cantar los Kyries se intercalaba lo siguiente:
«Sumo Dios, que todo lo crías. Tú, Cristo, espejo del Padre. Espíritu divino, que procedes de ambos. Ten piedad de nosotros.»
En la Misa de la Virgen, al Gloria, se intercalaba esto.
«Primogénito de la Virgen María, que quitas los pecados del mundo. Ten piedad de nosotros. Tú, que estás a la diestra del Padre, para gloria de María. Pues que Tú sólo eres Santo, que santificas a María. Tú sólo eres Señor, que gobiernas a María. Tú sólo eres Altísimo; que coronas a María.»
Al Agnus Dei se intercalaba lo que sigue:
«Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. A quien recibió María como rocío, conservando su candor virginal. La planta nos dio una flor en la que está nuestra salvación. Ten piedad de nosotros.»
Hay muchísimos cantos, y todos por el estilo; de ahí que este libro sea curiosísimo. Aunque le faltan algunas hojas al principio y al fin, lo demás está muy bien conservado. Este Códice es el único de esta clase que hay en el archivo, y por ello es más apreciable.
Los cantos están con notas de música escritas con gran claridad. Hay muchas letras adornadas con dibujos de colores, y alguna viñeta del estilo de aquel tiempo.

136. BREVIARIO SEGÚN LA COSTUMBRE DE LA IGLESIA DE TORTOSA. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 410 páginas. Es del siglo XIV. El gran número de residentes que había en esta catedral en los tiempos pasados, requiría una buena colección de libros para poder cumplir con el rezo y canto del coro; así es, que aunque se han perdido algunos, todavía quedan muchos Códices relativos a la sagrada liturgia. El que nos ocupa se comprende que es de los que prestaron más servicio en aquel tiempo.
Le faltan algunas hojas al principio y al fin; y como los demás de su clase que hemos reseñado, tiene todas las iniciales de cada párrafo adornadas con dibujos de colores.

137. SUMA O COMPENDIO DEL DICTAMEN DEL MAESTRO TOMÁS DE CÁPUA.
Un volumen en 4.° mayor, en cartulina, de 614 páginas. Es del siglo XV. Este Códice contiene varios informes o dictámenes relativos al modo de funcionar la Curia Romana en aquel tiempo. Al principio hay algunos folios en blanco; antes del texto está el índice. En la segunda página se ve una nota, que traducida dice refiriéndose a este libro: «Es de la iglesia de Santa María de Tortosa».
Después del dictamen del expresado autor, sigue otro de escritor distinto cuyo epígrafe traducido del latín dice: «Principia la suma del dictamen, compuesta por el Maestro Ricardo de Pofis, extractada de los registros de los señores Papas, Urbano, Clemente, y otros Papas». Y al fin dice así: Concluye la suma del Maestro Ricardo de Pofis, según el estilo de la Curia Romana.

138. TRATADO DE GRAMÁTICA LATINA. Un volumen en 4.° mayor, escrito parte en cartulina y parte en pergamino, de 428 páginas. Es del siglo XV. Este Códice contiene un extenso tratado de latinidad. No consta quien es el autor. La materia está bien ordenada, señalándose cada asunto con letras grandes al principio del párrafo o capítulo. También hay iniciales de colores. En el margen se ven algunas notas.
Merece notarse en este libro lo que ya hemos indicado de otros, respecto a estar escritos parte en cartulina y parte en pergamino. En este se observa que a cada seis hojas de cartulina siguen dos de pergamino, ignorándose el motivo de esta distribución tan especial.

139. SAN AGUSTÍN Y OTROS SANTOS PADRES Y AUTORES.
Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 360 páginas. Es del siglo XIII. Contiene un tratado de San Agustín sobre los Académicos. Y otros breves escritos de San Jerónimo, San Ambrosio, San Hilario, San Isidoro, San Basilio, Casiodóro, Orígenes, Boecio, Séneca y otros.
Al principio hay un índice que expresa los tratados de cada autor, y el folio donde se hallan; y al fin, o sea en el folio 166, comienza un largo índice alfabético que termina así: «Explicunt exceptiones ex libris XXIII trium actorum.
Después sigue un codlibeto de Alejandro de Alejandría, que termina con esta nota que traducimos del latín: «Concluye el codlibeto del Maestro Alejandro de Alejandría, de la orden de Frailes menores, que contiene XXI cuestiones, cuyos títulos están escritos abajo por su orden» Luego se insertan los títulos.
Por último contiene este Códice las cuestiones del Maestro Juan de Escocia, de la orden de Frailes menores, disputadas en París. Tal es el epígrafe que precede a este trabajo.

140-147

sábado, 7 de marzo de 2020

Catálogo 6-10


6. RAIMUNDO MARTÍN. EXPOSICIÓN DEL SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES.
Un tomo en 4.° de 138 páginas. Es de últimos del siglo XIII, o de principios del XIV. Está escrito parte en pergamino y parte en papel cartulina. En la primera página dice: Iste liber est sedis Dertusae «este libro es de la catedral de Tortosa»; pues antiguamente las palabras sede y catedral eran sinónimas.
Su autor Fray Raimundo Martín, fue un célebre dominico español que brilló a mediados del siglo XIII. Según se deduce de algunos párrafos, lo escribió por los años 1256 o 1257. Al hacer este trabajo, dice que se propuso instruir bien a los cristianos en los fundamentos de la religión católica, para poder rebatir los argumentos que solían proponerles los judíos y sarracenos, que entonces abundaban mucho en España. Pero atendido el gran fondo de doctrina que contiene este libro, y el estar en latín, parece indicar que se escribió principalmente para los párrocos y demás sacerdotes, a fin de que pudiesen instruir con facilidad al pueblo cristiano, y tuviesen al mismo tiempo razones y pruebas para convertir a los infieles.
Además tiene el singular mérito, de que como ya hemos dicho, el P. Denifle manifestó que no había visto ningún otro ejemplar en las muchas bibliotecas de Europa que ha examinado, y por ello ninguno de los bibliógrafos antiguos hace mención de este Códice. El expresado P. Denifle es el primero que ha dado noticia en una obra que publicó en alemán el año 1887.

7. BIBLIA SACRA. Un tomo en 4.° mayor prolongado, de 1.024 páginas. Es del siglo XIII. Está escrita en pergamino sumamente fino, de modo que por esto también es una especialidad, así como por la letra tan diminuta, hecha con una perfección admirable. En la parte superior de la primera plana hay una nota de época más moderna, que traducida del latín dice así: «Comienza la carta de San Jerónimo presbítero, sobre todos los libros de la historia divina « divinae historiae. Luego sigue el prólogo. Al fin del mismo hay otra nota en el margen que dice así: «Concluye la carta de San Jerónimo presbítero, sobre todos los libros de la historia divina» Después dice: «Comienza la carta de San Jerónimo presbítero, sobre el Pentatéuco de Moisés.» A continuación sigue otro prólogo, y después el libro del Génesis.

En la confección de este Códice, además del gran trabajo que hubo reduciendo a tan pequeño volumen todo el texto de la Sagrada Escritura, se manifestó un gusto muy delicado en el ornato. Todas las iniciales de los capítulos están adornadas con preciosos dibujos de colores. También merecen notarse las viñetas del principio de cada libro de la Escritura, en las cuales se indica con figuras alegóricas algún suceso del mismo.
En el margen se ven algunas notas más modernas. Al final hay unos versos latinos sobre el asunto principal de cada libro de la Sagrada Escritura. Después sigue un índice alfabético que comprende muchos folios.

8 y 9. MISAL SEGÚN EL RITO DE LA IGLESIA DE TORTOSA. Un tomo en folio de 474 páginas. fue impreso en Barcelona por Juan Rosembach el año 1524, habiéndose terminado la impresión el día 21 de Mayo de dicho año. Así consta en una nota impresa que hay al fin. La edición de este Misal se hizo en papel cartulina con algunas láminas y viñetas; pero todo en negro y de un estilo muy sencillo. En el archivo de esta catedral se conserva un ejemplar de la expresada edición sobre papel cartulina, que es el señalado con el número 8.
Mas el Cabildo de aquel tiempo utilizando la misma edición, dispuso que se imprimiese separadamente un ejemplar sobre pergamino, que también se conserva y en el inventario de estos Códices tiene el número 9.
El Cabildo lo hizo ilustrar con gran lujo, con viñetas doradas, y con tal profusión de dibujos y figuras de todas clases, que sería muy prolijo referir. El artista tuvo la feliz idea de no salir para ello del plan u orden del otro Misal; de modo que a la vista de éste, que está sin ilustrar y todo en negro, es como se puede comprender la riqueza y el mérito de los trabajos hechos en el Misal que nos ocupa.
Como el arte de la imprenta entonces todavía estaba formándose, digámoslo así, los tipos de letra de estos dos Misales aún son iguales al de los Códices manuscritos, y tienen las mismas abreviaturas, siendo muy probable que los tipos también fuesen de madera según se usaban en las primitivas impresiones.

10. MISAL. Un volumen en 4.° menor, en pergamino, de 448 páginas. Es del siglo XI. Este Códice es sin duda el más antiguo de todos los que existen en el archivo de esta catedral, pues fue escrito el año 1055. Así consta en el folio 18, vuelto, linea l.a
Lo que principalmente se observa en este curioso Misal, es que contenga tantas materias, que aunque a primera vista parecen distintas, no lo son si se atiende a que todas pertenecen a la sagrada liturgia. Para comprenderlo téngase presente la escasez de libros en aquellos tiempos, y los cuantiosos gastos que se ofrecían para poderlos adquirir; de ahí que un mismo libro o Misal servía para varios objetos, siendo como un repertorio litúrgico.
Al principio tiene un Calendario, con varias apuntaciones o notas históricas. Siguen luego muchas fórmulas de bendiciones, y unas Misas a canto llano. Después está el Cánon de la Misa; y a continuación varias oraciones y preces, según la liturgia de aquel tiempo, y una especie de catálogo de las penitencias que se imponían entonces por los pecados públicos. También está el oficio de difuntos, con los responsorios puestos en notas de música.


domingo, 8 de marzo de 2020

120-129


120. BREVIARIO SEGÚN EL USO DE LA IGLESIA DE TORTOSA. Un volumen en 4.° en pergamino, de 666 páginas. Es del siglo XIV. así este Breviario como el del número anterior, se conoce que estaban destinados por el uso diario de esta catedral, porque además de contener algunos rezos ú oficios propios de esta iglesia, se dice en los mismos el número de cantores que en el coro correspondían a cada festividad.
En el que nos ocupa, después del Calendario hay una especie de lista donde se expresan, como hemos dicho, las festividades en que debía haber seis, cuatro, y dos cantores. También está el oficio de la fiesta de San Rufo y el de la octava. Al final hay dos o tres hojas de letra más moderna, que contienen varias explicaciones y notas sobre la liturgia de esta iglesia.

121. LECCIONARIO CON LAS HOMILÍAS. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 419 páginas. Es del siglo XIV. También fue escrito este Códice para esta catedral, o sea para el coro; sirviéndose de él en las lecciones los canónigos y beneficiados a quienes correspondía por turno. Está incompleto, pues al principio y al fin le faltan muchas hojas. Por lo demás se halla en buen uso y se conoce que el trabajo de este libro se hizo con mucha perfección. Todas las iniciales de las lecciones están adornadas con dibujos de colores.

122. HONORIO AUGUSTODUNENSE. ELUCIDARIO. Un volumen en 4.° prolongado, en pergamino, de 164 páginas. Es del siglo XII. Al principio de la primera página hay una nota de letra más moderna que dice, Quoestiúnculae Theologicae. Después sigue este epígrafe: Capitula Lucidarii. Las cuestiones se dilucidan en forma de diálogo, figurando un discípulo que pregunta, y un maestro que contesta dando la explicación.
Al principio de cada uno de los libros en que se divide esta obra, hay un largo índice de todos los puntos que se han de explicar. Después en las últimas hojas, que son de otra época, hay los siguientes breves tratados. De la Iglesia. De los sagrados órdenes. Del Sumo Pontífice. De la dedicación de la iglesia. Del agua bendita. De las palmas y ramos, etc. El final del libro está muy deteriorado y faltan además algunas hojas.

123. EL EVANGELIO DE SAN JUAN. Un volumen en 4.° prolongado, en pergamino, de 204 páginas. Es del siglo XII. Tiene los comentarios de Rábano Mauro, como los otros Códices de la Sagrada Escritura de que hemos hecho mención; pero este es de época más antigua, y de ahí que sea completamente distinto, así en el tamaño como en lo demás del escrito, viñetas, etc.
En este Códice se nota la particularidad de que el texto apenas ocupa una quinta parte de cada página, a fin de dejar extenso margen para los comentarios. También hay bastante distancia de línea a línea para poner notas, viéndose allí muchas. Al principio de la primera plana se ve con letra más moderna la nota que hemos copiado de otros Códices: «Es de Santa María de Tortosa; si alguno lo quitare, sea anatema» . Y al final después del evangelio de San Juan, hay una página comentando las palabras de la profecía de Balaam, Orietur stella ex Iacob.

124. COMENTARIOS SOBRE EL MAESTRO DE LAS SENTENCIAS. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 242 páginas. Es del siglo XIII. No consta el hombre del autor. No hay separación ni epígrafes que indiquen los libros del Maestro de las Sentencias que se exponen en este Códice. Es de notar que los comentarios principian por el libro segundo, como lo indican las palabras de la primera página, que traducidas dicen: «Sobre el principio del segundo libro del Maestro de las Sentencias propongo una cuestión.»
En el folio 29 comienza el comentario al libro primero, según lo expresa una nota de letra muy pequeña y de época distinta que dice, Circa primum Sententiarum.
En los folios 87 y 88 hay un índice de las cuestiones.

125. HUGO DE-NOVOCASTRO. Un volumen en folio en pergamino, de 292 páginas. Es del siglo XIV. Principia este libro del siguiente modo: Incipit secundus lecturae, Fratris Hugonis de Novocastro, Ordinis Fratrum minorum, suppletus ab eodem. Tal es el título que tiene. Su contenido es una exposición o comentario del Maestro de las Sentencias. El autor, que era un teólogo inglés, (Nota: Novocastro : Newcastle : Castellnou etc...) vivió a principios del siglo XIV. Dividió el libro en distinciones, subdivididas en cuestiones, que se indican con números romanos en la parte superior de cada página. Pero al llegar a la distinción XXI se omitió el señalarlas. También se omitió desde esta distinción hasta el fin del Códice, poner las iniciales del principio de cada cuestión, que sin duda debían adornarse con dibujos como las demás, y no se hizo; notándose que falta una letra y hay un claro en el texto.
Al final está un índice muy completo de las cuestiones que se tratan en este libro. Después del índice hay una nota, que traducida del latín dice así refiriéndose al libro: «El que me escribía, el nombre de Nicolás tenía.»

126. FORMULARIOS PARA TODA CLASE DE INSTRUMENTOS. Un volumen en folio en pergamino, de 114 páginas. Es del siglo, XV. Este Códice ofrece especial curiosidad por la multitud de formularios que contiene, redactados con mucha extensión y según derecho. No está completo. Al principio le faltan algunas hojas, pues comienza el primer folio por el instrumento de número XIV.
Aunque no hay foliación, todos los instrumentos están numerados por su orden en el margen. Además, al principio de cada instrumento hay un breve título o epígrafe con letras encarnadas. Todos los instrumentos o formularios de este Códice ascienden a 337, y aún faltan algunas hojas al fin. De un mismo asunto hay varios formularios según las diversas combinaciones y casos que pueden ofrecerse.

127. COMENTARIOS A LOS LIBROS DE LAS DECRETALES. Un tomo en folio, en cartulina, de 238 páginas. Es del siglo XV. Este Códice se puede dividir en dos partes; hasta la mitad del libro donde hay algunas hojas en blanco, y desde allí hasta el fin. La primera parte comienza por los comentarios del segundo libro de las Decretales, que tratan de los juicios o procedimientos; no hay allí división ni señal alguna de títulos ni capítulos. En la segunda parte están los comentarios a los libros tercero y cuarto; y aunque tampoco hay separación de títulos ni capítulos, cada caso que se resuelve está señalado con letras más grandes.
También se observa lo que ya hemos dicho de otros Códices; que la inicial quedó sin adornar, viéndose un claro o blanco en el texto.

128. LOS CUATRO EVANGELIOS. Un tomo en 4.° en pergamino, de 394 páginas. Es del siglo XII. Al principio de cada evangelio hay un índice y un prólogo. En el evangelio de San Lucas el prólogo está sin concluir, pues sólo tiene algunas líneas escritas, y siguen dos páginas en blanco donde parece que debía concluirse.
Las primeras palabras de los evangelios son de letras de muy buen gusto, y según el estilo de aquel siglo; siendo lástima que las principales que sin duda hubieran sido muy notables, quedasen por hacer, viéndose los claros donde debían estar. También son de colores las iniciales de todos los capítulos y párrafos. Este Códice a pesar de su mucha antigüedad se halla perfectamente conservado.
Según se ve en el ultimo folio, después de los cuatro Evangelios debían seguir en este Códice los Evangelios y Capítulos para todo el año; pero probablemente se continuaron en otro Códice.

129. SUMA O COMPENDIO DEL CÓDIGO DE JUSTINIANO. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 234 páginas. Al principio tiene un índice de los nueve libros en que se halla dividida esta obra; pero le falta algún folio, pues comienza por el índice del libro cuarto. Antes del primer capítulo, que se titula de Sacrosanctis Ecclesiis, hay un breve prólogo que comienza así, traducido del latín: «En nombre de Dios Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, principia la suma de todos los libros de leyes promulgada por los jurisconsultos.» Siguen luego por su orden los libros, que están indicados en la parte superior de cada folio. Los capítulos se indican en el margen con números romanos; y los epígrafes de cada asunto o cuestión están como es costumbre en estos Códices, con letras encarnadas a continuación del texto. Las iniciales de los capítulos son todas de colores, y las del primer nombre de cada libro están adornadas con dibujos.
Este Códice además del mérito de su antigüedad, tiene la especialidad de ser muy raro en las bibliotecas de Europa. Lo prueba, que al poco tiempo de haber publicado los señores Denifle y Chatelain el Inventario de los Códices de esta catedral, en la Revista que ya hemos dicho impresa en París, titulada Revue des Bibliothéques, un publicista de aquella ciudad nos escribió pidiendo copia de algunos capítulos de este Códice, para completar y ampliar según dijo, una obra de derecho regional que había publicado en Francia hacía pocos años.

41-45


41. MISAL CON VARIAS BENDICIONES. Un volumen en 4.° en pergamino, de 260 páginas. Es de principios del siglo XII. En la primera hoja hay dos curiosas notas escritas en letra muy pequeña y muy antigua. La una dice, con abreviaturas: Iste liber est Beatae Mariae Dertusensis. Y la otra que está en antiguo catalán, dice: Fó estimat XXXIII sous, refiriéndose al precio del libro. Después en la hoja siguiente hay una nota también muy antigua, que dice: Istud Missale est Beatae Mariae Dertusensis. Lo cual indica que con dichas palabras se designaba antiguamente la catedral de Tortosa, por estar dedicada a Santa María.
Contiene este Misal muchas oraciones y ritos que actualmente no están en uso, pero que son de un gran valor histórico. Al principio del mismo está la antigua fórmula de bendecir la ceniza, y de imponerla sobre los pecadores públicos, a fin de prepararles para hacer la penitencia que determinaban los antiguos cánones, y después ser reconciliados con las formalidades que se hallan en otro Códice, según veremos.
En el folio 45 comienzan los Prefacios de la Misa; allí hay una hermosa viñeta. En el folio 50 principia el Cánon; y en la página anterior hay unas preces en versos latinos, que son de mucho ingenio. Los señores Denifle y Chatelain dicen, que parte de estos versos fueron publicados entre las obras de Hildeberto, obispo Cenomanense, aunque se duda si pertenecen a este escritor.
También es de notar una figura del Salvador muy parecida a la del Códice n.° 11, aunque el dibujo es más vulgar así como los colores.
Siguen las palabras Te igitur adornadas con una grande viñeta de buen gusto. Las oraciones de las Misas de los Santos comienzan en el folio 64, viéndose allí una preciosa letra inicial estilo del siglo XII.
En la penúltima hoja hay algunas preces a la Santísima Virgen puestas en notas de música. También son muy curiosas las notas que se ven entre los Prefacios y el Cánon.

42. PEDRO RIGA. Un volumen en 4.° prolongado, en pergamino, de 170 páginas. Es de principios del siglo XIII, Este escritor floreció en el siglo XII. Según algunos autores era inglés, y según otros francés. Escribió por los años de 1160. En el libro que nos ocupa parafraseó en versos latinos
la mayor parte de los libros del antiguo y nuevo Testamento. Dióle el título de Aurora o Biblioteca. Todos los autores reconocen, dice un escritor contemporáneo, que el poema de Riga manifiesta un gran talento de versificación en aquella época.

En este Códice que se halla muy bien conservado, los versos están escritos a dos columnas en caracteres muy pequeños y claros, abundando mucho las letras de adorno con dibujos de colores al principio de cada composición poética.

43. JUAN DE NÁPOLES. Dos codlibetos. DURANDO, cuatro codlibetos. HERVEO NATAL, tratado de la potestad del Papa. Un volumen en folio grande, en pergamino, de 211 páginas. Este Códice contiene trabajos de dichos tres autores. Los del primero comprenden hasta el folio 51, los del segundo hasta el folio 90, y los del tercero hasta el fin.
Después de los cuatro codlibetos del segundo autor, hay un índice de los trabajos de éste, y de los dos codlibetos de Juan de Nápoles. Dicho índice comienza de este modo, traducido del latín: «Principia la Tabla de las cuestiones del primer codlibeto del Maestro Juan de Nápoles» En la página 23 se lee en el margen: «Segundo codlibeto».
En la página siguiente se inserta el índice de los codlibetos de Donato. En el otro folio hay una nota que traducida dice: «Principia el tratado del Maestro Herveo sobre la potestad del Papa. Y al fin de todo otra que dice: «Concluye el tratado de Fray Herveo Natal, Maestro en Teología, de la orden de Predicadores, sobre la jurisdicción de la potestad eclesiástica».

44. DIETARIO O CONSUETA para todas las fiestas y oficios del año de la catedral de Tortosa. Un volumen en folio en pergamino, de 358 páginas. Es del siglo XV. En este Consueta ya está separado todo lo referente a los rezos u oficios de las dominicas y ferias, y del Santoral, según el orden que se usa en la actualidad. La primera página tiene una grande orla, pero los colores han perdido mucho. Hay otra en el principio del Santoral, que se conserva en buen estado; su letra inicial ostenta una bonita imagen de San Esteban.
En los rezos se hace mención el día 2 de Agosto del oficio del Santo Ángel, con el rezo propio que tenía antes; de la Pasión de la Imagen del Salvador, de que hemos tratado en el Códice n.° 32; y de San Rufo, que en aquel tiempo se celebraba con octava. No es de estrañar que no se halle la fiesta de Nuestra Señora de la Cinta, porque este Códice, según ya hemos dicho, es del siglo XV, y la fiesta de la Santa Cinta se instituyó por el Obispo y Cabildo a principios del siglo XVI.
La lectura de este Códice o Consueta ofrece un grande interés, y puede servir mucho para estudiar todo el régimen de esta Catedral en aquel tiempo, deduciéndose varias noticias históricas, supuesto que en cada festividad se indican detalles muy curiosos sobre lo que debía prepararse, y a veces hasta se expresa el sitio de la catedral donde se practicaban algunos actos del culto.
La encuadernación de este libro aún es de las antiguas, y se dejó porque está en buen uso. Llama la atención un eslabón que hay en una de las cubiertas, el cual se sujetaba a la cadena de una mesa, a fin de que nadie pudiese sacar de allí el libro.

45. GUIDO DE BASYO. Preparación para el estudio de los seis libros de las Decretales de Bonifacio VIII. Un volumen en folio grande, en pergamino, de 320 páginas. Le faltan algunas hojas al final. Es del siglo XIV. Su autor Guido de Basyo era Arcediano de Bolonia, Capellán del Papa y Auditor del mismo en los asuntos o escritos contradictorios; litterarum contradictarum Auditore. Así se titula en el epígrafe puesto al principio del libro. Luego sigue un prólogo o dedicatoria del autor a sus discretos amigos y profesores, donde expone el plan de su obra. Adopta el mismo orden del Sexto de las Decretales, del cual es autor Bonifacio VIII, En el margen hay algunas notas del tiempo en que se escribió el Códice y de igual letra; además se ven otras notas de época posterior.
Según hemos dicho, le faltan algunas hojas; mas por el título con que concluye se puede deducir lo que hay de menos. El último título es el que trata de los privilegios; de privilegiis. Después de este, que es el de número séptimo del libro quinto de la Colección de Bonifacio VIII, aún hay cinco títulos hasta el doce que trata de verborum significatione. Esto sin contar las Reglas del derecho que siguen, y que también forman parte de la colección de dicho Papa.


miércoles, 3 de febrero de 2021

Cinch libres XVII sous Y Vi diners

13 DE JUNIO.

Con motivo de esperimentarse mucha dilación y tardanza en el curso de los negocios, y admirados de que los embajadores no hubiesen escrito, acordaron los señores Diputados, que se enviara a estos desde luego, una carta de efecto, cuyo contenido se halla después de las dos cartas siguientes, que se recibieron en este día.

Dirigitur dominis deputatis.
Molt reverends magnifichs e de gran saviesa mossenyors. Dies ha que per una vostra responsiva vostres grans reverencies foren certificades com executant lo manament de aquelles yo havia donades e liurades de les peccunies del General al honorable En Pere Jorda diputat local XXXIIII libres VII sous VI diners per despeses que per vostra ordinacio ell havia fetes ço es en arestar e detenir los navilis quis trobaven en los ports e riu de la present ciutat aço per medi de oficials reals e per trametre correus e altres condicions de persones per haver ajustaments sobre lo delliurament del Senyor Primogenit e altres despeses. En apres que de la dita quantitat pagada hagui scrit doni al dit diputat per una partida se havia omesa ço es XXX sous qui foren donats An Pere Velles guarda qui ere anat hun viatge ab letres de vostres reverencies al Castella Damposta comenador de Orta 
(https://www.monestirs.cat/monst/terra/cta08temp.htm
)
e a certes viles de la Castellania axi que es tot lo que yo he donat al dit En Pere Jorda diputat local per les rahons demunt dites trenta cinch libres XVII sous y VI diners segons consta per apocha quen ha fermada en poder del discret En Johan Sunyol notari a XI de març prop passat. Mes mossenyors he pagat de les dites pecunies del General An Bernat Miralles de aci An Gueran (Guerau) Ferrer de Barchinona e En Lorens Pugalt de Santa Coloma de Queral traginers per lo port de passadors dues bombardes e altres coses portaren de aqui en VIIII carregues per tot Xllll libres XVII sous les quals coses trames per lo General lo honorable En Johan Berenguer Tora de la qual cantitat pagada consta per apocha que los dits treginers ne fermaren en poder del dit En Johan Sunyol notari a XXVIII de febrer prop passat les quals quantitats damunt contengudes que he pagades son posades en data al libre de exides del mes de març prop passat lo qual es aqui en poder del vostre Racional.

Apres mossenyors he rebuda a XII de maig prop passat de vostres reverencies una letra data en Barchinona a VII del mateix mes contenent en efecte que En Pere Gil capita reste en la guarda del castell de Amposta. E de les dites pecunies del General yo pague lo sou dels X homens qui ultra lo dit Pere Gil son en guarda del dit castell axi que son per tots XI homens hon mossenyors axi com per vosaltres es a mi manat yo he pagat lo sou dels dits deu homens ço es a raho de sis florins corrents lo mes e aquesta paga he feta començant a comptar a XXVIIII de març fins per tot maig prop passats. Apres de aço he fet prestech als dits X homens per mig mes qui comença comptar lo primer dia del present mes de juny e axi sera continuat del temps que guardaran fer en aquells los pagaments fins tant que per vostres reverencies en altra manera sera delliberat e a mi scrit e manat. Ara es necessari mossenyors que de vostres reverencies lo dit diputat local e yo sapiam quin sou ha comptar lo dit En Pere Gil lo qual ja te de prestech vint florins dor los quals yo bestregui e doni al dit diputat e comença lo compte del dit Pere Gil a XIIII de abril prop passat com los dos meses primitius que per vostres reverencies fonch conduit ab sou de home de armes qui hagueren terme e fi a XIII del dit mes de abril. Per queus sia plasent mossenyors rescriure e declarar quin sou comptara lo dit Pere Gil lo qual ha bona disposicio en regir la guarda del dit castell e sera fet segons manaran vostres reverencies e magnificencies de les quals lo Sant Sperit ab augment de felicitat sia continua proteccio e guarda. De Tortosa a VII de juny any Mil CCCCLXI. - Mossenyors als manaments e servir de vostres grans savieses tot prest qui umilment me recoman Johan Montornes per lo General en Tortosa receptor.


cinch libres XVII sous y VI diners segons consta per apocha quen ha fermada en poder del discret En Johan Sunyol notari a XI de març prop passat.

domingo, 8 de marzo de 2020

31-35

31. CAPITULARIO PARA TODO EL AÑO. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 138 páginas. Es del siglo XV. Está foliado con números romanos, del estilo propio del tiempo en que fue escrito este libro. Al principio tiene una nota que traducida del latín dice así: «Comienzan los Capítulos ordinarios, según el Breviario Romano.» Esto indica que dicho libro no fue escrito para esta iglesia, porque en aquella época esta catedral tenía su rito propio. Después en el folio 9 se halla otra vez la misma nota. Las iniciales de cada capítulo están adornadas con dibujos de colores. 

32. CAPITULARIO PARA TODO EL AÑO. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 216 páginas. Es del siglo XV. Este Códice es muy parecido al anterior, aunque está mejor conservado. Fue escrito expresamente para esta catedral, como lo demuestra el epígrafe que traducido dice así: «Principian los Capítulos para todo el año, según el rito de la Santa Iglesia de Tortosa.» Antes de esto hay un Calendario muy completo, en el cual, lo mismo que en los de otros Códices de liturgia que hemos reseñado, además de expresarse los días del mes y de la luna, están las horas de día y de noche que tiene cada mes.
También son de notar en dicho Calendario algunos rezos que tenía entonces esta catedral. Entre estos se halla el día 9 de Noviembre, uno titulado: La pasión de la Imagen del Señor, o del Salvador, que es la misma imagen llamada del Santísimo Cristo del Salvador, de Bérito o de Beyrut, en Siria, que se venera en la parroquia del Salvador de Valencia desde el año 1250.
Este Capitulario también tiene adornadas con dibujos de colores las letras iniciales de cada capítulo. Al final están los principios de varias antífonas con notas musicales, que sin duda servirían para el Canónigo que estaba de semana en el coro.

33. GUILLERMO LAVINA. «Camino o Dietario de la salud, compuesto por Fray Guillermo Lavina, de la orden de frailes menores.» Tal es el título de este Códice, que forma un volumen en 4.° en cartulina, de 177 páginas. Es del siglo XIV. Se puede decir que está dividido en dos partes. Primeramente hay una serie de pláticas o meditaciones, y al principio un índice de todas. Se observa que después del índice hay cuatro folios truncados, que pertenecen a la segunda parte. Al fin de la primera parte, que concluye en el folio 76, hay una nota que traducida del latín dice: «Concluye el Camino o Dietario de la salud, compuesto por Fray Guillermo Lavina, Equitanie, de la orden de frailes menores.»
Sigue luego la segunda parte, que contiene los exordios para sermones de todas las dominicas del año, y para los santos apóstoles, mártires, confesores, etc. Después hay una Tabla o división de puntos para sermones de diversas materias morales.
Al principio de este Códice se ve una nota de diferente letra y de época más reciente, que dice:
« Via salutis á Fr. Lavina» y después otra que dice: «Sermones de Inocencio 3.°» Mas parece que hubo en esto alguna equivocación, o tal vez se formó un segundo tomo por separado, en el cual se escribieron los sermones de Inocencio III, pues no existen en este Códice. Además en la última página hay una nota que traducida dice lo siguiente: «Concluye este libro, que se denomina de la salud, y que también contiene temas sobre las dominicas»; y nada dice de los sermones.
Es de creer que el Códice que nos ocupa sea muy conocido en las bibliotecas antiguas; porque los Sres. Denifle y Chatelain dicen que se publicó el siglo XV entre las obras de San Buenaventura; y que se halla en la biblioteca de Mazarine, n.° 888; en la de Rouen, n.° 660; y en la de Bordeaux n.° 331. También hace mención del mismo el escritor francés Bartolomé Haureau, en la Historia literaria que publicó a mediados de este siglo.

34. MISAL. Un tomo en 4.° prolongado, en pergamino, de 396 páginas. Es de fin del siglo XII o de principios del XIII. Al comenzar hay cuatro folios truncados, que parece no corresponden a aquel sitio. En el folio 5.° se ve una nota que dice, que este libro es de la sede o catedral de Tortosa; y otra en que se lee esto: Fó estimat en LXX set sous. «Fué valorado en setenta y siete sueldos.» Sigue luego una larga oración de San Agustín y otra de San Ambrosio, para el principio de la misa, y la notable Epístola o Carta pastoral de San León Papa.
Después hay un antiquísimo Calendario, de tamaño más pequeño y de distinta letra que la del Misal. En este Calendario ya está la fiesta de San Rufo, y la de la Inmaculada Concepción; la primera el día 14 de Noviembre, como ahora, y la segunda también el 8 de Diciembre.
Son dignas de notarse en este Misal, así como en otros muy antiguos que hemos reseñado, varias oraciones, bendiciones y preces que ahora no se usan. Citaremos una que está añadida al final de la página 170, y se refiere al tiempo en que gran parte de España aún estaba en poder de los moros. Dice así, traducida del latín: «Omnipotente sempiterno Dios, en cuya mano están todas las potestades y todos los derechos de los reinos; dignaos auxiliar a los cristianos, para que las gentes paganas que confían en su ferocidad, sean destruidas con la fuerza de tu poder.»
En la página 166 hay un Prefacio con nota musical escrita según el uso de aquel tiempo.
A pesar de su grande antigüedad, este Códice se halla perfectamente conservado. Son de admirar en él las hermosas viñetas de colores muy finos, que están al principio de cada oración.

35. PEDRO LOMBARDO, O EL MAESTRO DE LAS SENTENCIAS. Un volumen en folio en pergamino, de 626 páginas. Es de principios del siglo XIII. Contiene los cuatro libros del Maestro de las Sentencias. Al principio de cada libro hay un índice. Este Códice está escrito en finísimo pergamino y con caractéres muy correctos. Además todas las páginas están orladas con dibujos de colores. También tienen adornos las iniciales de cada capítulo. Los cuatro libros se encabezan con hermosas viñetas; pero falta la del libro 1.° que fue rasgada. En el margen hay algunas notas, aunque muy breves.

36-40