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domingo, 8 de marzo de 2020

140-147


140. MISAL. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 266 páginas. Es del siglo XIII. Al principio tiene un Calendario; pero le faltan los meses de Noviembre y Diciembre. En el margen del mismo están señalados los días egipcíacos. En la página que precede al Calendario, están escritas de letra más moderna las oraciones que dice el sacerdote al ponerse los sagrados ornamentos, en las cuales son de notar algunas pequeñas diferencias respecto de las que se dicen actualmente.
Según la costumbre de los Misales de aquel tiempo, en este también están dibujadas antes del Cánon las imágenes del Cristo y del Salvador, con las figuras y alegorías de que se ha hecho mención en otros Misales. El que nos ocupa está bien conservado, y tiene las iniciales de los capítulos y párrafos adornadas con dibujos de colores según el estilo de aquel siglo.

141. MARSILIO DE PADUA. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 200 páginas. Es del siglo XIV. Su autor llamado de Padua porque naciò en dicha ciudad, floreció a últimos del siglo XIII o principios del XIV. fue un célebre político y jurisconsulto. Una de sus principales obras es la que contiene este Códice. Se titula «El defensor de la paz» porque expone la grave cuestión acerca la potestad del Papa y del Emperador.
Toda la materia se explica seguidamente sin haber divisiones de tratados; tan sólo en la parte superior de cada página hay una sencilla indicación del número de la cuestión que allí se expone.
Al final hay un resumen o índice de los asuntos.

142. ARISTÓTELES. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 142 páginas. Es del siglo XIII. Contiene los ocho libros phisicorum de aquel filósofo. Al principio hay tres folios que no pertenecen a este Códice. El primero y segundo libro tienen una inicial que manifiesta comenzar allí el tratado; en los demás libros quedó esto por hacer, y sólo se conoce el principio del libro por el blanco que allí se ve. De todos modos los libros están bien indicados con números de color en la parte superior de cada folio. Hay notas en el margen de letra muy diminuta y clara; algunas son de época posterior a la del Códice. También las hay entre las líneas, especialmente en los últimos folios.

143. FRANCISCO DE MAIRON Y OTROS AUTORES. Un volumen en folio en pergamino, de 214 páginas. Es del siglo XV. Contiene primeramente un trabajo del expresado autor, cuyo título traducido del latín dice: «Flores extractadas de los libros de la Ciudad de Dios de San Agustín, y reducidas a la forma de verdades, por el Doctor en sagrada Teología, el venerable Maestro don Francisco de Mairon, añadiendo muchos documentos y argumentos teológicos, etc.»
Se divide en 22 libros, que se indican en números muy pequeños en la parte superior de cada folio.
Sigue un tratado del Maestro Nicolás Oresme, de communicatione idiómatum.
Otro de Retórica, cuyo autor no consta.
Otro que se titula, dici de omni, según la mente de Aristóteles y demás filósofos, por el Doctor y Maestro Reverende Enrique de Hassia.
El sermón que dicho Maestro Nicolás Oresme predicó delante del Papa y de los Cardenales, la víspera de Navidad, que fue el cuarto domingo de Adviento del año 1363, y segundo del Pontificado de Su Santidad el Papa Urbano V.
El sermón de San Francisco, que el Maestro Pedro de Ailliaco predicó en la Universidad de París el año 1382.
La carta de la Universidad de París al rey de Francia, sobre el cisma, fechada la víspera de Pentecostés, día 25 de Mayo del año 1394.
El libro titulado «del hombre interior» compuesto por el Maestro Ricardo de San Víctor.

144. CONSTITUCIONES PAPALES DE ALEJANDRO III, Y OTROS DOS OPÚSCULOS.
Un volumen en 4.° mayor prolongado, en pergamino, de 188 páginas. Es de últimos del siglo XII. En este Códice llama la atención el contener materias tan distintas entre sí; pero según hemos notado en algún otro Códice, se debe a la escasez de libros de aquel tiempo, en que siendo tan costoso poderlos adquirir, se coleccionaban varios opúsculos en un mismo Códice.
En el que nos ocupa, primeramente están las Constituciones de Alejandro III dadas la mayor parte en el Concilio Lateranense III.
Después la Filosofía del Maestro Guielmo de Conchis. Trátase en ella de la sustancia creatriz, de los elementos, del caos, del sistema planetario, que se explica con mucha extensión y con multitud de figuras y círculos. También se trata de la tierra, de los animales, etc.
Por último, hay un breve opúsculo que comprende cuatro folios, y se titula traduciéndolo del latín: «Libro de Cirujía según Constantino el Africano».

145. BREVIARIO. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 600 páginas. Es del siglo XIV. Este Breviario es de los más completos que existen el archivo. Por el estado en que se halla se comprende que prestó gran servicio en su tiempo. Tiene varios himnos con notas de música, siendo de notar que algunos son distintos de los que se usan actualmente.
En el oficio de la Santísima Virgen las lecciones del primer Nocturno no son de la Sagrada Escritura, sino de un Santo Padre.
Dicho Breviario como los otros de su clase, está escrito con gran profusión de dibujos en las iniciales de cada capítulo. Al principio tiene un Calendario en el que falta una hoja que comprende los dos primeros meses.

146. SAN GREGORIO MAGNO. Un volumen en folio, impreso en papel cartulina, de 672 páginas. Es de últimos del siglo XV. Contiene la obra de dicho Santo Padre titulada Moralia.
Este libro es de los llamados incunables; nombre con que se designan los libros impresos desde que se inventó la imprenta hasta principios del siglo XVI.
Contiene un prólogo del Obispo Brixiense. Después sigue un índice alfabético que ocupa catorce folios. En el primer folio hay una nota manuscrita que dice: Sedis Dertusae.
Y en el margen se ven algunas notas, también manuscritas, que abundan más en los primeros libros en que se divide esta obra.
Al fin hay un párrafo que traducido del latín dice lo siguiente: «Ha sido concluida esta obra de los Morales de San Gregorio Papa, corregida y enmendada diligentísimamente por D. Bartolomé Cremon, Canónigo regular, impresa en Venecia por Reynaldo de Novimagio Teutónico, año del Señor 1480, el día 14 de Junio, siendo Presidente de Venecia el ínclito Duque Juan Mozenigo
Y en el folio último hay una página manuscrita donde se dan algunas explicaciones sobre este libro.

147. TRATADO ASCÉTICO. Un volumen en 4.° escrito parte en cartulina y parte en pergamino, de 346 páginas. Es del siglo XV. Contiene varios tratados o meditaciones sobre la Pasión del Señor. No consta quien es el autor. Según parece, en este Códice tan sólo hay una parte de la obra, que es la segunda, pues en las primeras líneas dice traducido del latín: «Comienza aquí la segunda parte de
esta obra, que fue compuesta en honor de la memoria de la Pasión del Señor».
Siguen luego las meditaciones, sirviendo de principal tema las siete palabras que dijo el Salvador, y se indican con números en la parte superior de las páginas. La división de los asuntos está señalada con iniciales de color.



sábado, 7 de marzo de 2020

Catálogo 11-15

11. Misal. Un volumen en 4.° en pergamino, de 280 páginas. Es del siglo XII. De este Misal histórico hacen mención varios escritores. Martorel lo cita en su Historia de Tortosa. También se ocupan del mismo el P. Risco en su «España Sagrada» y el P. Villanueva en su «Viaje literario.» 
Describiendo Martorel este Misal dice: «Está con cubiertas de finísima plata, y en ellas un Cristo pintado con esmalte de finísimos colores, clavados los dos pies en la Cruz con dos clavos, señal evidente de grande antigüedad, y a la otra parte un Salvador, y al derredor de él muchas piedras finas.» Hasta aquí Martorel.
Dichas piedras actualmente no están en el Misal. Es de creer que se sacaron por temor de que fueran robadas en algún sitio o guerra, dándoles después otro destino, pues antiguamente había mucha afición de adornar con piedras finas los ornamentos sagrados.
Las figuras de las cubiertas a que alude Martorel son de estilo bizantino, y están sobre una plancha de metal dorado. En una cubierta hay un Crucifijo, que tiene esta inscripción con abreviaturas: Iesus Nazarenus Rex Iudoeorum; a un lado está la imagen de la Santísima Virgen, con esta inscripción: María; y al otro la imagen de San Juan, con esta inscripción. Ioannes. En los ángulos superiores hay dos figuras de ángeles. Al lado de uno de ellos se lee: Sol; y al del otro: Luna.
En la otra cubierta hay una imagen del Salvador, que tiene en las manos un libro donde se lee: Ego sum qui sum. A los lados del Salvador están las iniciales de las palabras griegas Alpha et Omega; y en los ángulos de esta cubierta hay las figuras alegóricas de los cuatro evangelistas.
Los extremos o bordes de las dos cubiertas están circuidos con una plancha de plata. En la de una cara se lee: Sum Deus, et vendor. Sum Rex, et in hac cruce pendor. Y en la plancha de la otra cara dice: Adstans altari, pia mens gaude lacrimari.
Esta última inscripción se halla mutilada; lo que no es de estrañar atendidas las muchas vicisitudes que ha pasado este Misal, y las distintas veces que ha estado escondido, tal vez fuera de la catedral, para poder salvarlo.
En las crónicas y notas antiguas de esta iglesia se designa este Misal con el nombre de Misal de San Rufo, únicamente porque en él se halla la oración propia de dicho Santo. Pero conviene advertir, y lo hace constar el P. Villanueva en el tomo V de su «Viaje literario», que al encuadernarse hubo el descuido de truncar algunos folios, resultando que la oración propia de San Rufo no está en el lugar que corresponde, sino en el folio 61. Y lo mismo sucede con el Cánon de la Misa, como está allí anotado.
Es de creer que el Misal que nos ocupa debía destinarse para los Pontificales de los Prelados, y por eso se adornó con tanto lujo. Hay en el texto viñetas de muy buen gusto, según el estilo de aquel tiempo. Antes del Cánon se ven reproducidas las dos figuras del Cristo y del Salvador que están en las cubiertas; pero las del Cánon son de un dibujo más perfecto.
A propósito de estas figuras, se comprende que en aquella época debían estar muy en uso, al menos en esta iglesia; pues según veremos al reseñar otros Misales, casi todos los de aquel tiempo las tienen, con la particularidad de que aunque sean de dibujos más vulgares, todas concuerdan en el fondo, o sea en el Salvador, en el Cristo, y en las alegorías que tienen a los lados.

12. LAS CARTAS DE SAN PABLO. Un volumen en folio grande, en pergamino, de 626 páginas. Es del siglo XIII. Contiene las cartas del Santo, y los comentarios de Rábano Mauro. Este sabio escritor, a quien ya hemos citado en el Códice de número 2, nació en Maguncia por los años de 776, y fue Arzobispo de dicha ciudad. Comentó la Sagrada Escritura, y por ello en algunos otros Códices que contienen libros de la Escritura, hacemos mención de sus comentarios. También escribió un Martirologio, Homilías, y Poesías religiosas, entre las cuales está el Himno Veni Creator Spiritus.
El Códice que nos ocupa como objeto de arte caligráfico es de los más notables del archivo. Está escrito en tres tipos o letras distintas. En medio, con caracteres muy grandes, se hallan las cartas de San Pablo; y a los lados circuyendo el texto, hay dos clases de comentarios; unos inmediatos al
texto, y otros más separados de letra muy diminuta y escrita con suma perfección.
Así en este Códice como en algunos otros de la misma época, se observa en el escrito una circunstancia que merece notarse. Las líneas de lápiz que suelen servir de pauta, no están al pie de las letras, sino entre una y otra línea o sea en el medio. No se sabe el motivo de colocarlas en esta
forma. De todos modos revela un gran pulso en el escribiente, el hacer las líneas con tanta rectitud, sin que las letras lleguen hasta el lápiz. Al principio y al fin de este Códice faltan algunas hojas destruidas sin duda por la acción del tiempo.

13. ORACIONES DE LAS MISAS DE TODO EL AÑO. Un volumen en folio en pergamino, de 286 páginas. Es del siglo XIII. También hay un Calendario. Ante todo está el rito referente a la celebración del Sacramento del matrimonio. Se dice allí en primer lugar, que los matrimonios deben celebrarse públicamente, y que está prohibido celebrarlos: Desde el Adviento hasta la octava de Reyes. Desde Septuagésima hasta después de la octava de Pentecostés. Pero esto fue modificado posteriormente por el Concilio de Trento.
En los antiguos Códices solía ponerse alguna nota referente a hechos históricos. En el que reseñamos al final del folio 4.° se lee lo siguiente, que traducimos del latín. «Año 1352. El día primero de Agosto fue consagrado el Altar (o Ara) de San Esteban, por D. Bernardo, Arzobispo de Galatea» Este altar ahora no existe, y debió ser substituido por otro.
Después del folio 72, antes de los Prefacios de la Misa, hay una figura del Cristo y otra del Salvador, semejantes a las del Códice n.° 11, aunque el dibujo es de menos mérito, y los colores ya están muy deteriorados.

14. CAPÍTULOS Y ORACIONES DE TODO EL AÑO. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 368 púginas. Es del siglo XIV. Está escrito con caracteres muy grandes, pues se comprende que este libro servía para el Canónigo Semanero, y entonces los Maitines y Laudes eran por la noche. Llama la atención una oración propia, del rezo de Nuestra Señora de la Cinta, que está en una hoja de pergamino suelta, dentro de este Códice, al folio 173, escrita en letra que se conoce es de aquel mismo siglo. Esto manifiesta que ya se rezaba entonces dicha oración; lo cual confirma la tradición relativa a la aparición de la Santísima Virgen en esta catedral, y entrega de su Santa Cinta. Por ser un documento de mucho interés histórico lo copiamos literalmente. Dice así:

«Deus, qui Ecclesiam Dertusensem Beatissimae Virginis Maríae Visitatione et Cingulo decorasti; ejus nobis intercesione concede, ut cingulo fidei et puritatis accinti, a cunctis peccatorum nexibus eruamur . Per Dominum...»

En el Códice núm. 81 de que trataremos más adelante, y que también es del siglo XIV, se halla esta oración en el mismo Capitulario, sin estar añadida en hoja suelta.
Son de notar así mismo las oraciones de Santo Tomás de Aquino y de San Vicente Ferrer, que están al margen con diferente letra; y es porque cuando se escribió este Capitulario dichos Santos aún no habían sido canonizados.

15. DIÁLOGOS DE PEDRO ALFONSO, ex Iudeo Christianus.
Así consta en una nota antigua que hay al principio de este libro, lo cual indica que el autor era Judío antes de su conversión. Está en 4.° mayor prolongado, y tiene 232 páginas en papel cartulina. Es del siglo XIII. Hállase dividido en 12 títulos, que tratan de diversos puntos de la religión cristiana. Al principio el autor pone lo siguiente, que traducimos del latín: «La gracia del Espíritu Santo nos asista. Amen.» Y después añade: «En nombre de la Santísima y Divina Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, principia el proemio de Pedro Alfonso, de Judío Cristiano.» Al fin del libro repite esto mismo, e invoca otra vez la divina gracia.


domingo, 8 de marzo de 2020

111-119

111. BREVIARIO SEGÚN EL USO DE LA CATEDRAL DE TORTOSA. Un volumen en 8.° en pergamino, de 1,036 páginas. Es del siglo XIV. Al principio tiene un Calendario muy completo. El día primero de Agosto está la fiesta del Santo Ángel Custodio, patrón de Tortosa; y en el lugar correspondiente se halla el rezo propio, que después se insertó en el Breviario para uso de esta catedral, impreso en Liòn el año 1547. También se ve en el Calendario la fiesta de la Expectación del parto de Nuestra Señora, el día 18 de Diciembre
Luego sigue el Salterio con los Himnos, según el orden de los Breviarios actuales; pero no están numerados los Salmos, ni hay foliación ni índice; únicamente se indican los rezos ú oficios con una breve nota de letra encarnada. Las lecciones de los nocturnos de este Breviario son mucho más breves. Es digno de notarse, que en los rezos de los Santos todas las lecciones son históricas, como las del segundo nocturno de los rezos actuales, aunque también son más breves. En el tercer nocturno está la Homilía, como en los rezos de ahora.
Este Breviario es de los más completos que se conservan entre` los los (todos los) Códices del archivo.

112. RITOS PARA LA ADMISIÓN Y RECONCILIACIÓN DE LOS PENITENTES PÚBLICOS. Un volúmen en 8.° en pergamino, de 384 páginas. Es del siglo XIV. Este curioso libro, que es el único en su clase que ha quedado de aquella época, explica con todos los pormenores las ceremonias que se practicaban en la catedral de Tortosa, para la admisión y reconciliación de los penitentes, a quienes según la antigua disciplina canónica se imponían penitencias públicas cuando los pecados eran públicos.
Después de haber puesto el señor Obispo a los penitentes en el primer día de cuaresma el vestido propio de penitentes y la ceniza; habiendo practicado estos durante la cuaresma ciertos rezos y actos de devoción en el claustro; dice este libro, que el día del Jueves Santo se verificaba la reconciliación con grande solemnidad. Antes de la Misa el Prelado, el Cabildo y el Clero, se dirigían en procesión a la puerta de la catedral donde estaban los penitentes. Al lado de los mismos se hallaba el párroco ú otro sacerdote, que informaba al Prelado sobre si habían cumplido la penitencia que les fue impuesta.
Se rezaban allí algunas preces; el Prelado les hacia una exhortación; y regresando la procesión al interior de la iglesia, iban con ella los penitentes hasta el presbiterio, donde se postraban para dar gracias a Dios.
Al final de este Códice hay una hoja que al parecer no corresponde al mismo. En ella se hace alusión a un rezo o responso por los difuntos; y con este motivo se menciona el histórico cementerio de San Juan, que estaba en las afueras del Temple de esta ciudad, llamadas también por esto afueras de San Juan.

113. SAN AGUSTÍN. DIÁLOGO SOBRE SETENTA Y UNA CUESTIONES. Un volumen en 4° menor, en pergamino, de 72 páginas. Es de últimos del siglo XI, o de principios del XII. En el folio primero hay algunas observaciones o prólogo de época más reciente, no constando quién es el autor. Después sigue un índice de las setenta y una cuestiones; y a continuación se exponen estas en forma de preguntas y respuestas. Se supone que pregunta Orosio y que le responde San Agustín.
Al final hay tres folios añadidos; se comprende que faltaban, y fueron hechos en época posterior. En el margen de algunas páginas se ven dibujos que aunque sencillos ofrecen algo de original.

114. CUESTIONES LOGICALES. Un tomo en 4 ° en cartulina, de 306 páginas. Es del siglo XIV. No consta el autor. Siguen a dicho tratado las cuestiones sobre los supuestos de Mercilio de Inghen. Después están las cuestiones sobre las consecuencias, compiladas en París por el Maestro 
Jaime de Iman, Regente en la Facultad de artes. Y por último las obligaciones, escritas en París por el Maestro Wilhelmo Buzer, el año 1360; y otras cuestiones cuyo autor no consta.
Al final de las cuestiones de Mercilio hay una nota que traducida dice: «Estos supuestos son de Nicolás Surrana, estudiante de Metafísica, año del Señor 1,405».


115. BREVIARIO SEGÚN EL USO DE LA IGLESIA DE TORTOSA. Un volumen en 4.° en cartulina, de 648 páginas. Es de últimos del siglo XIV. Al principio tiene un Calendario; después hay dos Tablas en las que se expresan las fiestas movibles, en igual forma que se usa en los Breviarios actuales. A continuación de dichas Tablas se ven unos círculos, que ni parecer sirven para conocer la Letra dominical y el Áureo número que corresponde a cada año.

116. BREVIARIO SEGÚN EL USO DE LA IGLESIA DE TORTOSA. Un volumen en 4.° en cartulina, de 274 páginas. Es del siglo XIV. Le falta el Calendario que suelen tener todos los Breviarios. También le faltan algunas hojas al principio y al fin. Llama la atención en este Códice que está muy deteriorado, la diversidad de letras con que fue escrito, deduciéndose que fueron varios los que trabajaron en él, lo cual no solía suceder en los antiguos Códices.
A cosa de la mitad del libro hay una hoja añadida, y más moderna, que contiene las absoluciones y bendiciones de los tres Nocturnos, que ahora están al principio en todos los Breviarios. Un poco más adelante se hallan las letanías. Algunas hojas después, a diferencia de los actuales Breviarios en que cada rezo está todo unido, se hallan los capítulos y oraciones de los Santos, separadas del lugar donde están las lecciones de los Nocturnos.

117. GRAN LIBRO SOBRE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA. Un volumen en 4.° en pergamino, de 687 páginas. Es del siglo XIV. Este curioso Códice, cuyo autor no consta, contiene ciento cincuenta capítulos, exponiendo igual número de calificativos o atributos que se aplican a la Madre de Dios. Al principio hay tres hojas de letra muy diminuta, y al parecer de distinta época, que no pertenecen a este Códice. Siguen luego los capítulos por su orden. Antes del primer capítulo hay como un prólogo, que traducido dice así: «AURORA. Con esto se manifiesta la nobleza de María, su humildad, hermosura, autoridad, bondad, y dignidad.»
No hay división en los capítulos, ni estos están señalados al margen ni en la parte superior de las páginas; únicamente se indican en el texto con pequeños números romanos de letra encarnada. Al final hay un índice muy completo. He aquí los títulos de los capítulos. Maria est: Lux. Coelum coelorum. Coelum empireum. Coelum cristalinum. Firmamentum coeli. Sol. Luna. Stella matutina. Maris stella. Stella. Sidus. Dies. Meridies. Aurora. Arcus. Nubes. Nébula. Nix. Ros. et-cétera (en dos líneas).
Todas las iniciales de los capítulos y párrafos están adornadas con dibujos de colores.

118. JUAN ESCATO. (Escoto) Libro sobre el Maestro de las Sentencias. Un volumen en 4.° de 304 páginas, escrito parte en pergamino y parte en cartulina.
Es del siglo XIV. En la primera hoja hay una inscripción de letra más moderna que la del Códice, que dice: Theologia Doctoris Subtilis. Sigue un folio que no pertenece a este Códice, y luego el prólogo del autor cuyas primeras palabras traducidas dicen: «Si al hombre en el estado actual le es necesaria alguna especial doctrina sobrenaturalmente.»
No hay índice ni indicación de las materias con epígrafes o números, pues todo está seguido. El final no está completo; se ven allí una o dos hojas que al parecer no corresponden a este Códice.

119. BREVIARIO SEGÚN EL USO DE LA IGLESIA DE TORTOSA. Un volumen en 4.° en cartulina de 658 páginas. Es del siglo XIV. En este Breviario el Calendario se halla en el folio 140. En el folio 125 y siguientes hay algunas notas, de diferente letra, relativas a ciertas misas que se celebraban en esta catedral. Después del Calendario, en los folios 146 y 149 hay algunas Tablas de las fiestas, y varios datos relativos a la liturgia de esta iglesia.
Merece además notarse que en este Breviario está el rezo de San Rufo y el de su octava. Ya se tenía en los tiempos pasados como un dato importante, pues se consignó en una nota que se ve al principio de este Breviario, que dice: En el fòlio 296 de aquest Breviari está lo offici ab octava de Sant Rupho.

120-129

130-139

130. EXPOSICIÓN DEL APOCALIPSIS DE SAN JUAN. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 550 páginas. Es del siglo XII. No consta el autor. Aunque no es muy suntuoso este Códice, en su clase es de los que se escribieron con más gusto, siendo de admirar lo bien conservado que está no obstante su grande antigüedad. 
Al principio tiene un prólogo. Después sigue la exposición del Apocalipsis, del modo que los autores de épocas más recientes acostumbran expositar los libros de la Sagrada Escritura; esto es, insertando primeramente uno o más versículos del texto, y poniendo luego la exposición. En este Códice el texto del Apocalipsis está escrito con bellísimas letras encarnadas. En el margen se anotan los libros sagrados a que hacen referencia las citas de la exposición.
Al fin hay una nota que dice haberse puesto la pena de excomunión al que quitare este libro (que es de la iglesia de Santa María), o lo poseyere injustamente por cualquier modo furtivo.
Y concluye con un breve tratado de San Agustín, que se titula de Córpore et Sanguine Christi.

131. RITUAL DE LA IGLESIA DE TORTOSA. Un volumen en 4.° mayor prolongado, en pergamino, de 234 páginas. Es del siglo XV. Por razón del objeto a que estaba destinado este libro, fue escrito en caracteres muy grandes. Además de lo referente al Sacramento del bautismo, y a otros actos parroquiales, contiene la consagración de los santos Óleos, el lavatorio del Jueves Santo, la bendición de las palmas, etc.
También hay otras bendiciones. Entre ellas está la de cordero de Pascua, que solía practicarse en algunas casas; la bendición del báculo o bastón antes de emprender un largo viaje, etc.

132. RICARDO DE SAN VÍCTOR. TRATADO DEL SUEÑO MÍSTICO DEL REY NABUCODONOSOR.
Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 248 páginas. En el primer folio hay un índice de todos los puntos o materias que comprende este tratado. El folio segundo donde principia el texto tiene una sencilla y bonita orla. Los capítulos se indican en el margen con números romanos, estando las iniciales adornadas con dibujos.
Concluido este tratado sigue otro muy breve exponiendo el sentido de varios nombres. Y al fin está la exposición de las peticiones de la oración dominical.

133. PONTIFICAL. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 481 páginas. Es del siglo XIII. Está escrito con caracteres muy grandes, y adornado con profusión de dibujos, orlas y viñetas; lo cual se comprende atendido el servicio que debía prestar este libro, destinado para las funciones pontificales, como ordenaciones, consagraciones, etc.
Pero lo que llama la atención principalmente son las orlas de muchas páginas, así como el gran número de letras iniciales con dibujos; y algunas viñetas donde compite el capricho con el buen gusto, las cuales a pesar de su mucha antigüedad conservan perfectamente los colores y dorados.

134. METAMÓRFOSES DE OVIDIO. Un volumen en 4.° prolongado, en pergamino, de 234 páginas. Es del siglo XII. Este curioso libro se halla completo, y no obstante el mucho uso que se conoce haberse hecho del mismo, se conserva en muy buen estado. Todos los versos de Ovidio están seguidos, sin separación ni división, si se esceptúa alguna inicial grande que se ve en el texto, aunque son muy pocas.
Hay un sinnúmero de notas de letra muy pequeña en el margen y aún entre las líneas. Al final hay una nota que traducida dice; «Concluye el Metamòrfoses de Ovidio». Siguen después cinco o seis versos, y luego una nota sobre el número de versos que contiene este libro.

135. LIBRO DE LA ANTIGUA LITURGIA DE LA CATEDRAL DE TORTOSA. Un volumen en 4.° mayor prolongado, en pergamino, de 286 páginas. Es de últimos del siglo XII o de principios del XIII. Este Códice contiene algunos cantos con notas de música, que antiguamente solían intercalarse en el canto litúrgico de la Misa. Indicaremos algunos, traduciéndolos del latín, para que se pueda formar idea.
Al cantar los Kyries se intercalaba lo siguiente:
«Sumo Dios, que todo lo crías. Tú, Cristo, espejo del Padre. Espíritu divino, que procedes de ambos. Ten piedad de nosotros.»
En la Misa de la Virgen, al Gloria, se intercalaba esto.
«Primogénito de la Virgen María, que quitas los pecados del mundo. Ten piedad de nosotros. Tú, que estás a la diestra del Padre, para gloria de María. Pues que Tú sólo eres Santo, que santificas a María. Tú sólo eres Señor, que gobiernas a María. Tú sólo eres Altísimo; que coronas a María.»
Al Agnus Dei se intercalaba lo que sigue:
«Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. A quien recibió María como rocío, conservando su candor virginal. La planta nos dio una flor en la que está nuestra salvación. Ten piedad de nosotros.»
Hay muchísimos cantos, y todos por el estilo; de ahí que este libro sea curiosísimo. Aunque le faltan algunas hojas al principio y al fin, lo demás está muy bien conservado. Este Códice es el único de esta clase que hay en el archivo, y por ello es más apreciable.
Los cantos están con notas de música escritas con gran claridad. Hay muchas letras adornadas con dibujos de colores, y alguna viñeta del estilo de aquel tiempo.

136. BREVIARIO SEGÚN LA COSTUMBRE DE LA IGLESIA DE TORTOSA. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 410 páginas. Es del siglo XIV. El gran número de residentes que había en esta catedral en los tiempos pasados, requiría una buena colección de libros para poder cumplir con el rezo y canto del coro; así es, que aunque se han perdido algunos, todavía quedan muchos Códices relativos a la sagrada liturgia. El que nos ocupa se comprende que es de los que prestaron más servicio en aquel tiempo.
Le faltan algunas hojas al principio y al fin; y como los demás de su clase que hemos reseñado, tiene todas las iniciales de cada párrafo adornadas con dibujos de colores.

137. SUMA O COMPENDIO DEL DICTAMEN DEL MAESTRO TOMÁS DE CÁPUA.
Un volumen en 4.° mayor, en cartulina, de 614 páginas. Es del siglo XV. Este Códice contiene varios informes o dictámenes relativos al modo de funcionar la Curia Romana en aquel tiempo. Al principio hay algunos folios en blanco; antes del texto está el índice. En la segunda página se ve una nota, que traducida dice refiriéndose a este libro: «Es de la iglesia de Santa María de Tortosa».
Después del dictamen del expresado autor, sigue otro de escritor distinto cuyo epígrafe traducido del latín dice: «Principia la suma del dictamen, compuesta por el Maestro Ricardo de Pofis, extractada de los registros de los señores Papas, Urbano, Clemente, y otros Papas». Y al fin dice así: Concluye la suma del Maestro Ricardo de Pofis, según el estilo de la Curia Romana.

138. TRATADO DE GRAMÁTICA LATINA. Un volumen en 4.° mayor, escrito parte en cartulina y parte en pergamino, de 428 páginas. Es del siglo XV. Este Códice contiene un extenso tratado de latinidad. No consta quien es el autor. La materia está bien ordenada, señalándose cada asunto con letras grandes al principio del párrafo o capítulo. También hay iniciales de colores. En el margen se ven algunas notas.
Merece notarse en este libro lo que ya hemos indicado de otros, respecto a estar escritos parte en cartulina y parte en pergamino. En este se observa que a cada seis hojas de cartulina siguen dos de pergamino, ignorándose el motivo de esta distribución tan especial.

139. SAN AGUSTÍN Y OTROS SANTOS PADRES Y AUTORES.
Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 360 páginas. Es del siglo XIII. Contiene un tratado de San Agustín sobre los Académicos. Y otros breves escritos de San Jerónimo, San Ambrosio, San Hilario, San Isidoro, San Basilio, Casiodóro, Orígenes, Boecio, Séneca y otros.
Al principio hay un índice que expresa los tratados de cada autor, y el folio donde se hallan; y al fin, o sea en el folio 166, comienza un largo índice alfabético que termina así: «Explicunt exceptiones ex libris XXIII trium actorum.
Después sigue un codlibeto de Alejandro de Alejandría, que termina con esta nota que traducimos del latín: «Concluye el codlibeto del Maestro Alejandro de Alejandría, de la orden de Frailes menores, que contiene XXI cuestiones, cuyos títulos están escritos abajo por su orden» Luego se insertan los títulos.
Por último contiene este Códice las cuestiones del Maestro Juan de Escocia, de la orden de Frailes menores, disputadas en París. Tal es el epígrafe que precede a este trabajo.

140-147

46-50


46. ROFREDO BENEVENTANO. Tratado sobre el modo de hacer los memoriales o súplicas, según el derecho canónico y las fórmulas de la Curia Romana. Un volumen en folio en pergamino, de 125 páginas. Es del siglo XIII. Este Códice contiene formularios razonados en latín, de todas las súplicas que se habían de dirigir a las autoridades eclesiásticas sobre cualesquiera asuntos, pero principalmente sobre los de matrimonios y sus impedimentos.
Al principio tiene una hermosa viñeta, donde se ve una figura muy bien dibujada con un vestido especial; tal vez el que usaban en aquel tiempo los empleados de la Curia Romana. En la página 39 hay otro dibujo muy curioso.
Después de este Tratado sigue otro que se titula: «De los diezmos» De décimis. Comienza en la página 55. No consta el autor; pero es probable que sea el mismo del primer Tratado, porque el escrito es todo seguido y sólo se divide por una viñeta. En la página 69 hay un grupo de varias figuras, que según parece representan al Obispo en el acto de recibir los derechos de procuración o de visita, que antes le pagaban los párrocos.

47. SANTO TOMÁS DE AQUINO. Comentario a la Metafísica de Aristóteles. Un volumen en folio mayor, en pergamino, de 166 páginas. Es de principios del siglo XIV. Todos los folios están numerados; pero esto se hizo en época posterior, pues por lo general en los Códices antiguos no se numeraban los folios. En este Códice, como en algún otro que hemos reseñado, también se ven en el margen los puntos agujereados que sirvieron de guía para escribir las líneas.
Las letras del principio de todos los capítulos están adornadas con dibujos de colores. En el margen hay algunas notas de diferente letra. Al final se leen estas que traducimos del latín: «Concluye el escrito sobre la Metafísica de Santo Tomás. Terminado el libro, dése alabanza y gloria a Cristo» Después en letra más moderna hay otra nota que dice:
«Este escrito sobre la Metafísica es de Fray (sigue raspado un nombre) de la orden de Frayles Predicadores del Convento de Zaragoza, que lo compró (siguen algunas palabras confusas) el año 1531.

48. LIBRO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR. Un volumen en folio, escrito parte en pergamino y parte en cartulina, de 337 páginas. Es del siglo XV. El título que tiene al principio de la primera página traducido del latín dice así: «Comienza el libro de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, compilado por un Fraile cartujo.» Además de la Pasión hay varios tratados relativos al Divino Salvador, como la Resurrección, sus apariciones a los discípulos, etc.
La materia está distribuida en capítulos, y las iniciales se hallan adornadas con dibujos negros; solamente hay dos de colores en la página 245. Después de cada capítulo hay una oración o súplica muy adecuada al asunto de que allí se trata.
La primera página de este libro está orlada con dibujos y dorados, viéndose algunas aves muy bien dibujadas; todo produce un bellísimo efecto. En la página 25 hay otra orla negra, que se comenzó a dibujar con colores, pero no llegó a concluirse. Es probable que los dibujos negros que hay en este libro, que son muchos, debían completarse después con colores.
Al fin están aquellos hermosos versos de San Bernardo:
Iesu dulcis memoria; etc.
Es de notar en este Códice que las hojas de cartulina se hallan intercaladas con las de pergamino, de modo que cada tres folios de cartulina hay dos de pergamino; ignorándose el motivo de esta distribución tan original, que también se observa en algunos otros Códices.

49. JUAN ESCOTO. Un tomo en folio en pergamino, de 184 páginas. Es de últimos del siglo XIII, o de principios del XIV. Contiene los comentarios del libro tercero del Maestro de las Sentencias. Al principio hay una hoja de diferente letra, que según parece no pertenece a este Códice, pues
por los títulos o epígrafes se deduce que trata de derecho canónico. Al comenzar la segunda página hay dos versos latinos relativos a Juan Escoto; y en el margen y de otra letra, se ve esta nota también en latín: «Juan Escoto sobre el tercero de las Sentencias.»

Aunque este Códice no está foliado, la materia se halla bien indicada por medio de números romanos de colores, que expresan las treinta y nueve distinciones en que está dividido el libro. Al final hay un índice muy completo; y después una nota que traducida del latín dice: «Concluye la
Tabla sobre el tercer libro del Maestro de las Sentencias, compuesto por Fray Juan Escoto, de la orden de Frayles menores

50. TRES TRATADOS DISTINTOS. Un volumen en 4.° mayor, escrito parte en cartulina y parte en pergamino. Tiene 146 páginas. Es del siglo XV. Al principio le faltan algunas hojas.
En el primer Tratado que comprende hasta la página 16, se dan todas las noticias mitológicas relativas a los siguientes dioses del paganismo: Júpiter, Marte, Apolo, Venus, Mercurio, Diana, Minerva, Juno, Cibeles, Vulcano, Neptuno, Pan, Plutón y Baco.
El segundo Tratado que llega hasta la página 115, contiene los 14 libros de la Metamorfosis de Ovidio. Al fin de los mismos hay una nota que dice: Explicunt Moralitates libri Ovidii Methamorfóseos. Deo gratias. Sigue después un índice alfabético muy extenso que comprende siete folios. Y al final se hallan estas notas, que traducidas dicen: «Concluye la Tabla, super Moralitate, del libro de Ovidio, Metamórfosis, compuesta por Fray Tomás de Anglia, de la orden de Predicadores, Deo gratias. Fue escrita en Lérida, y concluida el día 4 de Agosto del año del Señor 1430. El que la escribió se llama Gundisalvo, su apellido es Riquexor.»
En el tercer Tratado que comprende los ocho folios últimos, hay seis comedias de Terencio, a las que precede un prólogo. Y después de todo una nota que dice: «Concluye el breve y muy útil opúsculo sobre el libro de Terencio. Lérida 16 de Septiembre del año 1430.»


51-55

26-30


26. PREPARACIÓN PARA EL ESTUDIO DE LOS LIBROS III, IV Y V DE LAS DECRETALES. Un volumen en cartulina, folio grande, de 662 páginas. Es del siglo XIV. Aunque no tiene foliación, como tampoco la tienen la mayor parte de los Códices antiguos, en este se hallan muy bien designados todos los tratados, porque en cada folio y en la parte superior, está en letra encarnada el título de las Decretales que allí se contiene. Además el primer nombre con que comienza cada Decretal está escrito con letras muy grandes adornadas de colores.
Al fin de la última página de este Códice hay cuatro notas, puestas separadamente y de un modo especial. Su contenido ofrece mucha curiosidad, porque en ellas se hace alusión al Cisma de Occidente, o al tiempo del llamado Papa Luna, en que fue escrito este Códice, y a otros hechos históricos. Para no quitar nada del interés de estas notas, las copiamos en latín como están; advirtiendo que hay algunas líneas raspadas posteriormente, porque tal vez contendrían alguna expresión no muy conforme sobre el asunto del Cisma, que tuvo divididas por muchos años a algunas naciones católicas. Dicen así las notas.
«Iste liber fuit incoeptus in Montepesulano (Mompeller, Montpellier) XX die mensis Decembris, anno Domini MCCCXCIX et expletus in eodem loco, die vero secunda mensis Aprilis, Domino Benedicto digna Dei providentia Papae XIII, licet in Francia (sic) et in Castella eum non obedientes (Después de esto hay dos líneas que están raspadas) Et dictus Rex Francie cum aderentibus... Collegio Cardinalium quod tunc erat instante... Et eodem anno fuit depositus á subditis suis Rex Angliae (Richardus II) et alius in Regem electus, et ille qui depositus fuit in carceribus mortuus, licet Gualli multum Anglicos impeterent, et hoc propter filiam Regis Francie, quam dictus Rex Angliae qui depositus fuit in... Dominum Benedictum in palatio (Siguen otras dos líneas raspadas) tum et captum contra et circumtenendo. Quod hoc est actum et scriptum die sabbati, tertia die Aprilis mensis supradicti, anno Domini MCCCC quo currebat annus centenarius de indulgentiis Roma, licet multi abstinent propter Cisma.»

27. EVNAGELIARIO, (Evangeliario) Un volumen en folio en pergamino, de 538 páginas. Es del siglo XIV. Contiene los Evangelios de todas las Misas del año. Está escrito en letras muy grandes, y las iniciales de todos los Evangelios hállanse adornadas con dibujos de colores. Obsèrvase que este
Códice está foliado; pero la foliación es de época más reciente, pues la letra es distinta de la del texto.
Después de insertarse todos los Evangelios, a continuación del folio 230 principia un Indice, que ocupa algunas páginas y parece truncado, porque se intercalan allí los Evangelios que no están en lo demás del libro.

28. LOS LIBROS DE EZEQUIEL Y DANIEL. Un volúmen en folio en pergamino, de 335 páginas. Es del siglo XIII. Este Códice es muy semejante a los del número 2, 12 y 23, que también contienen algunos libros de la Sagrada Escritura. Todas las letras del principio de los capítulos del texto, y de los comentarios, son de diversos colores y están adornadas con dibujos. También hay glosas o notas entre las líneas del texto. Además de los comentarios de los lados, hay otros en el margen de letra muy pequeña.
Al principio del libro de Daniel hay una preciosa viñeta. La que había al comenzar el libro de Ezequiel fue cortada. Esto manifiesta la facilidad con que en los tiempos pasados hubieran podido desaparecer estos Códices, toda vez que sin ningún temor o reparo se cortaban las viñetas, por alguien que tal vez no conocía el mérito del Códice.
Al fin de la penúltima página se lee una nota de distinta letra, que dice: Iste liber est Domini, Dei gratia, Archiepiscopi Auxitani. Después debió adquirirlo esta catedral; y por ello se observa que las dos últimas palabras están algo raspadas y apenas pueden leerse.

29. MISAL SEGÚN LA COSTUMBRE O RITO DE LA IGLESIA DE TORTOSA.
Un volumen en folio mayor, en pergamino, de 876 páginas, además de los 37 folios del principio que no tienen numeración. Es del siglo XV. Este grandioso Misal, aunque no es de los más antiguos de esta iglesia, como obra de arte y de suntuosidad es de lo más notable que se compuso en aquellos tiempos. Su estilo se diferencia del de los otros Misales y Códices; las letras también son mucho más grandes. Todo revela una obra monumental, así en la clase de pergamino que se empleó, como en la profusión de adornos, pues los hay en todas las iniciales de cada oración, y en las Epístolas, Evangelios etc.
Dicho Misal pesa nueve kilos, a pesar de que la encuadernación es sencilla, y que sólo están las Misas de las festividades, dominicas y ferias. No se sabe el motivo de no haber puesto también las Misas de los Santos; tal vez se tendría el proyecto de insertarlas en un segundo tomo del Misal, y no llegó a realizarse.
Al principio hay un grandioso Calendario que ocupa doce extensas páginas. Además de los días del mes, y de la luna, están las horas que tiene el día y la noche de cada mes. Como este Misal se escribió para uso de la iglesia de Tortosa, en las fiestas que en esta catedral se celebraban con cierta solemnidad, se expresa el número de cantores que debía haber en el coro. Después están las advertencias que se hallan en todos los Misales, respecto a lo que puede ocurrir en la celebración de la Misa; todo escrito en letra muy grande. Luego siguen los Prefacios y el Cánon de la Misa. El Cánon principia con una bellísima letra inicial, y todos los caracteres del mismo son mayores, como lo son también los de las oraciones de las Misas.
Concluido el Cánon, al principio del folio siguiente hay una inscripción con una preciosa inicial, la cual inscripción traducida del latín, dice: «Principia el Misal según la costumbre de la iglesia de Tortosa.» Desde allí en adelante todos los folios están numerados. Sin duda no se numeraron los anteriores, porque lo contenido en ellos no pertenece al rito especial de la iglesia de Tortosa.
Hállase este Misal en tan buen estado de conservación como si ahora se acabase de escribir. No hay señal alguna que indique haberse usado, ni siquiera una vez; por otra parte sería esto muy difícil atendido su grande volumen y peso. Discurriendo, pues, sobre el objeto que pudo proponerse el Cabildo de aquel tiempo al disponer la confección de este Misal tan suntuoso, es de creer que se inspiró en la idea de hacer una obra monumental, dando con ello un grande honor al acto más sublime de la religión cristiana, cual es el santo sacrificio de la Misa.
También podría ser que este Misal, lo mismo que otros libros o Códices del archivo, tuviesen por objeto servir de modelos autorizados, digámoslo así, para los escribientes que se dedicaban a estos trabajos; facilitando de este modo la propagación de los libros de liturgia. Así se explica el que en este archivo existan muchos Códices, en los que no se conoce que hayan prestado servicio alguno, hallándose con tal pulcritud, como si fuesen libros que se acabasen de imprimir en un establecimiento de los de mejores condiciones.

30. SAN GREGORIO MAGNO. Un volumen en folio mayor, en pergamino, de 392 páginas. Es de principios del siglo XII. Comprende los Morales, Moralia, de dicha obra de San Gregorio desde el libro XI al XXII inclusive, lo cual indica que los diez libros primeros debían formar otro volumen. Cada libro principia con una hermosa viñeta de colores muy vivos, y con dibujos según el estilo de aquel siglo. A pesar de su grande antigüedad este Códice se halla muy bien conservado.
Obsérvase que los folios están numerados; pero se ve que esto fue hecho en época más reciente. Después del libro XXII, en la página que sigue, hay un documento otorgado por el conde D. Ramón Berenguer en 29 de Mayo del año 1156. No se puede calcular el motivo de haber insertado allí dicho documento, que ya debe estar en otros libros o registros del archivo destinados para conservar las copias de estos escritos.


viernes, 6 de marzo de 2020

Los Códices son un honor de esta Iglesia. Examinándolos se aumenta la fé.

V. 

Los Códices son un honor de esta Iglesia. Examinándolos se aumenta la fé.

Haciendo mención otra vez del notable trabajo de los distinguidos archivistas señores Denifle y Chatelain, su Inventario de los Códices de la catedral de Tortosa es de un gran mérito, y revela que los autores no sólo son muy expertos en esta clase de estudios, sino que además conocen bien los archivos y principales bibliotecas de Europa; porque al clasificar algunos de dichos libros, hacen referencia a los de otras bibliotecas, demostrando con ello una erudición muy digna de elogio.

Siguiendo, pues, el mismo orden de dicho Inventario, daremos a conocer los Códices de esta catedral, tomando por base las clasificaciones de aquellos archivistas respecto al siglo en que fue escrito cada Códice. Creemos prestar con ello un servicio a la historia en general, y particularmente a la de esta iglesia, vindicando además a los siglos pasados de las falsas imputaciones de, obscurantistas, retrógrados, etc.

Otra observación nos ocurre al hojear estos voluminosos Códices, escritos casi todos en pergamino, con caractéres que son verdaderos objetos de arte, y muchos de ellos adornados con preciosas viñetas y dibujos del major gusto. Es, que al pensar que todo era para adquirir y propagar la ciencia, que se exhibía engalanada con tanto lujo y esplendor; preciso es reconocer la importancia que entonces se daba al estudio, cuando de tal modo se prodigaban los atractivos a fin de hacerlo más agradable y honroso.

Y si a esto se añade que la Iglesia, institución divina y civilizadora, cumpliendo con su elevada misión de difundir la luz en el mundo, empleaba cuantiosas sumas para ilustrar al clero, al efecto de que este instruyese después a los fieles; dígase, si reflexionando esto no es la más negra ingratitud e injusticia, pretender negar a la Iglesia el título de primera Maestra de la humanidad, y centro de toda cultura y civilización, como lo es realmente.

También nos ocurre otra idea al examinarlos Códices, principalmente los que tratan de asuntos religiosos o de sagrada liturgia.

Cuando uno observa la inconstancia de las cosas humanas, y esa tendencia a cambiarlo todo, de tal manera, que cada época se distingue por sus aficiones y estilos; y hoy no gusta lo que se admiraba ayer, porque el deseo de la novedad parece que sea condición inherente al hombre; viendo, pues, esto, y observando por otra parte que en medio de esta habitual inconstancia, se levanta majestuosa la figura de la Iglesia, firme en sus principios y constante en sus ritos y tradiciones, desde luego se ha de deducir que una mano superior debe dirigirla.

Esta reflexión se ofrece al ver en un Códice del siglo XI igual Cánon de la Misa que el que se usa en la actualidad. Lo propio sucede con los demás Códices que contienen libros de la Sagrada Escritura, o de los Santos Padres, que habiendo sido escritos por amanuenses de distintas épocas y naciones, no aparece en ellos la más leve discrepancia en todo lo que concierne a la doctrina católica.

Es muy cierto que al examinar los Códices se aviva la fé. Más de una vez hemos presenciado en el archivo de esta catedral, que han hecho manifestaciones en este sentido personas indifentes en materias religiosas, las cuales comenzando por hojear los Códices por mera curiosidad, concluyeron admirando los dogmas y enseñanzas de la religión católica, y la constante solicitud de la Iglesia al conservar el sagrado depósito de su doctrina, con la mayor pureza, por medio de los Códices.

Luego no exajeramos al decir que examinando estos libros la fé aumenta. Porque si al contemplar nuestras grandes catedrales, obra de siglos, donde una larga serie de generaciones empleó sus esfuerzos y recursos para llevarlas a término, deducimos con fundamento, que tanta constancia y sacrificios no se conciben sin que la fé guiase los trabajos, y alentase a todos con la esperanza de eterna recompensa; iguales reflexiones ocurren al ver un Códice, en el que se empleó un buen número de años, y donde el escritor se ocupó días y noches en un trabajo monótono, practicado con tal paciencia que excede toda ponderación. Ni se concibe tampoco la abnegación de los que pagaban gastos tan enormes, en épocas de gran penuria, si lo que se escribía en dichos libros no contuviese verdades y máximas en las cuales se funda la esperanza de la felicidad en la otra vida.

Todo influye a mirar con respeto los Códices; ya sea por lo que se refieren al arte, ya también considerándolos bajo su aspecto histórico y religioso.


lunes, 9 de marzo de 2020

V E CÓDICE DERTUSENSI N.° 129.

V
E CÓDICE DERTUSENSI N.° 129.

Nota est Summa Codicis Justinanei, sermone provinciali, cujus specimen edidit Bartsch (Chrestomathie provensale,
https://archive.org/details/chrestomathiepr00koscgoog
Elberfeld, 3a éd. 1875, col. 297-302), e codicibus Bibl. nat. Paris, français 1932 et Nouv acq. fr. 4138. Cujus summae tertium exemplar alter nostrum in Bibliotheca Univ. Paris. n° 632 agnovit, quartum e spoliis quae Libri in Angliam demerserat L. Delisle in Bibl. nat. sub n° Nouv. acq, fr. 4504 introduxit. De ea luculenter disseruerunt Hermann Fitting (Sitzungsb. der K. preussischen Akademie der Wiss. zu Berlin, XXXVII, 1891, p. 763-766) et
J. Tardif Annales du Midi, V, 1893, p. 34-70).
Eamdem Summam sermone gallico scriptam servant Bibl. nat. Paris, mss. français 1069, 1070, 1933.
At, quantum nobis constat, Summae praedictae nullibi textus latinus indicatus est. Qui tamen non parvi momenti foret ad plurimas quaestiones de auctore elucidandas, quae adhuc sub judice manent. Quanquam virisimile est, inter innumera Codicis Justinianei exemplaria, post librum IX manca, quibus pleraeque Europae bibliothecae scatent, sub inscriptione incertae auctoritatis nonnullos codici Dertusensi similes libros delitescere, tamen occasione oblata primam illius paginam hic edere utile visum est.

LIBER PRIMUS. In nomine Dei, P. et F. et S. S. incipit summa ex omnibus libris legum a viris prudentibus promulgata.
I. Cunctos populos maxime volumus adorare el venerari illas res que ad Deum pertinent et ad salutem anime. Ideo debemudicere de fide et de trinitate, que duo pertinent ad Deum plus quam alie res et ad salutem anime. Hec duo fides et trinitas, des bent teneri et custodiri ab omnibus hominibus qui sunt in mundo, sicut fuerunt ordinate in quatuor conciliis, quorum unum fuit celebratum in Constantinopoli, aliud in Calcedonia, aliud in Epheso, aliud in Nicena. Et quia iste due res sunt tam sancte et tam digne, non debet aliquis homo de his disputare coram populo, quoniam multi cito caderent in errorem. Et quicumque faciet vel dicet contra hoc quod diximus desuper gravem et grandem penam habebit secundum qualitatem persone; nam si fuerit miles, perdet militiam; si fuerit clericus, perdet ordinem; si fuerit vilis persona, verberetur.
II. De sacrosanctis ecclesiis. - De fide et de trinitate diximus; modo dicamus de ecclesiis que sunt matres fidei et religionis. Set quoniam res mundane sunt necessarie ecclesiis. sicut sunt terre, vinee, domus et alie res, et hospitalibus et aliis locis venerabilibus, bonum est ut dicamus de rebus ecclesiarum et aliorum locorum venerabilium. Ecclesie et alia loca honorabilia, sicut sunt hospitalia, habent singularem rationem in acquirendo et in retinendo res suas et in requirendo sua jura, Certe si ecclesie faciant aliquem contractum, sicuti si emat vel ei aliquid sit donatum, ipsa statim est domina, quamvis non sit missa in possessione, et potest dicere omnibus hominibus qui tenent rem ipsam: «Hec res est mea»; set si aliquis fuisset lucratus rem aliquam in vita sua, non potest dicere: «Hec res est mea», si non est prius missus in possessione. Si aliquis homo dimittit in morte sua, quando fecit testamentum, aliquam rem alicui ecclesie. ecclesia debet illam habere. Idem es si dimisit hoc hospitali vel aliis locis venerabilibus, et talem libertatem habet ecclesia et res ecclesie que non cogitur facere multas res preter usaticum, de quibus esset coacta alia persona, sicut sunt officia extraordinaria, sicut esset facere fossam in villa vel in castro, vel in nocte custodire civitatem vel facere alia similia istis. Sed quamvis ecclesia habeat multa privilegia, non tamen potest se excusare vel res suas, quod non reddat tributum imperatori.

V E CÓDICE DERTUSENSI N.° 129.


sábado, 7 de marzo de 2020

Catálogo 6-10


6. RAIMUNDO MARTÍN. EXPOSICIÓN DEL SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES.
Un tomo en 4.° de 138 páginas. Es de últimos del siglo XIII, o de principios del XIV. Está escrito parte en pergamino y parte en papel cartulina. En la primera página dice: Iste liber est sedis Dertusae «este libro es de la catedral de Tortosa»; pues antiguamente las palabras sede y catedral eran sinónimas.
Su autor Fray Raimundo Martín, fue un célebre dominico español que brilló a mediados del siglo XIII. Según se deduce de algunos párrafos, lo escribió por los años 1256 o 1257. Al hacer este trabajo, dice que se propuso instruir bien a los cristianos en los fundamentos de la religión católica, para poder rebatir los argumentos que solían proponerles los judíos y sarracenos, que entonces abundaban mucho en España. Pero atendido el gran fondo de doctrina que contiene este libro, y el estar en latín, parece indicar que se escribió principalmente para los párrocos y demás sacerdotes, a fin de que pudiesen instruir con facilidad al pueblo cristiano, y tuviesen al mismo tiempo razones y pruebas para convertir a los infieles.
Además tiene el singular mérito, de que como ya hemos dicho, el P. Denifle manifestó que no había visto ningún otro ejemplar en las muchas bibliotecas de Europa que ha examinado, y por ello ninguno de los bibliógrafos antiguos hace mención de este Códice. El expresado P. Denifle es el primero que ha dado noticia en una obra que publicó en alemán el año 1887.

7. BIBLIA SACRA. Un tomo en 4.° mayor prolongado, de 1.024 páginas. Es del siglo XIII. Está escrita en pergamino sumamente fino, de modo que por esto también es una especialidad, así como por la letra tan diminuta, hecha con una perfección admirable. En la parte superior de la primera plana hay una nota de época más moderna, que traducida del latín dice así: «Comienza la carta de San Jerónimo presbítero, sobre todos los libros de la historia divina « divinae historiae. Luego sigue el prólogo. Al fin del mismo hay otra nota en el margen que dice así: «Concluye la carta de San Jerónimo presbítero, sobre todos los libros de la historia divina» Después dice: «Comienza la carta de San Jerónimo presbítero, sobre el Pentatéuco de Moisés.» A continuación sigue otro prólogo, y después el libro del Génesis.

En la confección de este Códice, además del gran trabajo que hubo reduciendo a tan pequeño volumen todo el texto de la Sagrada Escritura, se manifestó un gusto muy delicado en el ornato. Todas las iniciales de los capítulos están adornadas con preciosos dibujos de colores. También merecen notarse las viñetas del principio de cada libro de la Escritura, en las cuales se indica con figuras alegóricas algún suceso del mismo.
En el margen se ven algunas notas más modernas. Al final hay unos versos latinos sobre el asunto principal de cada libro de la Sagrada Escritura. Después sigue un índice alfabético que comprende muchos folios.

8 y 9. MISAL SEGÚN EL RITO DE LA IGLESIA DE TORTOSA. Un tomo en folio de 474 páginas. fue impreso en Barcelona por Juan Rosembach el año 1524, habiéndose terminado la impresión el día 21 de Mayo de dicho año. Así consta en una nota impresa que hay al fin. La edición de este Misal se hizo en papel cartulina con algunas láminas y viñetas; pero todo en negro y de un estilo muy sencillo. En el archivo de esta catedral se conserva un ejemplar de la expresada edición sobre papel cartulina, que es el señalado con el número 8.
Mas el Cabildo de aquel tiempo utilizando la misma edición, dispuso que se imprimiese separadamente un ejemplar sobre pergamino, que también se conserva y en el inventario de estos Códices tiene el número 9.
El Cabildo lo hizo ilustrar con gran lujo, con viñetas doradas, y con tal profusión de dibujos y figuras de todas clases, que sería muy prolijo referir. El artista tuvo la feliz idea de no salir para ello del plan u orden del otro Misal; de modo que a la vista de éste, que está sin ilustrar y todo en negro, es como se puede comprender la riqueza y el mérito de los trabajos hechos en el Misal que nos ocupa.
Como el arte de la imprenta entonces todavía estaba formándose, digámoslo así, los tipos de letra de estos dos Misales aún son iguales al de los Códices manuscritos, y tienen las mismas abreviaturas, siendo muy probable que los tipos también fuesen de madera según se usaban en las primitivas impresiones.

10. MISAL. Un volumen en 4.° menor, en pergamino, de 448 páginas. Es del siglo XI. Este Códice es sin duda el más antiguo de todos los que existen en el archivo de esta catedral, pues fue escrito el año 1055. Así consta en el folio 18, vuelto, linea l.a
Lo que principalmente se observa en este curioso Misal, es que contenga tantas materias, que aunque a primera vista parecen distintas, no lo son si se atiende a que todas pertenecen a la sagrada liturgia. Para comprenderlo téngase presente la escasez de libros en aquellos tiempos, y los cuantiosos gastos que se ofrecían para poderlos adquirir; de ahí que un mismo libro o Misal servía para varios objetos, siendo como un repertorio litúrgico.
Al principio tiene un Calendario, con varias apuntaciones o notas históricas. Siguen luego muchas fórmulas de bendiciones, y unas Misas a canto llano. Después está el Cánon de la Misa; y a continuación varias oraciones y preces, según la liturgia de aquel tiempo, y una especie de catálogo de las penitencias que se imponían entonces por los pecados públicos. También está el oficio de difuntos, con los responsorios puestos en notas de música.


domingo, 8 de marzo de 2020

94-99


94. SERMONES PARA TODO EL AÑO. Un volumen en 4.° menor, en pergamino, de 334 páginas, Es del siglo XII. No consta el nombre del autor. Comienza por el primer sermón de Adviento, y siguen después los de Navidad, San Esteban, etc. Al principio los asuntos o sermones están señalados con letra encarnada en el mismo texto antes de cada sermón; pero a la mitad del libro ya no están así, por lo cual es muy difícil poderlos registrar.

95. BREVIARIO. Un volumen en 8.° en pergamino, de 422 páginas. Es del siglo XIV. Al principio y al fin le faltan algunas hojas. En este Breviario es de notar, que sólo contiene los oficios de las festividades o misterios, y los de las dominicas y ferias. Aunque no consta que fuese para el rito de esta catedral, se deduce que lo era, porque en los oficios de algunas fiestas se expresa el número de cantores que debía haber según la costumbre de esta iglesia.
El Salterio se halla al final, a diferencia de los actuales Breviarios en que está al principio. También llama la atención que entre las absoluciones y bendiciones de cada nocturno estén intercalados los oficios de San Onofre y San Cristóbal. Este dato y algunos otros del archivo capitular, manifiestan que antiguamente había en esta ciudad mucha devoción a los expresados Santos.
A pesar de ser este Breviario de pequeña dimensión, todas las iniciales de las lecciones y oraciones, que son muchas, están profusamente adornadas con dibujos de colores.

96. FRANCISCO DE MAIRON. COMENTARIOS A LOS LIBROS DEL MAESTRO DE LAS SENTENCIAS. Un volumen en 4.° mayor prolongado, en pergamino, de 484 páginas. Es del siglo XIV. El autor era un religioso francés de la orden de San Francisco, que floreció en el siglo XIII. Fue discípulo del célebre Juan Escoto, y profesor de literatura en París. Escribió muchos trabajos teológicos y filosóficos. En el Códice que nos ocupa primeramente están los Comentarios a los libros del Maestro de las Sentencias. Al fin del cuarto libro, que en este Códice se halla en primer lugar, hay un índice. Después sigue el libro tercero, y a continuación de este el segundo. No se sabe el motivo de esta alteración en el orden de los libros.
Al fin del segundo libro hay una nota que traducida dice así: «Concluye la suma sobre el segundo de las Sentencias, según el Maestro Francisco de Maioris (Mairon) de la orden de Frailes menores. Fue escrito en Paris.» Y luego otra nota que dice: Hic explicit totum; magister da mihi potum.
A continuación siguen unos tratados filosóficos. Después hay un comentario a la Decretal que principia: «Cum Marthae. De celebratione Missarum. Y por último un tratado de Juan Escoto «Sobre el primer principio.» Así se titula. Al final le faltan algunas hojas.

97. ARTE Y DOCTRINA PARA HACER SERMONES. Un volumen en 4.° menor, en pergamino. Es del siglo XIV. Su autor es conocido con el nombre de Austancio. Así se denomina en el epígrafe del libro, que traducido dice: «Arte y doctrina para hacer sermones y conferencias, ordenado por el Reverendo en Cristo Padre Fray Austancio, de la orden de Predicadores, eximio y notable Doctor en sagrada Teología». Sigue un pequeño diccionario sobre el sentido o aplicación que puede darse a varios hombres. Este opúsculo sólo tiene 34 páginas.
Después hay otro opúsculo de Alano de Insulis, que tiene 120 páginas. Es del siglo XIII. Comienza de este modo: «Toda ciencia usa de sus reglas» Al fin se halla una hoja de diferente época, y un canto con notas de música. Sigue un opúsculo de la Trinidad; un tratado de la fé; y algunas oraciones de varios Santos. Un poema de Marbodio titulado «La oración del penitente que ha pecado muchas veces». Y algunos versos de Hildeberto, Arzobispo de Tours, filósofo y poeta latino, que nació a mediados del siglo XI. Al final también hay un canto con notas de música. Estos últimos escritos, que comprenden 112 páginas, son del siglo XII.

98. BREVIARIO. Un volumen en 4.° menor, en pergamino, de 478 páginas. Es de últimos del siglo XIV, o de principios del XV. Está incompleto, pues le faltan bastantes hojas al comenzar y al fin. En la página 480 hay una nota, que traducida dice: «Principia el Breviario según la ordenación y costumbre de la iglesia y diócesis de Tortosa
Es digno de notar, que además de la iglesia se hace mención de la diócesis; pues por lo general en todos los Breviarios propios de esta catedral tan sólo se dice, «de la iglesia de Tortosa», aunque con esta denominación se entiende también la diócesis.

99. SERMONES PARA TODO EL AÑO. Un volumen en 4° menor, en pergamino, de 518 páginas. Es del siglo XIII. Su autor fue Nicolás de Gorrau, teólogo francés, que nació a principios del siglo XIII. Después de haberse distinguido mucho en el púlpito, el rey de Navarra le nombró confesor suyo. Además de esta obra escribió unos comentarios sobre la Biblia.
En el Códice que nos ocupa, en algunos sermones del principio y en otros del fin del libro, se indican los asuntos con letras encarnadas al comenzar el sermón. Pero en la mayor parte de ellos no se hace indicación alguna; y sólo se conoce la separación de cada asunto por las letras iniciales
encarnadas que hay al principio.



viernes, 6 de marzo de 2020

CÓDICES DE LA CATEDRAL DE TORTOSA

LOS CÓDICES DE LA CATEDRAL DE TORTOSA, 
POR EL
Dr. D. RAMON O'CALLAGHAN,
Canónigo Doctoral de dicha Santa Iglesia,
Archivero del Excmo. Cabildo, y por el Excmo. Ayuntamiento Cronista de Tortosa.
TORTOSA.
Imp. católica de José L. Foguet y Sales, Moncada,49.
1897.

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Editado por Ramón Guimerá Lorente.

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Sume tibi librum grandem, et scribe in eo. Isaiae 8, 1.

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En el Apéndice a los ANALES DE TORTOSA que publicamos hace poco, dedicamos un capítulo al archivo de esta catedral, reseñando brevemente sus riquezas históricas. Entre estas figuran de un modo muy distinguido los preciosos Códices que posee, muchos de ellos admirables no sólo por su valor histórico, sino también como objetos de arte, pues revelan la altura que este alcanzó en los tiempos pasados. También son dichos Códices un grande honor para la iglesia de Tortosa, porque manifiestan la importancia y el poder que tuvo en aquella época, en que invirtió cuantiosas sumas para adquirir estos libros; y el noble anhelo que la distinguió por conservar y difundir el sagrado depósito de la ciencia, que recibió con una mano de las generaciones antiguas, y trasmitió con la otra a las que habían de venir, las cuales agradecidas, no pueden menos de admirar este legado que por todos conceptos es de un gran mérito. Para darlo a conocer, supuesto que forma una de las mayores glorias de esta iglesia, ofrecemos a nuestros amigos en este libro un catálogo o reseña de sus preciosos Códices, tanto más interesantes en cuanto se han conservado prodigiosamente al través de los siglos, y entre las muchas vicisitudes que ha pasado esta ciudad, en las guerras, sitios y trastornos de todas clases.

Tortosa enero de 1897.

I.

Introducción.- Inventario de los Sres. Denifle y Chatelain.

La afición de cada día mayor que se observa respecto a las investigaciones históricas, y el estudio a que se prestan los datos ú objetos que con frecuencia se descubren, han creado un sinnúmero de asociaciones, destinadas exclusivamente a fomentar dichos descubrimientos y a conservarlos.
Ciertamente que a estos trabajos de investigación se puede aplicar con toda propiedad aquella máxima de los sagrados libros: Colligite quae superaverunt fragmenta ne pereant. Recojed los fragmentos que han quedado, para que no se pierdan.

La facilidad y economía en los medios de comunicación de la época actual, también ha sido un poderoso auxilio sobre este punto. Calcúlense las molestias y dispendios que se debieron ofrecer al P. Florez, cuando a mediados del siglo XVIII hubo de recorrer toda nuestra nación para escribir su «España Sagrada». Lo mismo puede decirse de la obra que con igual título escribió el P. Risco a principios de este siglo, y del «Viaje literario a las iglesias de España» del P. Villanueva.

Dada la actual facilidad de las comunicaciones, se comprende que por todas partes se multipliquen los viajes literarios. Concretándonos a esta catedral, han sido varias las comisiones y personas particulares que con motivos científicos la han visitado de algunos años a esta parte. Recordaremos el sabio P. Fanla, Religioso italiano de la Órden de San Francisco, que vino el año 1876 con objeto de recojer datos para la colección de sermones de San Buenaventura que publicaba dicha Orden religiosa. Posteriormente, el año 1878 estuvo aquí el muy ilustrado Dominico P. Rivas, autor de la Historia eclesiástica que sirve de texto en muchos Seminarios de España, quien junto con otro
Dominico español examinó los Códices de este archivo, tomando notas de grande interés sobre las obras de Santo Tomás de Aquino.

Dos años después vino por primera vez a esta ciudad, con igual motivo de inspeccionar las obras de Santo Tomás, el distinguido P. Enrique Denifle, también Dominico, austríaco de nación, sub-Archivista del Vaticano, acompañado de otro Religioso francés de la misma Orden. Ambos hicieron grandes elogios de los Códices que posee esta iglesia. El año 1880 volvió otra vez el P. Denifle, tomando interesantes apuntes, y fijándose de un modo especial en un Códice del siglo XIII, que contiene la exposición del Credo o Símbolo de los Apóstoles, obra del Dominico P. Raimundo Martín, el cual Códice además de su gran mérito, tiene la particularidad, según dijo el P. Denifle, de ser el único ejemplar que ha visto en las muchas bibliotecas que ha tenido ocasión de examinar.

En 1892 visitó este archivo y examinó los Códices, el sabio Jesuíta alemán P. Guido Dreves, escritor de gran nota y censor de libros en el colegio de Exacten, quien recorrió los archivos y bibliotecas de España y de otras naciones, buscando datos para una obra de Liturgia antigua que escribía, y según manifestó los halló de mucho interés en los Códices de esta catedral. Al poco tiempo vino el notable escritor, también Jesuita y alemán, P. Francisco Ehrle, individuo del Consejo Directorio de la Biblioteca del Vaticano, quien visitó esta iglesia y examinó el archivo, al efecto de completar algunas noticias relativas al cisma de Occidente y al llamado Papa Luna, sobre todo lo cual tenía muy adelantada una obra histórica.

En 1894 visitó asímismo este archivo un joven seglar inglés, llamado Arturo S. Hunt, a quien recomendaba para los fines de su viaje literario la Universidad de Oxford, en Inglaterra, según un documento que presentó librado por dicha Universidad. El objeto de este viajero era tomar notas y hacer un índice de los Códices para una obra que sobre esto debía publicarse. Al efecto formó un catálogo numerado, expresando el título del libro o Códice, siglo en que fue escrito según su opinión, y alguna otra particularidad digna de notarse.

Pero el trabajo de más importancia y de mayor mérito respecto a clasificar los Códices, débese a los muy ilustrados Archivistas, el citado P. Enrique Denifle, y D. Emilio Chatelain, francés de nación y Bibliotecario de la Universidad de París. Estos dos notables escritores visitaron el archivo y examinaron los Códices de esta catedral a primeros de septiembre del año 1895. El P. Denifle los conocía perfectamente pues esta era la tercera vez que venía a Tortosa con este objeto. Así se explica el que a pesar de los pocos días que emplearon en su cometido, el trabajo practicado por dichos señores es muy perfecto según veremos.

Se edita en París una publicación titulada «Revista de Bibliotecas, la cual como su nombre indica, tiene por objeto dar a conocer todo lo más notable que contienen las bibliotecas y archivos de Europa. Tal fue el aprecio que aquellos distinguidos escritores hicieron de los Códices de esta catedral, que formaron un Inventario muy completo de todos ellos, clasificándolos por el siglo en que cada uno fue escrito, haciendo sobre muchos Códices observaciones que aunque breves son de grande interés y revelan un criterio superior.

El número de dicha Revista correspondiente a los meses de enero y febrero de 1896, se destinó exclusivamente a dar cuenta de los mismos. Forma un cuaderno que se titula Inventarium Codicum manuscriptorum Capituli Dertusensis.

Le precede, escrito en elegante latín, un prólogo que firman los dos ilustres archivistas. Dicen en él, que era muy grande su deseo de examinar los Códices de esta catedral; y que después de haber inspeccionado el archivo de la de Barcelona, vinieron a Tortosa a primeros de septiembre de dicho año 1895, los días en que esta ciudad estaba engalanada, reinando en ella la mayor animación con motivo de celebrarse las anuales fiestas de la Virgen de la Cinta. Ello no obstante, pudieron satisfacer cumplidamente sus deseos, examinando como querían todos los Còdices de esta catedral.

Después de expresar esto dan una idea general de los Códices y del sitio donde están colocados, pareciéndoles bien los trabajos y dispendios que se han hecho de pocos años a esta parte, a fin de asegurar por largo tiempo la conservación de tan preciosos libros.

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domingo, 8 de marzo de 2020

APÉNDICES

APÉNDICES. 

Concluida la reseña de los Códices, parécenos oportuno insertar los Apéndices que están al fin del inventario de los Sres. Denifle y Chatelain, y que según verán nuestros lectores, contienen fragmentos muy interesantes copiados de dichos Códices.
Entre ellos ocupa un principal lugar por su extensión el que pertenece al Códice de número 6, que contiene como es de ver en el Catálogo, la exposición del Símbolo de los Apóstoles por el célebre dominico español Fray Raimundo Martín, que vivió a mediados del siglo XIII.
Atendiendo a que hasta el presente no hay noticia de que exista otro ejemplar en las bibliotecas de Europa, su contenido ofrece un doble interés. Por otra parte, los Sres. Denifle y Chatelain tuvieron buen cuidado en escoger los mejores fragmentos del citado Códice; y sobre todo, nada omitieron de cuanto se pueda referir a los sarracenos y judíos, y a los escritores árabes. Así lo expresan en el prólogo de dicho Apéndice, que es el de número I°.
Pero antes de los Apéndices copiaremos la siguiente introducción, que precede a su inventario latino.

ECCLESIA cathedralis urbis Dertusae (nunc Tortosa dicunt) in Catalonia, cujus historiam ac fata nuper enarravit D. Ramón O'Callaghan, canonicus archivistaque ejusdem, a restabilito saltem episcopatu an. 1151, multos pretiososque codices possedit. Quanquam autem, post varias vicissitudines, non tot hodie percurrere licet quot inventariis saeculo XV sequentibusque usque ad saec. XVIII confectis seu exaratis enumerantur, restat adhuc collectio nec infima nec spernenda. Quam cum alter nostrum bis visitavisset codicum statum lamentabilem, asseribus avulsis, deploraverat, nihilque magis cupiebat quam ut iterum Dertusam adeundi occasionem haberet, brevemque librorum superstantium descriptionem conficeret.
Itaque hujus anni mense Septembri, post exploratum tabularium Barcinonense, ambo Dertusam provolavimus. Tempus fortasse non optime elegeramus; namque improviso advecti, urbem vittis, vexillis, floribusque ornatam, musicis concursibus occupatam (ut fit quottanis ad celebrandum S. cincturae B. M. Virg. festum), denique festivitatibus magis quam labori paratam invenimus. Praeterea infelici casu tunc archivista aeger lectum retinebat. Nihilominus, intercedente fr. Angelo A. Ciarán, O. P., qui acriter in illis sollemnibus vastam praedicatione sua cathedralem movebat,
comiter a canonicis porta tabularii nobis aperta fuit, ibique commodissime codices inspiciendi, describendi, immo photografandi licentia concessa est. Praeter libros capitulares, duo armaria codicibus 147 referta invenimus; qui quidem jam uniformiter dorso e pelle ovina flavi coloris tabulisque linteolo spissius flavescente coopertis vestiti, temporum injurias vincent.
Tres dies ibi commorati, raptim singulos libros unus vel alter inspeximus. Numeri jam in singulis positi curam habuimus, etsi ordo melior non aegre dari potuisset. Exempli gratia, Biblia fere integra cum commentario Rabani nunc inter numeros 67, 61, 2, 28, 12 distrahitur. At non nostrum erat praefixam seriemt urbare (seriem turbare), et facile minimum id vitium indice nostro resarcietur. Deest praeterea quasi generatim in codicibus numeratio foliorum.
Non ingratum erit lectoribus in Appendice recipere quaedam hucusque incognita et quaedam specimina codicum antiquiorum.
Grates imo corde agimus canonicis Dertusensibus, qui nobiscum ut cum amicis, non ut cum externis et advenis agebant, nobisque thesaurum cathedralis, inter alia calicem mirifici operis, á Papa Luna, i. e. Benedicto XIII, donatam monstrarunt.
Denique veniam á collegis nostris doctisque oramus, si quid in hoc inventario, quod sine auxilio librorum impressorum conficiendum fuit, nos fugerit vel in errores nos traxerit. Neque silentio praetereundum, multes codices in principio mutilos esse, quod laborem nostrum detinuit. Caetera
non catalogum integrum condere, sed saltem praecipuorum tractatuum inventarium non inutile parare ambitio nostra fuit.

Dertusae, 4 sept. 1895.

HENRICUS DENIFLE, O. P.
AEMILIUS CHATELAIN.

appendix I

viernes, 6 de marzo de 2020

Los historiadores de Tortosa con respecto a los Códices

IV. 

Los historiadores de Tortosa con respecto a los Códices. - Vicisitudes que estos han pasado.

Hemos dicho que en los tiempos que nos han precedido, hubo épocas en que no ofrecieron de mucho el interés que ahora ofrecen los antiguos Códices. Y no sólo con respecto a las personas de instrucción escasa, sino aún refiriéndonos a escritores distinguidos, algunos muy hábiles por cierto en materias de historia y de arqueología.

Comenzando por Despuig que es el historiador más antiguo de Tortosa, obsérvase, como a buen hijo de esta ciudad, el entusiasmo con que describe en sus «Coloquios sobre Tortosa» escritos el año 1557, todo cuanto enaltece a su patria, fijándose muy principalmente en la catedral, cuya historia resume, explicando todo lo que contiene de notable; pero nada absolutamente dice de los Códices. Lo mismo sucede con Martorel, hijo también de esta ciudad; y eso que en su historia de Tortosa publicada el año 1626, trata muy extensamente de toda la parte religiosa, ocupándose mucho en la catedral.

D. Antonio Cortés Canónigo de la misma, en los fragmentos de la Historia de Tortosa, que envió manuscritos a la Real Academia de la Historia el año 1747, manifestó ser un arqueólogo distinguido, por el modo tan erudito con que descifra y explica las inscripciones de las lápidas y monedas referentes a la historia de esta ciudad; y nada dice tampoco de los Códices de la catedral, aún cuando como Capitular tenía fácil ocasión de examinarlos.

Pero todavía es más digno de notarse, que dén tan pocas noticias los insignes escritores P. Florez y P. Risco en su «España Sagrada»; y aunque el P. Villanueva en el tomo V de su «Viaje literario a las iglesias de España» hace mención de algunos Códices de esta iglesia, son en número muy escaso los que cita, a pesar de que dice haber registrado el archivo, para buscar datos referentes a la cuestión de si San Rufo fue el primer Obispo de Tortosa.

Además tanto el P. Villanueva como el P. Florez y el P. Risco, estuvieron mucho tiempo en esta ciudad, dedicados exclusivamente a examinar el archivo capitular, donde hallaron documentos muy interesantes para la historia, que copiaron en sus obras, y forman hoy día un verdadero repertorio histórico.

Es de creer, pues, que en tantas investigaciones como practicaron en el archivo y demás dependencias de la catedral, les vendrían muchas veces los Códices a las manos; y también es probable que algunos fueron objeto de su estudio, para indagar noticias relativas al fin que se proponían en su excursión literaria. Ello no obstante, es muy poco lo que se ocupan en este asunto. 


Esta actitud de los historiadores, y el estar los Códices confundidos algunos siglos en la gran multitud de libros manuscritos y otros documentos del archivo, ha podido contribuir a que sin culpa de nadie, se hayan perdido muchos de ellos, especialmente teniendo en cuenta que después del
inventario practicado a mediados del siglo XV, no se sabe que se hiciese otro. Por otra parte, en los diversos cambios que han sufrido todas las dependencias de la catedral en el trascurso de los siglos, los Códices debieron trasladarse varias veces de un sitio a otro, y esto ofrece siempre peligros de extravío.

Consta también en las actas del archivo capitular, que en la dominación de las tropas francesas que hemos mencionado;, y que duró desde el año 1811 al 1814, la autoridad militar con cualquier pretexto disponía que fuesen ocupadas las oficinas de la catedral. Así es que el lugar donde estaba la Secretaría capitular, se destinó algún tiempo por los franceses para hacer allí cartuchos de guerra.
Con esto puede calcularse lo fácil que era entonces apoderarse de cualquier libro o Códice, no precisamente como un objeto de robo, sino tan sólo por el deseo de destruir, según sucede en casos semejantes, sobre todo cuando nadie se atreve a impedirlo.

Tales accidentes y otros que habrán ocurrido, explican la causa de haber tantos Códices mutilados, en los cuales faltan alguna o algunas hojas. También ha podido influir la acción del tiempo, y la especial forma de las encuadernaciones de estos libros, pues casi todas eran de madera; de ahí que al trasladarse de un sitio a otro, especialmente si era de gran peso el Códice, se desencajasen del mismo algunas hojas.

Hace pocos años fueron encuadernados de nuevo estos Códices, con lo cual se ha asegurado para largo tiempo su conservación.

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