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domingo, 8 de marzo de 2020

21-25


21. SALTERIO. Un volumen en folio en pergamino, de 414 páginas. Es del siglo XV. Al principio hay un Calendario, en el cual después de expresarse los días que tiene cada mes, y los días de la luna, también se expresan las horas que en aquel mes tiene el día y la noche.
Algún escritor ha supuesto que este Códice es del siglo XIV; pero no es así, porque en el Calendario se halla la fiesta de San Vicente Ferrer, y este Santo no fue canonizado hasta el siglo XV.
En el Códice que nos ocupa también está el oficio de difuntos. Merece mencionarse una nota que hay al final, que era peculiar del aniversario que se celebraba por cada Canónigo, a los treinta días de haber ocurrido su fallecimiento.
Son dignos así mismo de notarse los dos Himnos que hay en las últimas páginas, y se rezaban entonces en el oficio de San José, los cuales son totalmente distintos de los que se usan en el actual rezo.
Los tipos tan grandes de este Breviario, y el mucho uso que al parecer se hizo del mismo, manifiestan que sirvió largo tiempo en el coro para los señores Capitulares, cuando los Maitines eran a media noche.

22. LECCIONARIO. Un volumen en folio en pergamino, de 260 páginas. Es del siglo XIV. Al principio le falta una hoja, que se ha suplido con unas líneas de letra más moderna que se ven al comenzar la primera página.
En este Códice así como en otros de esta iglesia que tratan de liturgia, se observan algunas diferencias entre los ritos de aquella época y los de la actual; así es que las lecciones del rezo canónico de algunos Santos son diversas de las que ahora se usan.
Consiste esto en que según la disciplina de aquel tiempo, cada iglesia, o cada diócesis, tenía sus ritos propios; lo cual fue derogado por Bula del Sumo Pontífice San Pío V, en la que se dispuso que todos los rezos de los Breviarios y Misales se conformasen con el rito Romano.

23. EL EVANGELIO DE SAN LÚCAS Y EL DE SAN JUAN. Un volumen en folio en pergamino, de 318 páginas. Es del siglo XIV. Al principio de cada uno de estos dos Evangelios hay un prólogo y una viñeta alusiva de muy buen gusto. Además de los Comentarios de Rábano Mauro, que están en el margen, hay entre las líneas del texto curiosas notas o glosas, escritas por el mismo que escribió el Códice. Posteriormente se pusieron más notas de otra mano.
Este Códice también es de los notables del archivo, por el buen gusto del escrito, y por las diversas combinaciones que se observan entre la letra del texto y la de los comentarios. Todo está con una perfección admirable. Llaman la atención los grandes márgenes de las páginas, tan extensos, que ocupan mucho más que el escrito; lo cual prueba el lujo con que hacían estos trabajos, y la importancia que se les daba hasta en la parte material.
Nótase así mismo que este Códice contiene tan sólo dos Evangelios; y es porque atendido el gran precio que tenían entonces los libros, a veces se subdividían los de la Sagrada Escritura, y otros, para facilitar más su estudio.

24. ARISTÓTELES. Un volumen en folio en pergamino, de 570 páginas. Es de últimos del siglo XIII o de principios del XIV. Contiene ocho libros de la obra que se titula Physicorum. Tratra del cielo y del mundo, de la generación y de la corrupción. Hay cuatro libros de los metèoros. Tres del alma, del sentido, de la memoria, del sueño y de la vigilia, de la longevidad y de la brevedad de la vida, de la juventud y de la vejez.
Son muy abundantes las notas de este Códice, puestas en el margen con diversas letras, que por la forma con que están, indican ser de épocas posteriores al tiempo en que se escribió el libro.

25. COMENTARIOS SOBRE LOS PREDICABLES DE PORFIRIO. PREDICAMENTOS Y PERIHERMENIAS DE ARISTÓTELES. Un volumen en 4.° mayor prolongado, de 312 páginas. Es del siglo XIV. Está escrito su mayor parte en papel cartulina, pues sólo cada unas doce hojas hay dos folios en pergamino; no pudiéndose comprender el motivo de tal distribución, que también se nota en algunos otros Códices.
Al principio del que nos ocupa hay un prólogo, de letra sumamente pequeña, cuyas primeras líneas traducidas del latín dicen así: «Al nobilísimo Sr. D. Juan, nacido de Real linaje, hijo del Ilustre Rey de Aragón, su humilde subdito, Benedicto de Undis. Maestro en artes, que las enseña en Tolosa, etc.» Después, al comenzar los comentarios de otra de las partes de este libro, pone otra dedicatoria a dicho don Juan, hijo del Rey de Aragón.


sábado, 7 de marzo de 2020

Catálogo 11-15

11. Misal. Un volumen en 4.° en pergamino, de 280 páginas. Es del siglo XII. De este Misal histórico hacen mención varios escritores. Martorel lo cita en su Historia de Tortosa. También se ocupan del mismo el P. Risco en su «España Sagrada» y el P. Villanueva en su «Viaje literario.» 
Describiendo Martorel este Misal dice: «Está con cubiertas de finísima plata, y en ellas un Cristo pintado con esmalte de finísimos colores, clavados los dos pies en la Cruz con dos clavos, señal evidente de grande antigüedad, y a la otra parte un Salvador, y al derredor de él muchas piedras finas.» Hasta aquí Martorel.
Dichas piedras actualmente no están en el Misal. Es de creer que se sacaron por temor de que fueran robadas en algún sitio o guerra, dándoles después otro destino, pues antiguamente había mucha afición de adornar con piedras finas los ornamentos sagrados.
Las figuras de las cubiertas a que alude Martorel son de estilo bizantino, y están sobre una plancha de metal dorado. En una cubierta hay un Crucifijo, que tiene esta inscripción con abreviaturas: Iesus Nazarenus Rex Iudoeorum; a un lado está la imagen de la Santísima Virgen, con esta inscripción: María; y al otro la imagen de San Juan, con esta inscripción. Ioannes. En los ángulos superiores hay dos figuras de ángeles. Al lado de uno de ellos se lee: Sol; y al del otro: Luna.
En la otra cubierta hay una imagen del Salvador, que tiene en las manos un libro donde se lee: Ego sum qui sum. A los lados del Salvador están las iniciales de las palabras griegas Alpha et Omega; y en los ángulos de esta cubierta hay las figuras alegóricas de los cuatro evangelistas.
Los extremos o bordes de las dos cubiertas están circuidos con una plancha de plata. En la de una cara se lee: Sum Deus, et vendor. Sum Rex, et in hac cruce pendor. Y en la plancha de la otra cara dice: Adstans altari, pia mens gaude lacrimari.
Esta última inscripción se halla mutilada; lo que no es de estrañar atendidas las muchas vicisitudes que ha pasado este Misal, y las distintas veces que ha estado escondido, tal vez fuera de la catedral, para poder salvarlo.
En las crónicas y notas antiguas de esta iglesia se designa este Misal con el nombre de Misal de San Rufo, únicamente porque en él se halla la oración propia de dicho Santo. Pero conviene advertir, y lo hace constar el P. Villanueva en el tomo V de su «Viaje literario», que al encuadernarse hubo el descuido de truncar algunos folios, resultando que la oración propia de San Rufo no está en el lugar que corresponde, sino en el folio 61. Y lo mismo sucede con el Cánon de la Misa, como está allí anotado.
Es de creer que el Misal que nos ocupa debía destinarse para los Pontificales de los Prelados, y por eso se adornó con tanto lujo. Hay en el texto viñetas de muy buen gusto, según el estilo de aquel tiempo. Antes del Cánon se ven reproducidas las dos figuras del Cristo y del Salvador que están en las cubiertas; pero las del Cánon son de un dibujo más perfecto.
A propósito de estas figuras, se comprende que en aquella época debían estar muy en uso, al menos en esta iglesia; pues según veremos al reseñar otros Misales, casi todos los de aquel tiempo las tienen, con la particularidad de que aunque sean de dibujos más vulgares, todas concuerdan en el fondo, o sea en el Salvador, en el Cristo, y en las alegorías que tienen a los lados.

12. LAS CARTAS DE SAN PABLO. Un volumen en folio grande, en pergamino, de 626 páginas. Es del siglo XIII. Contiene las cartas del Santo, y los comentarios de Rábano Mauro. Este sabio escritor, a quien ya hemos citado en el Códice de número 2, nació en Maguncia por los años de 776, y fue Arzobispo de dicha ciudad. Comentó la Sagrada Escritura, y por ello en algunos otros Códices que contienen libros de la Escritura, hacemos mención de sus comentarios. También escribió un Martirologio, Homilías, y Poesías religiosas, entre las cuales está el Himno Veni Creator Spiritus.
El Códice que nos ocupa como objeto de arte caligráfico es de los más notables del archivo. Está escrito en tres tipos o letras distintas. En medio, con caracteres muy grandes, se hallan las cartas de San Pablo; y a los lados circuyendo el texto, hay dos clases de comentarios; unos inmediatos al
texto, y otros más separados de letra muy diminuta y escrita con suma perfección.
Así en este Códice como en algunos otros de la misma época, se observa en el escrito una circunstancia que merece notarse. Las líneas de lápiz que suelen servir de pauta, no están al pie de las letras, sino entre una y otra línea o sea en el medio. No se sabe el motivo de colocarlas en esta
forma. De todos modos revela un gran pulso en el escribiente, el hacer las líneas con tanta rectitud, sin que las letras lleguen hasta el lápiz. Al principio y al fin de este Códice faltan algunas hojas destruidas sin duda por la acción del tiempo.

13. ORACIONES DE LAS MISAS DE TODO EL AÑO. Un volumen en folio en pergamino, de 286 páginas. Es del siglo XIII. También hay un Calendario. Ante todo está el rito referente a la celebración del Sacramento del matrimonio. Se dice allí en primer lugar, que los matrimonios deben celebrarse públicamente, y que está prohibido celebrarlos: Desde el Adviento hasta la octava de Reyes. Desde Septuagésima hasta después de la octava de Pentecostés. Pero esto fue modificado posteriormente por el Concilio de Trento.
En los antiguos Códices solía ponerse alguna nota referente a hechos históricos. En el que reseñamos al final del folio 4.° se lee lo siguiente, que traducimos del latín. «Año 1352. El día primero de Agosto fue consagrado el Altar (o Ara) de San Esteban, por D. Bernardo, Arzobispo de Galatea» Este altar ahora no existe, y debió ser substituido por otro.
Después del folio 72, antes de los Prefacios de la Misa, hay una figura del Cristo y otra del Salvador, semejantes a las del Códice n.° 11, aunque el dibujo es de menos mérito, y los colores ya están muy deteriorados.

14. CAPÍTULOS Y ORACIONES DE TODO EL AÑO. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 368 púginas. Es del siglo XIV. Está escrito con caracteres muy grandes, pues se comprende que este libro servía para el Canónigo Semanero, y entonces los Maitines y Laudes eran por la noche. Llama la atención una oración propia, del rezo de Nuestra Señora de la Cinta, que está en una hoja de pergamino suelta, dentro de este Códice, al folio 173, escrita en letra que se conoce es de aquel mismo siglo. Esto manifiesta que ya se rezaba entonces dicha oración; lo cual confirma la tradición relativa a la aparición de la Santísima Virgen en esta catedral, y entrega de su Santa Cinta. Por ser un documento de mucho interés histórico lo copiamos literalmente. Dice así:

«Deus, qui Ecclesiam Dertusensem Beatissimae Virginis Maríae Visitatione et Cingulo decorasti; ejus nobis intercesione concede, ut cingulo fidei et puritatis accinti, a cunctis peccatorum nexibus eruamur . Per Dominum...»

En el Códice núm. 81 de que trataremos más adelante, y que también es del siglo XIV, se halla esta oración en el mismo Capitulario, sin estar añadida en hoja suelta.
Son de notar así mismo las oraciones de Santo Tomás de Aquino y de San Vicente Ferrer, que están al margen con diferente letra; y es porque cuando se escribió este Capitulario dichos Santos aún no habían sido canonizados.

15. DIÁLOGOS DE PEDRO ALFONSO, ex Iudeo Christianus.
Así consta en una nota antigua que hay al principio de este libro, lo cual indica que el autor era Judío antes de su conversión. Está en 4.° mayor prolongado, y tiene 232 páginas en papel cartulina. Es del siglo XIII. Hállase dividido en 12 títulos, que tratan de diversos puntos de la religión cristiana. Al principio el autor pone lo siguiente, que traducimos del latín: «La gracia del Espíritu Santo nos asista. Amen.» Y después añade: «En nombre de la Santísima y Divina Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, principia el proemio de Pedro Alfonso, de Judío Cristiano.» Al fin del libro repite esto mismo, e invoca otra vez la divina gracia.