Mostrando las entradas para la consulta Tortosa ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta Tortosa ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

domingo, 8 de marzo de 2020

94-99


94. SERMONES PARA TODO EL AÑO. Un volumen en 4.° menor, en pergamino, de 334 páginas, Es del siglo XII. No consta el nombre del autor. Comienza por el primer sermón de Adviento, y siguen después los de Navidad, San Esteban, etc. Al principio los asuntos o sermones están señalados con letra encarnada en el mismo texto antes de cada sermón; pero a la mitad del libro ya no están así, por lo cual es muy difícil poderlos registrar.

95. BREVIARIO. Un volumen en 8.° en pergamino, de 422 páginas. Es del siglo XIV. Al principio y al fin le faltan algunas hojas. En este Breviario es de notar, que sólo contiene los oficios de las festividades o misterios, y los de las dominicas y ferias. Aunque no consta que fuese para el rito de esta catedral, se deduce que lo era, porque en los oficios de algunas fiestas se expresa el número de cantores que debía haber según la costumbre de esta iglesia.
El Salterio se halla al final, a diferencia de los actuales Breviarios en que está al principio. También llama la atención que entre las absoluciones y bendiciones de cada nocturno estén intercalados los oficios de San Onofre y San Cristóbal. Este dato y algunos otros del archivo capitular, manifiestan que antiguamente había en esta ciudad mucha devoción a los expresados Santos.
A pesar de ser este Breviario de pequeña dimensión, todas las iniciales de las lecciones y oraciones, que son muchas, están profusamente adornadas con dibujos de colores.

96. FRANCISCO DE MAIRON. COMENTARIOS A LOS LIBROS DEL MAESTRO DE LAS SENTENCIAS. Un volumen en 4.° mayor prolongado, en pergamino, de 484 páginas. Es del siglo XIV. El autor era un religioso francés de la orden de San Francisco, que floreció en el siglo XIII. Fue discípulo del célebre Juan Escoto, y profesor de literatura en París. Escribió muchos trabajos teológicos y filosóficos. En el Códice que nos ocupa primeramente están los Comentarios a los libros del Maestro de las Sentencias. Al fin del cuarto libro, que en este Códice se halla en primer lugar, hay un índice. Después sigue el libro tercero, y a continuación de este el segundo. No se sabe el motivo de esta alteración en el orden de los libros.
Al fin del segundo libro hay una nota que traducida dice así: «Concluye la suma sobre el segundo de las Sentencias, según el Maestro Francisco de Maioris (Mairon) de la orden de Frailes menores. Fue escrito en Paris.» Y luego otra nota que dice: Hic explicit totum; magister da mihi potum.
A continuación siguen unos tratados filosóficos. Después hay un comentario a la Decretal que principia: «Cum Marthae. De celebratione Missarum. Y por último un tratado de Juan Escoto «Sobre el primer principio.» Así se titula. Al final le faltan algunas hojas.

97. ARTE Y DOCTRINA PARA HACER SERMONES. Un volumen en 4.° menor, en pergamino. Es del siglo XIV. Su autor es conocido con el nombre de Austancio. Así se denomina en el epígrafe del libro, que traducido dice: «Arte y doctrina para hacer sermones y conferencias, ordenado por el Reverendo en Cristo Padre Fray Austancio, de la orden de Predicadores, eximio y notable Doctor en sagrada Teología». Sigue un pequeño diccionario sobre el sentido o aplicación que puede darse a varios hombres. Este opúsculo sólo tiene 34 páginas.
Después hay otro opúsculo de Alano de Insulis, que tiene 120 páginas. Es del siglo XIII. Comienza de este modo: «Toda ciencia usa de sus reglas» Al fin se halla una hoja de diferente época, y un canto con notas de música. Sigue un opúsculo de la Trinidad; un tratado de la fé; y algunas oraciones de varios Santos. Un poema de Marbodio titulado «La oración del penitente que ha pecado muchas veces». Y algunos versos de Hildeberto, Arzobispo de Tours, filósofo y poeta latino, que nació a mediados del siglo XI. Al final también hay un canto con notas de música. Estos últimos escritos, que comprenden 112 páginas, son del siglo XII.

98. BREVIARIO. Un volumen en 4.° menor, en pergamino, de 478 páginas. Es de últimos del siglo XIV, o de principios del XV. Está incompleto, pues le faltan bastantes hojas al comenzar y al fin. En la página 480 hay una nota, que traducida dice: «Principia el Breviario según la ordenación y costumbre de la iglesia y diócesis de Tortosa
Es digno de notar, que además de la iglesia se hace mención de la diócesis; pues por lo general en todos los Breviarios propios de esta catedral tan sólo se dice, «de la iglesia de Tortosa», aunque con esta denominación se entiende también la diócesis.

99. SERMONES PARA TODO EL AÑO. Un volumen en 4° menor, en pergamino, de 518 páginas. Es del siglo XIII. Su autor fue Nicolás de Gorrau, teólogo francés, que nació a principios del siglo XIII. Después de haberse distinguido mucho en el púlpito, el rey de Navarra le nombró confesor suyo. Además de esta obra escribió unos comentarios sobre la Biblia.
En el Códice que nos ocupa, en algunos sermones del principio y en otros del fin del libro, se indican los asuntos con letras encarnadas al comenzar el sermón. Pero en la mayor parte de ellos no se hace indicación alguna; y sólo se conoce la separación de cada asunto por las letras iniciales
encarnadas que hay al principio.



viernes, 6 de marzo de 2020

Los Códices son un honor de esta Iglesia. Examinándolos se aumenta la fé.

V. 

Los Códices son un honor de esta Iglesia. Examinándolos se aumenta la fé.

Haciendo mención otra vez del notable trabajo de los distinguidos archivistas señores Denifle y Chatelain, su Inventario de los Códices de la catedral de Tortosa es de un gran mérito, y revela que los autores no sólo son muy expertos en esta clase de estudios, sino que además conocen bien los archivos y principales bibliotecas de Europa; porque al clasificar algunos de dichos libros, hacen referencia a los de otras bibliotecas, demostrando con ello una erudición muy digna de elogio.

Siguiendo, pues, el mismo orden de dicho Inventario, daremos a conocer los Códices de esta catedral, tomando por base las clasificaciones de aquellos archivistas respecto al siglo en que fue escrito cada Códice. Creemos prestar con ello un servicio a la historia en general, y particularmente a la de esta iglesia, vindicando además a los siglos pasados de las falsas imputaciones de, obscurantistas, retrógrados, etc.

Otra observación nos ocurre al hojear estos voluminosos Códices, escritos casi todos en pergamino, con caractéres que son verdaderos objetos de arte, y muchos de ellos adornados con preciosas viñetas y dibujos del major gusto. Es, que al pensar que todo era para adquirir y propagar la ciencia, que se exhibía engalanada con tanto lujo y esplendor; preciso es reconocer la importancia que entonces se daba al estudio, cuando de tal modo se prodigaban los atractivos a fin de hacerlo más agradable y honroso.

Y si a esto se añade que la Iglesia, institución divina y civilizadora, cumpliendo con su elevada misión de difundir la luz en el mundo, empleaba cuantiosas sumas para ilustrar al clero, al efecto de que este instruyese después a los fieles; dígase, si reflexionando esto no es la más negra ingratitud e injusticia, pretender negar a la Iglesia el título de primera Maestra de la humanidad, y centro de toda cultura y civilización, como lo es realmente.

También nos ocurre otra idea al examinarlos Códices, principalmente los que tratan de asuntos religiosos o de sagrada liturgia.

Cuando uno observa la inconstancia de las cosas humanas, y esa tendencia a cambiarlo todo, de tal manera, que cada época se distingue por sus aficiones y estilos; y hoy no gusta lo que se admiraba ayer, porque el deseo de la novedad parece que sea condición inherente al hombre; viendo, pues, esto, y observando por otra parte que en medio de esta habitual inconstancia, se levanta majestuosa la figura de la Iglesia, firme en sus principios y constante en sus ritos y tradiciones, desde luego se ha de deducir que una mano superior debe dirigirla.

Esta reflexión se ofrece al ver en un Códice del siglo XI igual Cánon de la Misa que el que se usa en la actualidad. Lo propio sucede con los demás Códices que contienen libros de la Sagrada Escritura, o de los Santos Padres, que habiendo sido escritos por amanuenses de distintas épocas y naciones, no aparece en ellos la más leve discrepancia en todo lo que concierne a la doctrina católica.

Es muy cierto que al examinar los Códices se aviva la fé. Más de una vez hemos presenciado en el archivo de esta catedral, que han hecho manifestaciones en este sentido personas indifentes en materias religiosas, las cuales comenzando por hojear los Códices por mera curiosidad, concluyeron admirando los dogmas y enseñanzas de la religión católica, y la constante solicitud de la Iglesia al conservar el sagrado depósito de su doctrina, con la mayor pureza, por medio de los Códices.

Luego no exajeramos al decir que examinando estos libros la fé aumenta. Porque si al contemplar nuestras grandes catedrales, obra de siglos, donde una larga serie de generaciones empleó sus esfuerzos y recursos para llevarlas a término, deducimos con fundamento, que tanta constancia y sacrificios no se conciben sin que la fé guiase los trabajos, y alentase a todos con la esperanza de eterna recompensa; iguales reflexiones ocurren al ver un Códice, en el que se empleó un buen número de años, y donde el escritor se ocupó días y noches en un trabajo monótono, practicado con tal paciencia que excede toda ponderación. Ni se concibe tampoco la abnegación de los que pagaban gastos tan enormes, en épocas de gran penuria, si lo que se escribía en dichos libros no contuviese verdades y máximas en las cuales se funda la esperanza de la felicidad en la otra vida.

Todo influye a mirar con respeto los Códices; ya sea por lo que se refieren al arte, ya también considerándolos bajo su aspecto histórico y religioso.


domingo, 8 de marzo de 2020

APÉNDICES

APÉNDICES. 

Concluida la reseña de los Códices, parécenos oportuno insertar los Apéndices que están al fin del inventario de los Sres. Denifle y Chatelain, y que según verán nuestros lectores, contienen fragmentos muy interesantes copiados de dichos Códices.
Entre ellos ocupa un principal lugar por su extensión el que pertenece al Códice de número 6, que contiene como es de ver en el Catálogo, la exposición del Símbolo de los Apóstoles por el célebre dominico español Fray Raimundo Martín, que vivió a mediados del siglo XIII.
Atendiendo a que hasta el presente no hay noticia de que exista otro ejemplar en las bibliotecas de Europa, su contenido ofrece un doble interés. Por otra parte, los Sres. Denifle y Chatelain tuvieron buen cuidado en escoger los mejores fragmentos del citado Códice; y sobre todo, nada omitieron de cuanto se pueda referir a los sarracenos y judíos, y a los escritores árabes. Así lo expresan en el prólogo de dicho Apéndice, que es el de número I°.
Pero antes de los Apéndices copiaremos la siguiente introducción, que precede a su inventario latino.

ECCLESIA cathedralis urbis Dertusae (nunc Tortosa dicunt) in Catalonia, cujus historiam ac fata nuper enarravit D. Ramón O'Callaghan, canonicus archivistaque ejusdem, a restabilito saltem episcopatu an. 1151, multos pretiososque codices possedit. Quanquam autem, post varias vicissitudines, non tot hodie percurrere licet quot inventariis saeculo XV sequentibusque usque ad saec. XVIII confectis seu exaratis enumerantur, restat adhuc collectio nec infima nec spernenda. Quam cum alter nostrum bis visitavisset codicum statum lamentabilem, asseribus avulsis, deploraverat, nihilque magis cupiebat quam ut iterum Dertusam adeundi occasionem haberet, brevemque librorum superstantium descriptionem conficeret.
Itaque hujus anni mense Septembri, post exploratum tabularium Barcinonense, ambo Dertusam provolavimus. Tempus fortasse non optime elegeramus; namque improviso advecti, urbem vittis, vexillis, floribusque ornatam, musicis concursibus occupatam (ut fit quottanis ad celebrandum S. cincturae B. M. Virg. festum), denique festivitatibus magis quam labori paratam invenimus. Praeterea infelici casu tunc archivista aeger lectum retinebat. Nihilominus, intercedente fr. Angelo A. Ciarán, O. P., qui acriter in illis sollemnibus vastam praedicatione sua cathedralem movebat,
comiter a canonicis porta tabularii nobis aperta fuit, ibique commodissime codices inspiciendi, describendi, immo photografandi licentia concessa est. Praeter libros capitulares, duo armaria codicibus 147 referta invenimus; qui quidem jam uniformiter dorso e pelle ovina flavi coloris tabulisque linteolo spissius flavescente coopertis vestiti, temporum injurias vincent.
Tres dies ibi commorati, raptim singulos libros unus vel alter inspeximus. Numeri jam in singulis positi curam habuimus, etsi ordo melior non aegre dari potuisset. Exempli gratia, Biblia fere integra cum commentario Rabani nunc inter numeros 67, 61, 2, 28, 12 distrahitur. At non nostrum erat praefixam seriemt urbare (seriem turbare), et facile minimum id vitium indice nostro resarcietur. Deest praeterea quasi generatim in codicibus numeratio foliorum.
Non ingratum erit lectoribus in Appendice recipere quaedam hucusque incognita et quaedam specimina codicum antiquiorum.
Grates imo corde agimus canonicis Dertusensibus, qui nobiscum ut cum amicis, non ut cum externis et advenis agebant, nobisque thesaurum cathedralis, inter alia calicem mirifici operis, á Papa Luna, i. e. Benedicto XIII, donatam monstrarunt.
Denique veniam á collegis nostris doctisque oramus, si quid in hoc inventario, quod sine auxilio librorum impressorum conficiendum fuit, nos fugerit vel in errores nos traxerit. Neque silentio praetereundum, multes codices in principio mutilos esse, quod laborem nostrum detinuit. Caetera
non catalogum integrum condere, sed saltem praecipuorum tractatuum inventarium non inutile parare ambitio nostra fuit.

Dertusae, 4 sept. 1895.

HENRICUS DENIFLE, O. P.
AEMILIUS CHATELAIN.

appendix I

100-110


100. HORACIO. Un volumen en 8.° en pergamino, de 262 páginas. Es del siglo XI. Al principio y al fin le faltan algunas hojas. Tratando de este Códice los Sres. Denifle y Chatelain, dicen que es sin duda el más antiguo de España que contiene las obras de Horacio, pues algunos manuscritos de la misma obra que se conservan en la Biblioteca del Escorial son del siglo XIII y posteriores.
Llaman la atención en este antiguo Códice la multitud de glosas o notas puestas en el margen y entre las líneas, tan diminutas, que admira cómo pudieron escribirse.
Al principio de cada uno de los libros en que se divide esta obra de Horacio, hay una viñeta de muy buen gusto, estilo de aquel siglo. Pero se distinguen principalmente las que se ven al principio del libro dirigido a Mecenas, y al comenzar el «Arte poètica.»

101. LA CARTA DE SANTIAGO, Y CONCORDANCIAS DE LAS CARTAS DE SAN PABLO. Un volúmen en 4.° en pergamino, de 370 páginas. Es del siglo XII. Este Códice se divide en tres partes, que se escribieron en diversas épocas. La forma del escrito de la carta de Santiago es completamente distinta de los otros. Luego sigue una especie de repertorio, que comprende dos o tres folios, donde se indican algunos asuntos de los que San Pablo trata en sus cartas. Por último, y esto ocupa la mayor parte del libro, están las Concordancias de las cartas de San Pablo, con una introducción general de Rábano Mauro.
En este tratado no hay división alguna. Únicamente se distingue la separación de cada asunto o carta por medio de una inicial muy grande de color encarnado, con algún sencillo dibujo. Al principio de este Códice hay una nota, que también se lee en algún otro. Dice así: «Este libro es de Santa María Dertusense. Si alguno lo quitare, sea anatema.»

102. FORMA DE VISITAR A UN HERMANO ENFERMO. Un volumen en 4.°, en pergamino, de 260 páginas. Es del siglo XIV. Como en aquel tiempo los canónigos de esta catedral vivían en comunidad, además de los ritos generales había algunas prácticas especiales de esta iglesia.
En este Códice se expresa en muy grandes letras todo lo que debía practicarse cuando se tenía que administrar la Santa Unción a un Capitular, así como la recomendación del alma y demás hasta darle sepultura. También está el oficio de difuntos.
Es muy curioso por lo que se refiere a la parte antigua histórica, lo que dice este Códice desde el folio 122 hasta su conclusión. Se explica allí lo referente a la procesión que se hacía por la catedral y el claustro en la mañana del día de difuntos; y con este motivo se dan noticias de mucho interés histórico. Se dice, que la procesión primeramente irá al lugar donde estaban los sepulcros de los Obispos; después pasará al de los sepulcros de los canónigos; luego seguirá por la parte donde se hallaba el granero, y entrará por el claustro a la casa donde residían en comunidad los canónigos; volviendo después al claustro, y dirigiéndose a la parte de detrás del altar de Santa María, (el ábside) cantando una absolta en cada uno de dichos puntos.
También se cita una puerta llamada septentrional, y otra occidental.
Al principio de este Códice hay algunas hojas truncadas que se refieren a la administración del sacramento del bautismo.

103. SAN GREGORIO PAPA. Un volumen en 8.° en pergamino, de 218 páginas. Es del siglo XII. Contiene la exposición del libro de las Parábolas, del Eclesiástes, Sabiduría, Josuè, Jueces, Reyes, Números, Éxodo, Gènesis, y algún otro. Al fin hay un breve comentario sobre un libro que se titula de «Jesús de Sirach». Tal debe ser el nombre del autor, porque después dice: Explicit liber Iesu fili Sirach.
Son de notar en este Códice algunas hojas del principio y del fin, de letra cursiva muy antigua, y de una pequeñez y claridad admirables. Los epígrafes de cada exposición están señalados con letras encarnadas. En los últimos libros hay un índice al principio. En uno de los últimos folios se ve un espacio de unas dos líneas, con signos muy extraños que parecen de música.

/ Nota: https://archive.org/details/VetusLatina112SirachEcclesiasticus/page/n8/mode/2up aparece Sirach (Ecclesiasticus) /

104. SERMONES PANEGÍRICOS. Un volumen en 8.° en pergamino, de 688 páginas. Es del siglo XIV. Contiene panegíricos de los Santos más principales, y de algunas festividades y Misterios. Al principio hay dos índices. Uno alfabético, y otro en el que están según el orden del calendario, los nombres de los Santos y Misterios cuyos panegíricos se hallan en este libro, expresando los folios que comprenden. En algunos hay dos o más sermones.
Los asuntos conforme a la costumbre de estos Códices, se indican en el texto con letras encarnadas. En la primera página hay una nota de letra más moderna, que dice «Sermones» y después «Número 15». Lo que prueba que en algún tiempo ya se formó inventario de estos libros.

105. HUGO DE SAN VÍCTOR. Un volumen en 4.° en pergamino, de 149 páginas. Es de principios del siglo XIII. Contiene las cinco septenas, quinque septenas, del expresado autor, que comprenden hasta la página 9, al fin de la cual hay una nota que traducida dice: «Concluye Hugo sobre las cinco septenas.» Después hay unos soliloquios del mismo autor; la exposición de algunos salmos de David; y un tratado sobre algunas cuestiones del antiguo testamento. No hay foliación ni índice.
Aunque el autor solamente se titula Hugo, y hay varios escritores de este nombre, estos tratados pertenecen a Hugo de San Víctor, Religioso de la Abadía de San Víctor de París; por ello sin duda se le aplicó este nombre. Falleció dicho escritor a mediados del siglo XII.

106. SAN GREGORIO MAGNO. Un volumen en 4.° en pergamino, de 270 páginas. Es de principios del siglo XIII. Contiene las Homilías de dicho Santo Padre. La primera es sobre el Evangelio que se canta el Domingo de Ramos antes de la bendición de las palmas y ramos; y la última se titula in natale virginis.
Después de estas Homilías siguen varios sermones de Santos en idioma Provenzal, que por los siglos XIII y XIV fue la lengua literaria en el Reino de Aragón, o sea el peculiar lenguaje de nuestro pais.
Dichos sermones, que comprenden 30 folios, hacen muy notable este Códice por el idioma Provenzal con que están escritos; de tal modo que en poco tiempo se han recibido cartas de algunos centros literarios del extrangero, pidiendo copias y noticias de este curioso escrito Provenzal, único que existe en los Códices de esta iglesia.

107. BOECIO Y ARISTÓTELES. Un volumen en 4.° en pergamino, de 594 páginas. Es de últimos del siglo XIII o de principios del XIV. Contiene los Tópicos de Boecio. Con este nombre se designaba en la filosofía antigua cierto método o forma de argumentar. Antes de esto hay un tratado con figuras de geometría; al principio le faltan algunas hojas.
Después siguen los Tópicos de Aristóteles, donde se ve gran multitud de notas en el margen y en medio de las líneas. Merece notarse una curiosa tabla, en la que se explica todo lo referente a la conversión de las proposiciones, por un método sumamente ingenioso. También hay varias figuras o líneas para aclarar y hacer comprender lo que se explica en estos tratados.
Al principio de algunos de los libros en que se divide la materia de este Códice hay un blanco. Es porque se dejó la letra inicial para adornarla, según la costumbre de aquel tiempo, y no llegó a verificarse. Esto manifiesta que un amanuense era el que escribía el Códice, y otro ú otros los que se empleaban en los dibujos de las letras.

108. JUAN BIRIDAN Y ALBERTO DE SAJONIA. Un volumen de 400 páginas, escrito en cartulina. Es del siglo XIV. Contiene las cuestiones sobre el arte antiguo, de Juan Buridan, que fue profesor de la Universidad de París, y adversario muy hábil y constante del realismo. El tratado de éste comprende hasta el folio 44.
Después están las cuestiones logicales de Alberto de Sajonia, que comprenden hasta el fin. No hay división de títulos en este Códice, ni epígrafes que indiquen los asuntos. Todas las cuestiones se distinguen con simples apartados, faltando en algunos la letra inicial que se dejó para dibujar, y no llegó a hacerse esto.

109. SERMONES. Un tomo en 4.° en pergamino, de 450 páginas. Es del siglo XIII. No consta quién es el autor. En la distribución de los sermones hay poco orden, pues están intercalados los sermones de los Misterios con los de la Santísima Virgen y con los panegíricos de Santos; y como no hay índice, para registrarlos se debe recurrir al epígrafe de cada sermón, que está (esta en el original) señalado con letras encarnadas.
En algunos asuntos hay más de un sermón. El final no está completo. Al principio de este Códice se ve un número de letra más moderna; lo cual prueba lo que hemos dicho tratando de algún otro Códice, respecto a que en los tiempos pasados se formó inventario de estos libros.

110. SUMA O COMPENDIO DE LA PENITENCIA. Un volumen en 4.° en pergamino, de 273 páginas. Es del siglo XIV. Este Còdice comprende varios tratados de distintos autores, relativos todos a la penitencia. Primero hay algunas instrucciones sobre la administración del sacramento de la penitencia. A esto sigue un epígrafe que traducido dice: «Principia el libro de las meditaciones de San Bernardo de Claraval.» Luego hay otro tratado que se titula así: «Principian las meditaciones de San Agustín, Obispo de Hipona.» Sigue otro que dice: «Principia el libro de los Soliloquios de San Isidoro.» Después otro que comienza de este modo: «Principian los tres libros de Próspero sobre la vida contemplativa y activa.
Sin duda por la relación que tienen con las materias de este Códice, se añadieron los siguientes opúsculos. Uno cuyo epígrafe dice: «Principia la útil ocupación de Anselmo, que se titula, Misericordia de la Pasión del Señor.» Después hay una oración de San Bernardo. Y por último un oficio o rezo de la Pasión del Señor, que es distinto del que se usa actualmente.
Al principio de la primera plana hay una nota escrita con la misma letra que el Códice, la cual traducida dice así: «Este libro es de Santa Maria de Tortosa. Si alguno lo quitare, sea anatema.» La forma de dicha nota manifiesta que este Códice fue escrito para esta iglesia. Al final está en letras encarnadas hechas con cierto capricho y buen gusto, lo que solía ponerse en algunos Códices: «Este libro se ha escrito; el que lo escribió sea bendito.»



72-82

72. TRATADO DE LAS ELECCIONES CANÓNICAS. 
Un volumen en 4.° prolongado, en pergamino, de 93 páginas. Es del siglo XIV. Toda la materia referente a los tres modos de hacer las elecciones según el derecho canónico, hállase expuesta en este libro con mucha claridad. Aunque no hay capítulos que dividan los asuntos, todas las cuestiones están señaladas con epígrafes de letra encarnada.
Este Códice está escrito con gran perfección y se halla bien conservado. Como los de su clase, abunda en letras con dibujos de colores. Al lado del texto hay comentarios del mismo autor. En el principio del libro se lee un epígrafe, que traducido del latín dice: «Comienza aquí el libro compuesto por el Maestro Guillermo de Mondagoto, Arcediano Nemausense, sobre el modo de hacer las elecciones y ordenar los procesos relativos a las mismas».


73. FLOS SANCTORUM O VIDAS DE SANTOS.
Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 673 páginas Es del siglo XIV. Al principio le faltan algunas hojas; el final está completo. Tiene de especial este libro, que antes de la vida de cada Santo se explica la etimología del nombre y su significado, con datos sumamente curiosos que suponen en el autor mucha erudición. No consta quien sea éste. Es muy probable que fue algún religioso agustino, porque la única viñeta que hay está en la vida de San Agustín, obispo y doctor, viéndose allí una imagen del Santo.
Además de las vidas de los santos, hay pláticas sobre varios asuntos, como la Cuaresma, Dominicas que la preceden. Resurrección, y otros misterios y fiestas de la Santísima Virgen.

74. PRISCIANO EL MAYOR. TRATADO DE GRAMÁTICA.
Un volumen en 4.° mayor prolongado, en pergamino, de 258 páginas. Es del siglo XI. Dicho autor fue un célebre gramático latino que nació en Cesarea a fines del siglo IV. El año 525 abrió una escuela que tuvo gran fama por el número de gramáticos distinguidos que de allí salieron. Compuso varias obras; pero la más notable es esta.
/ Nota: Si nació a finales del siglo IV, pongamos 399, y en el año 525 abrió él mismo una escuela, vivió más de 125 años. Priscianus Caesariensis (fl. 500), más conocido como Prisciano, fue un importante gramático del latín, nacido en Caesarea, Mauritania, (en la actualidad la ciudad de Cherchell en Argelia). Según Casiodoro enseñó latín en Constantinopla. https://es.wikipedia.org/wiki/Prisciano
Su obra más importante es una gramática del latín que recibe el nombre de Institutiones Grammaticae. /
Se divide en 18 libros, y no en 14 como dice algún escritor. Al principio, después de un prólogo, pone el autor un índice o resumen de los 18 libros. Antes hay dos hojas que no pertenecen a este Códice; en la primera se ve parte de un índice sumamente curioso por la forma con que está, el cual debía pertenecer a alguna obra de derecho del siglo XI, o quizás de antes.
Este Códice es el que se conserva en mejor estado entre todos los de aquel siglo, a pesar del servicio que se conoce prestó en su tiempo. La letra es muy legible. Hay muchas notas en el margen, todas con caracteres pequeñísimos hechos con gran perfección. Pero lo que llama la atención principalmente es el extraordinario número de notas puestas entre las líneas del texto, tan diminutas, que admira cómo pudieron escribirse allí.
Los títulos en que se dividen los libros, o sea los epígrafes de cada asunto, están señalados con letras encarnadas. Las iniciales de los apartados son de colores; pero sin dibujos, según el estilo de aquel tiempo. También hay una viñeta al principio, de muy buen gusto, y algunas otras en lo demás del libro.
Al fin de todo se ve una nota, en caracteres encarnados muy grandes, que traducida dice: «Concluye el libro de Prisciliano, Gramático, Doctor de la ciudad de Roma.»

75. TOMÁS DE HIBERNIA. MANOJO DE FLORES. Un volumen en 4.° mayor prolongado, en pergamino, de 254 páginas. Es del siglo XIV. Contiene un repertorio por orden alfabético de varios nombres o asuntos pertenecientes a la Teología dogmática y moral, Sagrada Escritura, Filosofía, etc. De ahí el título de Manojo de flores, que se le aplica con muchas propiedad.
Está en forma de diccionario. Pero además el autor tuvo el buen gusto de señalar en el margen, por medio de alfabetos de letras minúsculas, los párrafos en que se divide el asunto que allí se trata.
Cada nombre del diccionario tiene la inicial adornada con dibujos de colores. También son de colores las iniciales de todos los párrafos. Al principio le faltan algunas hojas; el final está completo. Hay un índice que contiene todos los nombres de los asuntos que se explican en este diccionario. Después siguen cuatro folios que son como una ampliación.
Antes del índice hay una nota que traducida dice así: «Esta obra fue compilada por el Maestro Tomás de Hibernia, en algún tiempo Sócio de Sorbona».

76. SANTO TOMÁS DE AQUINO. SOBRE EL LIBRO II DEL MAESTRO DE LAS SENTENCIAS. Un volumen en 4.° mayor prolongado, en pergamino, de 146 páginas. Es de últimos del siglo XIII o de principios del XIV. En la parte superior de cada página están señaladas por su orden las 44 distinciones en que se divide esta obra. Al final hay un índice hecho posteriormente, que sólo llega hasta la Distinción 35.
Antes del índice se leen unas notas de diversa letra, que traducidas dicen: «Concluye el escrito de Fray Tomás, sobre el segundo de las Sentencias.» Prueba esto que cuando se escribió el Códice aún no había sido canonizado Santo Tomás. Después hay otra nota que dice. «Este libro es de (sigue un nombre que está raspado). Cualquiera que lo vendiere sea anathema. Luego hay otra que dice así: «Este libro es de Fray (sigue un nombre raspado) de la orden de Frailes predicadores del convento de (hay otro nombre raspado) de la provincia de Aragón».
Al fin de todo en la última página todavía hay otras notas que dicen: «Yo Antonio Aymerich, Bachiller en artes, el viernes día 29 de Abril compré este libro al Reverendo confesor del Rey de Navarra, en la ciudad de Valencia, el año 1435 del Nacimiento del Señor.» Y más abajo se lee: «Este libro es de Pascual March, quien lo compró por 44 sueldos

77. LETANÍAS Y ORACIONES. Un volumen en 4, en pergamino, de 44 páginas. Es del siglo XIV. Se comprende que este Códice se usaba en todas las rogativas que se hacían en esta catedral. Después de las Letanías de los Santos, siguen las preces y oraciones pertenecientes a cada rogativa. Entre otras de las que ofrecen interés histórico, está la tradicional plegaria que se canta en esta catedral en las rogativas pro pluvia, que dice así: «Dómine rex, Deus Abraham, dona nobis pluviam super faciem terrae, ut discat pópulus tuus quia tu es Dóminus Deus noster.»

También hay una oración propia de la Santa Cinta, diferente de la que se halla en el Breviario de esta catedral. En dicha oración se expresa la aparición de la Santísima Virgen en esta iglesia y la entrega de su Sagrado Cíngulo. Como es un documento de grande valor histórico, pues confirma aquella veneranda tradición, creemos conveniente insertarlo tal como está: Dice así:
«Omnipotens sempiterne Deus, qui gloriosae Virginis Matris Mariae corpus et animam, ut dignum Filii tui habitaculum effici maereretur, Spiritu Sancto cooperante praeparasti; da, ut cujus Visitatione et Cinguli traditione hanc Ecclesiam decorasti, ejus pia intercessione ab instantibus malis et á morte perpètua liberemur. Per Dominum...»

/ Nota: á y perpètua aparecen con tilde en el pdf que tengo, otros textos en latín también están con tilde en este libro.
La ae del latín, æ, la escribo en este libro ae -
https://www.delcastellano.com/errores-pronunciacion-latin/
ae (y oe)
Por increíble que pueda parecer, el diptongo ae se pronuncia [ae̯]. Por tanto, hay que evitar la pronunciación arromanzada como una simple *[e]: quae se lee [kʷae̯]
, no *[ˈkwe]. Tortosa : Tortose, Lleida : Lleide, Maella : Maelle, Favara : Favare, etc.
La bibliografía anglosajona tiende a considerar que ae se pronunciaba [ai], aunque esta pronunciación es de época arcaica (siglo iii a. C. y anteriores). Lo mismo se aplica al diptongo oe, menos frecuente, que se pronuncia [oe̯]: amoenus se pronuncia [aˈmoe̯.nus]
, no *[aˈmenus] /

78. PEDRO DE TARANTASIA. COMENTARIOS SOBRE EL LIBRO II DEL MAESTRO DE LAS SENTENCIAS. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 242 páginas. Es del siglo XIII.
El autor es conocido con este nombre por ser natural de Tarantasia, provincia y condado de los antiguos estados sardos. Las 44 Distinciones del libro II del Maestro de las Sentencias están completas en este Códice, y se señalan con números en la parte superior de cada página, y además en el margen. Hay algunas notas de época posterior. Las iniciales de los párrafos están adornadas con dibujos de colores.
Al principio hay un índice. También se ve allí una hoja de distinta época y diferente letra, que no pertenece a este libro.

79. ALANO DE INSULIS. SOBRE LAS DIVERSAS SIGNIFICACIONES O USOS QUE TIENEN ALGUNOS NOMBRES EN LA SAGRADA ESCRITURA. Un volumen en 4° en pergamino, de 321 páginas. Es de principios del siglo XIII. Este curioso libro tiene alguna semejanza con las Concordancias de la Sagrada Escritura, aunque es más reducido y su objeto también es distinto.
Le precede un prólogo dirigido a Ermengaldo, Abad de San Gil. Después siguen los nombres por orden alfabético. Antes de cada letra hay un índice; luego siguen los nombres cuyo uso se trata de explicar, estando señalados con letras encarnadas en el texto los libros de la Sagrada Escritura a que se refiere el uso de cada nombre.
A pesar de su mucha antigüedad está muy bien conservado este Códice. Todas las iniciales de cada párrafo son de colores, y algunas están adornadas con hermosas viñetas. Al final hay la acostumbrada nota que dice. «Este libro ha sido escrito; el que lo escribió sea bendito».

80. FRAGMENTOS DE LOS CLÁSICOS Y OTROS AUTORES ANTIGUOS. Un Volumen en 4.° de 328 páginas. Está escrito parte en cartulina, que pertenece al siglo XIII, y parte en pergamino, que es del siglo XII.
Contiene escritos de Horacio, Juvenal, Marcial, Salustio, Cicerón y Séneca. También los hay de Macrobio, (las Saturnales) y de Macer (del poder de las hierbas.)
Además un tratado de Geometría con figuras geométricas, y otro del eclipse del sol.

81. CAPITULARIO PARA TODO EL AÑO. Un volumen en 4.° en pergamino, de 380 páginas. Es del siglo XIV. Al principio hay un Calendario muy deteriorado por el uso, en el cual falta una hoja que debía contener los meses de Noviembre y Diciembre.
Tiene de particular este Códice, que se halla en él la oración propia de la Santa Cinto, (Cinta, Cingulis, Cíngulo) de que ya hemos tratado en el Códice de n.° 14; pero en el que nos ocupa dicha oración está en el mismo Capitulario, y no en hoja añadida como en el otro Códice. También hay algunas otras oraciones de interés histórico. Todas las iniciales de los capítulos y de las oraciones se hallan adornadas profusamente con dibujos de colores.

82. MISAL. Un volumen en 4° en pergamino, de 460 páginas. Es del siglo XIII. Está escrito con muy buen gusto y con profusión de letras de adorno. Tiene además algunas viñetas muy distinguidas y de un estilo especial. Hay un Calendario muy completo; y lo mismo que en otro Códice reseñado, el día 4 de Febrero hay una nota que traducida dice: «Aquí comienzan a cantar las aves». Y el día 24 de Abril otra que dice: «Salida de Noé del arca.»
En este Calendario ya está la fiesta de la Concepción de la Virgen, el día 8 de Diciembre; la oración está añadida en el margen en su lugar respectivo, y es diferente de la que se usaba antes de la actual. También se halla el día 18 de Diciembre la fiesta de la Expectación del parto de Nuestra Señora, que se puso después porque la letra no es la misma que lo demás del Calendario.

83-93

sábado, 7 de marzo de 2020

Catálogo 11-15

11. Misal. Un volumen en 4.° en pergamino, de 280 páginas. Es del siglo XII. De este Misal histórico hacen mención varios escritores. Martorel lo cita en su Historia de Tortosa. También se ocupan del mismo el P. Risco en su «España Sagrada» y el P. Villanueva en su «Viaje literario.» 
Describiendo Martorel este Misal dice: «Está con cubiertas de finísima plata, y en ellas un Cristo pintado con esmalte de finísimos colores, clavados los dos pies en la Cruz con dos clavos, señal evidente de grande antigüedad, y a la otra parte un Salvador, y al derredor de él muchas piedras finas.» Hasta aquí Martorel.
Dichas piedras actualmente no están en el Misal. Es de creer que se sacaron por temor de que fueran robadas en algún sitio o guerra, dándoles después otro destino, pues antiguamente había mucha afición de adornar con piedras finas los ornamentos sagrados.
Las figuras de las cubiertas a que alude Martorel son de estilo bizantino, y están sobre una plancha de metal dorado. En una cubierta hay un Crucifijo, que tiene esta inscripción con abreviaturas: Iesus Nazarenus Rex Iudoeorum; a un lado está la imagen de la Santísima Virgen, con esta inscripción: María; y al otro la imagen de San Juan, con esta inscripción. Ioannes. En los ángulos superiores hay dos figuras de ángeles. Al lado de uno de ellos se lee: Sol; y al del otro: Luna.
En la otra cubierta hay una imagen del Salvador, que tiene en las manos un libro donde se lee: Ego sum qui sum. A los lados del Salvador están las iniciales de las palabras griegas Alpha et Omega; y en los ángulos de esta cubierta hay las figuras alegóricas de los cuatro evangelistas.
Los extremos o bordes de las dos cubiertas están circuidos con una plancha de plata. En la de una cara se lee: Sum Deus, et vendor. Sum Rex, et in hac cruce pendor. Y en la plancha de la otra cara dice: Adstans altari, pia mens gaude lacrimari.
Esta última inscripción se halla mutilada; lo que no es de estrañar atendidas las muchas vicisitudes que ha pasado este Misal, y las distintas veces que ha estado escondido, tal vez fuera de la catedral, para poder salvarlo.
En las crónicas y notas antiguas de esta iglesia se designa este Misal con el nombre de Misal de San Rufo, únicamente porque en él se halla la oración propia de dicho Santo. Pero conviene advertir, y lo hace constar el P. Villanueva en el tomo V de su «Viaje literario», que al encuadernarse hubo el descuido de truncar algunos folios, resultando que la oración propia de San Rufo no está en el lugar que corresponde, sino en el folio 61. Y lo mismo sucede con el Cánon de la Misa, como está allí anotado.
Es de creer que el Misal que nos ocupa debía destinarse para los Pontificales de los Prelados, y por eso se adornó con tanto lujo. Hay en el texto viñetas de muy buen gusto, según el estilo de aquel tiempo. Antes del Cánon se ven reproducidas las dos figuras del Cristo y del Salvador que están en las cubiertas; pero las del Cánon son de un dibujo más perfecto.
A propósito de estas figuras, se comprende que en aquella época debían estar muy en uso, al menos en esta iglesia; pues según veremos al reseñar otros Misales, casi todos los de aquel tiempo las tienen, con la particularidad de que aunque sean de dibujos más vulgares, todas concuerdan en el fondo, o sea en el Salvador, en el Cristo, y en las alegorías que tienen a los lados.

12. LAS CARTAS DE SAN PABLO. Un volumen en folio grande, en pergamino, de 626 páginas. Es del siglo XIII. Contiene las cartas del Santo, y los comentarios de Rábano Mauro. Este sabio escritor, a quien ya hemos citado en el Códice de número 2, nació en Maguncia por los años de 776, y fue Arzobispo de dicha ciudad. Comentó la Sagrada Escritura, y por ello en algunos otros Códices que contienen libros de la Escritura, hacemos mención de sus comentarios. También escribió un Martirologio, Homilías, y Poesías religiosas, entre las cuales está el Himno Veni Creator Spiritus.
El Códice que nos ocupa como objeto de arte caligráfico es de los más notables del archivo. Está escrito en tres tipos o letras distintas. En medio, con caracteres muy grandes, se hallan las cartas de San Pablo; y a los lados circuyendo el texto, hay dos clases de comentarios; unos inmediatos al
texto, y otros más separados de letra muy diminuta y escrita con suma perfección.
Así en este Códice como en algunos otros de la misma época, se observa en el escrito una circunstancia que merece notarse. Las líneas de lápiz que suelen servir de pauta, no están al pie de las letras, sino entre una y otra línea o sea en el medio. No se sabe el motivo de colocarlas en esta
forma. De todos modos revela un gran pulso en el escribiente, el hacer las líneas con tanta rectitud, sin que las letras lleguen hasta el lápiz. Al principio y al fin de este Códice faltan algunas hojas destruidas sin duda por la acción del tiempo.

13. ORACIONES DE LAS MISAS DE TODO EL AÑO. Un volumen en folio en pergamino, de 286 páginas. Es del siglo XIII. También hay un Calendario. Ante todo está el rito referente a la celebración del Sacramento del matrimonio. Se dice allí en primer lugar, que los matrimonios deben celebrarse públicamente, y que está prohibido celebrarlos: Desde el Adviento hasta la octava de Reyes. Desde Septuagésima hasta después de la octava de Pentecostés. Pero esto fue modificado posteriormente por el Concilio de Trento.
En los antiguos Códices solía ponerse alguna nota referente a hechos históricos. En el que reseñamos al final del folio 4.° se lee lo siguiente, que traducimos del latín. «Año 1352. El día primero de Agosto fue consagrado el Altar (o Ara) de San Esteban, por D. Bernardo, Arzobispo de Galatea» Este altar ahora no existe, y debió ser substituido por otro.
Después del folio 72, antes de los Prefacios de la Misa, hay una figura del Cristo y otra del Salvador, semejantes a las del Códice n.° 11, aunque el dibujo es de menos mérito, y los colores ya están muy deteriorados.

14. CAPÍTULOS Y ORACIONES DE TODO EL AÑO. Un volumen en 4.° mayor, en pergamino, de 368 púginas. Es del siglo XIV. Está escrito con caracteres muy grandes, pues se comprende que este libro servía para el Canónigo Semanero, y entonces los Maitines y Laudes eran por la noche. Llama la atención una oración propia, del rezo de Nuestra Señora de la Cinta, que está en una hoja de pergamino suelta, dentro de este Códice, al folio 173, escrita en letra que se conoce es de aquel mismo siglo. Esto manifiesta que ya se rezaba entonces dicha oración; lo cual confirma la tradición relativa a la aparición de la Santísima Virgen en esta catedral, y entrega de su Santa Cinta. Por ser un documento de mucho interés histórico lo copiamos literalmente. Dice así:

«Deus, qui Ecclesiam Dertusensem Beatissimae Virginis Maríae Visitatione et Cingulo decorasti; ejus nobis intercesione concede, ut cingulo fidei et puritatis accinti, a cunctis peccatorum nexibus eruamur . Per Dominum...»

En el Códice núm. 81 de que trataremos más adelante, y que también es del siglo XIV, se halla esta oración en el mismo Capitulario, sin estar añadida en hoja suelta.
Son de notar así mismo las oraciones de Santo Tomás de Aquino y de San Vicente Ferrer, que están al margen con diferente letra; y es porque cuando se escribió este Capitulario dichos Santos aún no habían sido canonizados.

15. DIÁLOGOS DE PEDRO ALFONSO, ex Iudeo Christianus.
Así consta en una nota antigua que hay al principio de este libro, lo cual indica que el autor era Judío antes de su conversión. Está en 4.° mayor prolongado, y tiene 232 páginas en papel cartulina. Es del siglo XIII. Hállase dividido en 12 títulos, que tratan de diversos puntos de la religión cristiana. Al principio el autor pone lo siguiente, que traducimos del latín: «La gracia del Espíritu Santo nos asista. Amen.» Y después añade: «En nombre de la Santísima y Divina Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, principia el proemio de Pedro Alfonso, de Judío Cristiano.» Al fin del libro repite esto mismo, e invoca otra vez la divina gracia.


lunes, 11 de marzo de 2024

Portfolio

     Ramón Guimerá Lorente, Moncho de Beceite, Beseit


kweichow moutai (licor chino)










Dante Alighieri (varios idiomas)